5 formas de arruinar tu participación en una marcha cicloturista
Descubre lo que no debes hacer si no quieres estropear esa cicloturista para la que llevas tanto tiempo entrenando.
Cómo fastidiarla una marcha en 5 sencillos pasos
Mayo, junio y julio son los meses en los que se concentran la mayoría de prueba cicloturistas del calendario. Seguro que muchos de vosotros lleváis meses preparando concienzudamente ese reto que os habéis propuesto. Pero, llega el día D y todo se va al garete quedando en nosotros un poso de decepción.
Tras una marcha lo habitual es hacer balance y tratar de analizar de forma objetiva cómo nos ha salido. En muchas ocasiones qué el final no sea el que deseábamos no depende de nosotros sino de factores externos que no podemos controlar. Poco hay que hacer en esos casos. Sin embargo, no son pocas las veces que, llevados por la euforia de la jornada o por una mala planificación somos nosotros los responsables de que las cosas no salgan como teníamos previsto. Estas son algunos de los errores más típicos que dan al traste con nuestros objetivos.
1. Ritmo excesivo
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No falla en ninguna marcha. Es darse el banderazo de salida y todo el mundo arranca como si en la cima del primer puerto se acabara la prueba. Sabemos que en el ciclismo la táctica cuenta tanto o más como nuestro propio ritmo y, a menudo, un pequeño sobreesfuerzo para integrarnos en un grupo puede significar que en un tramo posterior ahorremos muchas fuerzas.
No obstante, una cosa bien distinta es salir dando todo sin ser conscientes de lo que nos queda por delante. No es extraño ver a estos cicloturistas completamente desfondados en la parte final de la prueba.
La solución pasa por tener claros cuales son nuestros ritmos y la cabeza fría para dejar marchar a una grupeta en la que rodamos más rápidos de lo que vamos a ser capaces de aguantar. El medidor de potencia ,si lo llevamos, o el pulsómetro pueden ser ese ángel de la guarda que nos diga si vamos por encima de nuestras posibilidades. La experiencia en este tipo de prueba también será un importante factor que nos permita decidir si debemos seguir o levantar el pie. En cualquier caso, siempre es mejor pecar de conservador que acabar con un buen pajarón que incluso nos puede llevar al abandono.
2. No estudiar el recorrido
Cuando hablamos de las grandes marchas del calendario, el trazado no suele ser un problema. A menudo hemos leído sobre él tanto que, cuando llegamos a la marcha, tenemos la extraña sensación de haber estado allí antes.
La cuestión llega cuando acudimos a una marcha que transcurre por una zona que no conocemos y no es tan famosa como para que su trazado esté a la orden del día. La mayoría simplemente echan un vistazo al perfil de la prueba, que no siempre refleja la realidad, y se fijan en las características generales de los puertos que se ascienden: distancia, pendiente media, desnivel.
Si sólo nos quedamos en esos datos superficiales es muy posible que nos llevemos alguna sorpresa que nos suponga un gasto de fuerzas con el que no contábamos en forma de tramos aparéntemente llanos que son un rompepiernas plagado de repechos o secciones en las que la carretera se deteriora y nos obliga a un esfuerzo extra.
Hoy en día existen distintas formas de estudiar el recorrido con todo lujo de detalles sin movernos de casa. Gracias a la aplicación StreetView de google podemos recorrer cada metro de carretera para hacernos una idea del entorno, el tipo de asfalto o cómo son las curvas que vamos a encontrar en el descenso. También podemos consultar las páginas especializadas en altimetrías en las que encontraremos detallados los perfiles de cada puerto. Tampoco está de más analizar cómo suele incidir el viento en los distintos tramos de la prueba para saber donde es importante contar con el resguardo de un grupo.
3. No comer y beber lo suficiente, o hacerlo demasiado
En el ciclismo se suele utilizar la frase “comer, beber y a rueda” como representación de la táctica que nos permitirá llegar a nuestro destino sin incidentes. No os vamos a descubrir ahora la importancia de llevar una buena hidratación y alimentación durante las pruebas deportivas como forma de que nuestras fuerzas lleguen lo más lejos posible.
Pero, una vez más, el día señalado solemos olvidar esas pautas al vernos inmersos en la vorágine de la marcha, más preocupados en no perder una rueda que en tomar un gel o un sorbo de bebida isotónica. Es importante fijarse una rutina en la alimentación e hidratación, incluso hoy en día algunos ciclocomputadores nos permiten establecer alertas para que no olvidemos la necesidad de seguir aportando energías al cuerpo.
Sin embargo, también los hay que cometen el error contrario. Llegan a los avituallamientos de las marchas y se ponen a devorar y a beber como si finalizaran la travesía del desierto. Terminando en ocasiones con problemas estomacales que frustran su participación.
Además, hay que tener en cuenta que los alimentos que encontramos en los avituallamientos muchas veces no son los más recomendables para lograr el mayor rendimiento. Frutos secos salados, bebidas con gas, embutido o bollería sólo servirán para evitar que ingiramos nutrientes que sí son necesarios y retrasar la absorción de los que tomemos.
Una buena práctica es no tomar durante una marcha nada que no hayamos probado con anterioridad. Ya sean los geles o barritas que utilicemos o simplemente saber cómo le sienta a nuestro estómago tomar cierto tipo de fruta, un buen aporte de energía, durante la ruta.
4. No revisar la bici antes de la marcha
No es extraño ver, minutos antes de la salida, a quienes hacen cola delante del servicio de asistencia mecánica de las marchas buscando desesperadamente una cubierta, zapatas o un cable para el cambio.
La bici ha de estar en perfecto estado de revista antes de una prueba importante: limpia, engrasada y ajustada. Los puntos más críticos a vigilar son el estado de las cubiertas, el funcionamiento de los cambios y, sobre todo, los frenos. Que pastillas o zapatas tengan suficiente material y se encuentren en buen estado o, en el caso de los discos que no tengamos aire en el circuito que pueda modificar su funcionamiento cuando se calienten en las bajadas.
5. No hacer caso a la previsión meteorológica
Los pronósticos del tiempo en la actualidad son muy precisos si nos ceñimos a un plazo de hasta 48 horas. Aunque las zonas de montaña, donde habitualmente transcurren las marchas, puedan depararnos algunas sorpresas no es ninguna excusa no acudir a la prueba preparados para lo que vamos a encontrar, ya sea una jornada tórrida de verano en la que trataremos de elegir equipaciones más ventiladas y de colores claros para evitar acumular calor o nos espera una etapa dantesca con lluvia desde el primer metro en la que no debemos olvidar el chubasquero y valorar y vamos a usar ropa larga o corta.
Pese a todo ello, no es extraño ver en estas pruebas a quienes salen con lo mínimo y, en la bajada del primer puerto acaban acurrucados en el primer bar abierto esperando la llegada del autobús escoba.
A la hora de elegir la ropa adecuada tendrás que valorar la temperatura que se espera, el viento, la posibilidad de lluvia y el ritmo que tenemos pensado llevar. Por supuesto, la experiencia vuelve a ser un grado en esta faceta.
¿Has cometido alguno de estos fallos alguna vez? Os leemos en nuetras redes sociales.