7 razones para comprar una bici gravel
El gravel ha pasado de ser una moda a una disciplina totalmente asentada gracias a la versatilidad de unas bicis con las que podemos hacer prácticamente de todo. Descubre por qué deberías probar esta modalidad y hacerte con una bici gravel.
Gravel, mucho más que una moda
Hace unos años, cuando las primeras bicis de gravel comenzaron a aparecer en los catálogos de las marcas, muchos eran los que pensaban que era el enesimo invento para vendernos una bici que no necesitábamos y que sería una moda tan pasajera como en su momento fueron las fat bikes.
Sin embargo, han pasado los años y lo que parecía una moda está ya totalmente asentado. Cada vez es más fácil ver bicicletas gravel en caminos y carreteras, los eventos gravel comienzan a proliferar con pruebas prestigiosas como la Unbound o la nueva Copa del Mundo de Gravel.
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Estas son las razones por las que deberías añadir una bicicleta de gravel a tu parque móvil.
1. Una bici para todo
Si descartamos los usos extremos, una bicicleta gravel nos permite hacer prácticamente lo mismo que una bici de carretera y que una bicicleta de montaña de XC/Maratón. Con una bici gravel podemos rodar a buen ritmo por carretera y adentrarnos en pistas de tierra y senderos no excesivamente técnicos.
También se convierten en una fantástica opción por su agilidad para moverse entre el tráfico de las ciudades si eras des los que utiliza también la bici como su medio de transporte.
Si además podemos contar con dos juegos de ruedas, unas montadas con cubiertas lisas de carretera y otras con cubiertas de tacos para usar fuera del asfalto, ampliaremos los márgenes de uso de forma que tendremos una bici que poco tiene que envidiar a las ruteras puras sobre la carretera y, fuera de ella, el límite lo pondrán antes nuestras capacidades técnicas que la bici.
2. La mejor opción para el Mountain Bike que practica la mayoría
Las bicicletas de montaña de hoy en día cada vez son más brutas. Incluso si nos fijamos en los modelos de XC/Maratón, vemos geometrías con direcciones superlanzadas y neumáticos con balones enormes.
Sin embargo, cuando salimos a los caminos vemos que la inmensa mayoría de los ciclistas ruedan principalmente por pistas de tierra, evitando las dificultades técnicas. No hay más que fijarse que las marchas más multitudinarias de nuestro país son pruebas como Monegros o El Soplao. ¿Se necesitan cubiertas de 2,3 y 120 mm de suspensión en cada rueda para rodar por una pista fácil? Evidentemente no.
Una bicicleta de gravel se ajusta mucho mejor a este tipo de uso y nos permite contar con una bicicleta más ligera y sencilla.
3. Perfecta para viajar
No se puede hablar del gravel sin hacer referencia al bikepacking. Y es que, las bicis gravel han reinventado el cicloturismo de alforjas de toda la vida con unas bicis adaptadas a este uso y marcas creando una serie de bolsas de transporte específicas para integrarse al máximo en las bicis llevando esta práctica a otro nivel.
Afrontar un recorrido de bikepacking nos permite disfrutar de una sensación de libertad inigualable en la que simplemente trazamos una línea en el mapa entre A y B, y nos dedicamos a seguirla sin importar si tenemos que rodar por asfalto o por caminos.
4. Mantenimiento sencillo
En la esencia de las bicicletas de gravel está mantener la sencillez inherente a las bicicletas de carretera.
Aquí no tenemos suspensiones o puntos de giro con rodamientos que mantener. La estructura general es similar a la de una bicicleta de carrertera. Incluso son más sencillas aún ya que en muchas bicis gravel se opta por transmisiones monoplato que simplifican todavía más el funcionamiento y el mantenimiento.
5. Mejorar la técnica
Las bicicletas de montaña de hoy en día nos permiten afrontar tramos que hasta hace unos años era impensable poder hacer montados sobre la bici. Sin embargo, cubiertas de gran balón y suspensiones hacen una parte importante del trabajo, volviendo a muchos ciclistas perezosos en lo que respecta al manejo de la bici.
Sin embargo montar por terrenos complicados en una bici gravel nos devuelve, como si de una máquina del tiempo se tratara, a los años 90. Una época en que aún no era habitual que las bicicletas de montaña tuvieran suspensión, las ruedas eran de 26’’ y la medida más habitual de cubierta era 1,95.
En esa época también se afrontaban trialeras y tramos técnicos pero era el ciclista el que tenía que leer constantemente el terreno y elegir la trazada más sencilla mientras amortiguaba las irregularidades con su cuerpo.
La bici de gravel nos permite volver a trabajar esas capacidades técnicas que, cuando volvamos a nuestra MTB, nos harán afrontar los tramos técnicos con mucha mayor solvencia y diversión que si dejamos que la bici haga todo el trabajo.
6. Permite afrontar rutas más largas.
La ligereza y el mejor rodar de las bicicletas gravel hace posible que nuestros recorridos puedan ser más largos. Esto nos permite abarcar más territorio ampliando las posibilidades de descubrir y enlazar los mejores caminos.
Un claro ejemplo de esto son los eventos y competiciones de gravel que habitualmente superan los 160, 200 e incluso más de 300 kilómetros.
A veces esto nos pone en la disyuntiva de qué bici elegimos para una determinada ruta. Por distancia escogeríamos la gravel, pero luego pensamos que disfrutaríamos más de ciertos tramos con la de montaña, pero claro, por distancia nos costaría mucho más llegar a estos tramos divertidos.
7. Son bicis divertidas
Rodar por pistas con una bicicleta de montaña puede resultar una actividad completamente soporífera. Sin embargo, todo cambia cuando afrontamos esos mismos recorridos con una bici gravel que nos permite rodar más deprisa y nos obliga a estar pendientes constantemente de las irregularidades del terreno.
Las bicis gravel conservan gran parte de la agilidad y velocidad de las bicis de carretera, haciendo que los recorridos sean más dinámicos. Rodar rápido, frenar fuerte, esprintar a la salida de las curvas o pedalear de pie con fuerza en los repechos son sensaciones muy adictivas.
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