5 zonas de España para perderse en bici
Cuando pensamos en lugares para una escapada den bici dentro de nuestro país a menudo siempre nos vienen a la cabeza las mismas referencias: Asturias, País Vasco, Pirineos, Alicante, Mallorca o Canarias son citas que aparecen de forma recurrente. Con una geografía tan montañosa, son muchos los rincones que ocultan carreteras de ensueño para recorrer a golpe de pedal. Ven a descubrirlos.
5 lugares para recorrer en bici más allá de los habituales
En España, con un gran porcentaje del territorio de carácter rural abundan las carreteras tranquilas por las que perdernos sobre nuestra máquina de dos ruedas. A ello le tenemos que sumar un terreno en el que, salvo en las grandes extensiones de la meseta castellana, siempre encontramos montes y pequeñas sierras que ofrecen buenos escenarios para disfrutar del ciclismo.
Tradicionalmente la fama se la ha llevado el norte de la península por el duro terreno que nos presenta la cordillera Cantábrica, ademas que la influencia del ciclismo profesional y los puertos que transita también tiene su peso en la elección. También los Pirineos, aunque sin tanto tirón como la vertiente francesa, han atraído las miradas de muchos. No podemos olvidar el interior de la provincia de Alicante, que ha cobrado inusitada fama en los últimos años gracias a las concentraciones que de forma regular llevan a cabo los ciclistas del pelotón. O las islas, destino ciclista de primer orden pero mucho más valorado fuera de nuestras fronteras que por estos lares.
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Sin embargo, hemos decidido alejarnos de estos lugares de moda y elegir 5 destinos más o menos cercanos, que podremos descubrir en un fin de semana y que, estamos seguros, te van a sorprender.
Cañón del Ebro
En el norte de la provincia del Burgos, haciendo una pequeña incursión en tierras cántabras y alargando hacia la localidad palentina de Aguilar de Campoo el río Ebro, tan sólo unas decenas de kilómetros tras su nacimiento, ha horadado un profundo cañón sobre la roca caliza jalonado de pequeñas localidades unidas por sinuosas carreteras.
No encontraremos grandes puertos en esta zona, pero tampoco un metro llano y alguna pequeña trampa para ascender desde el cañón al páramo circundante. Todo en un terreno de contrastes entre la frondosidad del fondo del valle y la aridez de la parte alta en un terreno de roca caliza que el agua y el viento han moldeado caprichosamente a lo largo de millones de años.
Más allá de dar pedales, la zona nos ofrece visitas tan peculiares como el precioso pueblo de Orbaneja del Castillo, colgado sobre una cascada que vierte sus aguas desde lo alto del cañón o el geoparque de Las Loras conocido por el intento de explotación petrolífera que tuvo lugar en los años 50.
Las Batuecas, Sierra de Francia
Cuando se busca la asociación entre ciclismo, provincia de Salamanca y montañas inmediatamente nos viene a la cabeza la Covatilla y las cruentas batallas libradas en las etapas de La Vuelta en sus laderas. No muy lejos de Béjar y su sierra aledaña, hacia el Oeste, encontramos el Parque Natural de las Batuecas Sierra de Francia, un pequeño macizo montañoso que concentra terreno duro de verdad para los que gustamos de sufrir y disfrutar a partes iguales sobre la bici con puertecillos cortos y machacones que hacen que la cifra del desnivel acumulado se vaya disparando casi sin darnos cuenta.
Entre ellos destacan por su su entidad el precioso portillo de las Batuecas, todo un primera y la ascensión a la Peña de Francia que ofrece un balcón privilegiado sobre toda la comarca.
El aspecto turístico tampoco es desdeñable con pueblos como Mogarraz, Miranda del Castañar o La Alberca que han sabido mantener prácticamente intacta su arquitectura tradicional y conservar una esencia cada vez más difícil de encontrar.
Sierra del Montsant, Montañas de Prades
Al igual que ocurre con Alicante, el interior de la provincia de Tarragona esconde una maraña de carreteras sin apenas tráfico y en perfecto estado que convierten la zona en un auténtico paraíso para perderse durante horas de pedaleo. Al igual que en la mayoría de pequeñas sierras que jalonan nuestra geografía, no cuenta con grandes puertos pero sí ese terreno de media montaña que no permite ni un metro de descanso.
A pesar de la dureza, se trata de un terreno muy pedaleable en el que no encontraremos grandes pendientes aunque, si lo deseamos, siempre podemos encontrar alguna encerrona como el ascenso a la Morera de Montsant que nos harán retorcernos sobre nuestra máquina.
Además de montar en bici, el tema turístico también lo tendremos bien cubierto, en especial si somos amantes del vino ya que estas montañas acogen la denominación de origen Priorat, una de las más reputadas en nuestros días por sus delicados caldos.
Hoces del Duratón
Ante la creencia de que Castilla es una llanura inhóspita, lugares como el cañón que el río Duratón escava a su paso por el noreste de la provincia de Segovia consiguen eliminar ese prejuicio de un plumazo formando un apreciado parque natural que ha ganado su fama por albergar una de las más importantes colonias de buitre leonado. Un cañón que, con sus paredes verticales de más de 100 m de altura se ha convertido en todo un icono.
Todo el entorno del parque está jalonado por estrechas carreteras sin apenas tráfico que nos ofrecen una buena selección de pequeños puertecillos que nos trasladan desde el fondo del valle hasta la llanura circundante que tiene su continuidad hacia la pequeña Serrezuela de Pradales por el norte y las primeras estribaciones de la Sierra de Ayllón hacia el sur que crean un terreno rompepiernas que se mueve en todo momento en torno a la cota de 1.000 m.
Como centro neurálgico, el precioso pueblo de Sepúlveda no sólo resulta la puerta de acceso perfecta para realizar pequeñas excursiones a pie por el parque Natural sino que que ofrece el trazado medieval de sus calles y sus delicias culinarias coronadas por el cordero lechal asado en horno de leña, el remate perfecto tras una dura jornada dando pedales.
Sierra de Cantabria, Rioja alavesa
A caballo entre las provincias de Álava, Burgos y la comunidad de La Rioja la Sierra de Cantabria jalona por el norte el valle del Ebro y presta su protección para las grandes extensiones de viñedos de la Rioja alavesa que producen algunos de los caldos que más fama atesoran en España.
Además del enoturismo, actividad estrella de la región, la bici encuentra por estos lares un campo de juego ideal con carreteras de escaso tráfico y envidiable asfalto en las que disfrutar plenamente del pedaleo.
Atravesar la sierra de Cantabria supone ascender desde la cota del valle en violentas subidas que en pocos kilómetros han de superar la divisoria de la montaña. Un paradigma que queda patente en puertos como Herrera, un clásico del ciclismo vasco cuyas rampas exigirán el máximo a nuestras capacidades ciclistas. Si no queremos sufrir tanto, ascensiones como Rivas de Tereso o Bernedo nos ofrecen la dosis justa de esfuerzo en un entorno donde se han forjado algunos de los mejores ciclistas del nuestro panorama profesional.