10 marchas que cualquier cicloturista debería hacer alguna vez
La oferta de pruebas cicloturistas es cada vez más amplia por lo que, en muchas ocasiones, resulta complicado elegir cual elegir. Te traemos una selección de las 10 marchas que, por sus recorridos, historia o peculiaridades no te puedes perder.
10 marchas cicloturistas más que recomendables
Ronde Van Vlaanderen Cyclo
La versión cicloturista del Tour de Flandes es, sin lugar a dudas, una de las marchas más multitudinarias de Europa, con ediciones que han llegado a contar con en torno a 20.000 participantes. La propuesta de conocer los míticos muros Flamencos de primera mano y, al día siguiente disfrutar a pie de carretera con las evoluciones de los ciclistas profesionales resulta tremendamente atractiva.
Cuenta con cuatro opciones de recorrido: 75, 144, 179 y 235 kilómetros, siendo el más largo de ellos prácticamente idéntico al que afrontan los profesionales. Por supuesto, tendremos en enfrentarnos a nombre como Koppenberg, Oude Kwaremont, Paterberg, Molenberg y demás muros adoquinados que, junto la pasión con la que se vuelcan los flamencos con su prueba, convierten a Flandes en una experiencia única.
Paris – Roubaix Cyclo
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Al igual que ocurría en Flandes, el día antes de la carrera masculina, y en coincidencia con la de las chicas, tiene lugar la versión cicloturista del Infierno del Norte. Una prueba que suscita amor u odio entre los cicloturistas pero no deja indiferente a nadie. La razón, por supuesto tenemos que buscarla en sus legendarios tramos de adoquín que convierten a la París – Roubaix en una marcha única.
Podemos elegir entre tres recorridos: 70 kilómetros, con inicio y final en Roubaix en el que si incluyen 8 tramos de adoquín, entre ellos Camphin-en Pévèle y Carrefour del Arbre. 145 kilómetros, también con inicio y final en Roubaix y 19 tramos de pavés que comienzan nada más y nada menos que atravesando el terrorífico bosque de Arenberg. Por último, la opción de 172 km sitúa su comienzo en la localidad de Busigny lo que nos permite, casi desde el comienzo, afrontar los mismos 30 sectores por los que rodarán los profesionales.
Maratona des Dolomites
9.000 participantes, más de 30.000 solicitudes al sorteo con el que se asignan los dorsales, 6 horas de cobertura en directo en la RAI, la totalidad de las carreteras por las que pasa la marcha cerrada al tráfico.
Son los datos de que posiblemente sea la reina de las marchas a nivel mundial. Y no es para menos cuando echamos un vistazo a su recorrido, una auténtica etapa dolomítica que en apenas 138 kilómetros acumula la espeluznante cifra de 4.230 m de desnivel acumulado que se reparten en los ascensos a Campolongo en dos ocasiones, Pordoi, passo Sella, passo Gardena, el terrible Giau y passo Valparola con el regalo final del Muro del Gato, que nos regala un rampón del 19% cuando ya nos veíamos en meta. Por suerte, los menos preparados pueden optar por el recorrido Medio Fondo, de 106 km y 3.130 m de desnivel, que obvia el paso por el Giau para dirigirse directamente a Valparola; y el conocido com Sella Ronda, primer bucle que efectúa la prueba y que en sus 55 kilómetros nos permite gozar de algunas de las estampas más majestuosas de estas montañas.
Quebrantahuesos
Nacida hace más de 30 años con la intención de reproducir el sabor de la Maratona o la Marmotte en el Pirineo oscense, la QH como se le conoce popularmente entre los cicloturistas es la marcha de nuestro país a la que todos desean acudir, la que marca tu estado de forma frente a tus compañeros de grupeta y la vara de medir que define tu nivel ciclista como el tiempo obtenido en una maratón establece el de los corredores a pie.
9.000 participantes toman las carreteras en torno a Sabiñánigo cada tercer fin de semana de junio para encarar ese recorrido de 200 kilómetros que prácticamente cualquier ciclista de nuestro país sabe recitar de memoria: Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca. Como es habitual en este tipo de pruebas, ofrece una opción más asequible, la Trepariscos que en sus 85 kilómetros, con los puertos de Cotefablo y Petralba permiten a los menos preparados disfrutar de la magia de los Pirineos.
Marmotte Granfondo Alpes
Hemos visitado los Dolomitas, los Pirineos, no nos podíamos dejar en el tintero los Alpes franceses y los míticos puertos recorridos innumerables veces por el Tour de Francia. De entre las pruebas que tienen su campo de batalla en esta cordillera es la Marmotte la que tradicionalmente aparece en las conversaciones cicloturistas.
No es para menos cuando en su durísimo recorrido de 177 kilómetros se ascienden 5.000 metros de desnivel con nombres tan evocadores como Col de Glandon, Col de Telegraph, Col de Galibier y el que seguramente sea el más icónico de los finales en alto, las famosas 21 curvas de Alpe d’Huez. Respecto al recorrido tradicional, existe la posibilidad de realizarlo en dos jornadas, haciendo noche en Valloire, a pie del Galibier lo que transfoma la prueba en dos etapas de 97 y 80 km respectivamente. Si por el contrario, nos sabe a poco la opción habitual, siempre podemos enfrentarnos a la versión Ultrafondo que eleva el kilometraje hasta los 226 km incluyendo una primera ascensión a La Sarenne, una de las caras ocultas de Alpe d’Huez, descendiendo hasta el valle y finalizando con la subida clásica.
Mallorca 312
Fuera de nuestras fronteras, la isla de Mallorca es un destino ciclista de primer orden. Durante los primeros meses del año, hordas de cicloturistas toman sus carreteras huyendo del duro invierno del norte de Europa y encontrando un paraíso de puertos, carreteras sinuosas y bellos paisajes que ha convertido a la Mallorca 312 en la prueba más internacional de cuantas se celebran en nuestro país.
En el menú de la prueba el reto de sobrepasar los 300 kilómetros, distancia que se completaba en las primeras ediciones cuando el recorrido realizaba una vuelta completa a la isla. Actualmente, para poder garantizar el cierre del tráfico, esa misma distancia se completa por la parte norte y oeste, aunque el protagonismo principal del trazado se lo sigue llevando el periplo por la Serra de Tramuntana, las montañas que ocupan el litoral occidental y que, con el mar a nuestros pies, nos ofrecen algunas de las estampas más bellas que podemos disfrutar sobre la bici a lo largo de los 10 puertos que tendremos que superar.
Tratando de dar opción a los menos preparados, la prueba añade un trazado de 225 kilómetros que al igual que su hermana mayor, recorre la totalidad de la Serra de Tramuntana pero evita el final rompepiernas hacia el Este de la isla. Por último, una opción de 167 km en la que también transitamos por gran parte de la Sierra aunque abandonándola antes para inicial el retorno al punto de salida.
Vuelta al Teide
Si en Mallorca buscábamos recorrer una distancia poco habitual, nos trasladamos ahora hasta Canarias para ascender hasta lo más alto, concretamente hasta los 2.361 m que alcanza la carretera que atraviesa el Parque Nacional del Teide en una inacabable subida de cerca de 40 kilómetros. Antes de eso ya habremos recorrido la parte norte de la isla con las ascensiones a Icod el Alto, Garachico y Baracán, además del indigesto aperitivo de Masca y sus 4 kilómetros de porcentajes imposibles que preceden a la subida al Teide. Un total de 175 kilómetros y 4.400 m de desnivel son cifras que asustan hasta al ciclista más entrenado. Por suerte, contamos con la ½ Vuelta al Teide, que inicia su trazado en la localidad de Santiago del Teide afrontando en sus 95 km únicamente la ascensión al coloso canario.
Nove Colli
Las colinas de la Emilia Romagna, las mismas carreteras que vieron entrenar al gran Marco Pantani, son el escenario de la que es, en dura pugna con la Maratona, la marcha más importante de Italia.
Al contrario que su hermana dolomítica, la propuesta de la Nove Colli es un durísimo trazado rompepiernas de 205 kilómetros que totaliza 3.840 m de desnivel en su nueve ascensiones. Puertos de no excesiva longitud, el más largo son 9 kilómetros, pero donde los porcentajes por encima del 10% se suceden. Al igual que el resto de pruebas, contamos con una opción reducida de 130 km que únicamente afronta 4 de las nueve subidas.
l’Eroica
No se trata de una prueba al uso sino que estamos ante la precursora de lo que hoy se da en llamar como marchas retro. Pruebas en las que es obligado utilizar bicis clásicas de acero con las palancas de cambios en el tubo diagonal y pedales de correas y rastrales en lugar de los habituales automáticos. Todo ello por supuesto aliñado con vestuario de época: maillots y culotes de lana, zapatillas de cuero con suela de madera, chichonera o gorra en la cabeza, etc. Un ambiente que nos traslada a esas fotos en blanco y negro, a ese ciclismo de los enormes kilometrajes y las grandes hazañas.
Todo ello en el incomparable entorno de la Toscana y sus inacabables colinas, transitando tanto por asfalto como por sus famosas carreteras blancas de tierra. Avituallamientos con productos de la la zona, pueblos enteros caracterizados y cientos de ciclistas con bidones de aluminio y tubulares anudados al pecho son una imagen de este deporte que merece ser vivida al menos una vez en la vida.