¿A quién beneficia el Tour de Francia 2023?
Presentado el recorrido del Tour de Francia 2023, comienzan las quinielas y las especulaciones sobre quién puede ser su próximo ganador. El perfil de la prueba, con poca contrarreloj y totalmente opuesto a la propuesta que planteaba el Giro de Italia para su próxima edición hace complicado aventurar qué ciclistas pondrán su objetivo en el mes de julio.
Cuál es el perfil de corredor ideal para ganar el Tour de Francia 2023
Hace apenas unas horas que hemos conocido el recorrido de la edición 2023 del Tour de Francia y aún estamos mirando y remirando el recorrido para tratar de encontrar toda la esencia de su propuesta.
Por un lado se plantea un trazado de corte clásico, con muchas etapas llanas y de transición que permiten a los líderes afrontar los momentos clave con plenas garantías. Por otra parte, tras un inicio de cierta intensidad, por el terreno quebrado propio del País Vasco y la tempranera llegada de los Pirineos que si bien cuenta con jornadas duras, estas no parecen tener un diseño destinado a ser decisivo.
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Por cierto, unas etapas de transición que dejan múltiples oportunidades a los esprinters entre los que, esperemos, se encuentre Mark Cavendish, quién sigue a tan sólo una victoria de superar el récord de triunfos de etapa en el Tour de Francia de Eddy Merckx en la ronda gala, siempre y cuando encuentre acomodo en un equipo con opciones de participar en el Tour de Francia, algo incierto por la extraña situación que se vive en e seno del B&B Hotels – KTM el que, en teoría, será su próximo equipo.
Quedará para los Alpes, ya a caballo entre la segunda y la tercera semana, el desenlace de la carrera, de nuevo con etapas que si bien son duras, en cuanto analizamos los kilometrajes y la disposición de sus enlazados no parecen decisivas salvo, claro está, el etapón de Courchevel.
Entre medias, situada en un lugar totalmente atípico, justo en mitad de un bloque montañoso y tras la segunda jornada de descanso, la única contrarreloj que tendrá este Tour de Francia 2023. Un enfrentamiento contra el crono que claramente busca evitar grandes pérdidas para los menos especialistas, merced a un trazado quebrado que incluye dos pequeñas cotas en sus apenas 22 kilómetros.
Resumiendo, una propuesta de Tour de Francia que podría ser atractiva por sus constantes guiños a la historia de la carrera entre los que se recuperan llegadas en otro tiempo habituales y recorridos que nos retrotraen a las pioneras etapas de montaña de la grande boucle, y que sin embargo, en nuestra opinión se diluye en kilometrajes tirando a cortos y en algunas etapas de montaña que o bien son monopuerto o bien cuentan con un final dirigido a desincentivar la batalla desde lejos, en una búsqueda de que las diferencias sean lo más apretadas posible y que la carrera llegue abierta al desenlace final en los Vosgos.
Una propuesta de carrera que el Tour de Francia parece haber heredado de La Vuelta a España, prueba que también pertenece al entorno de ASO, propietaria de Unipublic y que, desde el punto de vista televisivo se ha demostrado como un completo éxito, no tanto en el deportivo al coartar cualquier atisbo de sorpresa en el desenlace en una obsesión de mantener la emoción hasta el último día de la carrera.
Dentro del ambiente ciclista el debate está nuevamente servido entre los decepcionados con el enfoque deportivo y quienes comprenden que el Tour de Francia es un producto, el más importante del mundo del ciclismo, al que hay que sacarle el mayor rédito. Siendo realistas, la prueba ya cuenta que los amantes y seguidores habituales de este deporte van a seguir cada minuto de carrera.
El objetivo que busca la organización del Tour de Francia con este diseño es por tanto atraer a las pantallas e incluso a las cunetas al aficionado ocasional cuyo único referente del ciclismo de competición es precisamente esta carrera. Si habéis estado alguna vez siguiendo el Tour a pie de carretera seguro que sabéis de lo que estamos hablando: no tiene nada que ver con ninguna otra carrera del calendario.
¿Quién ganará el Tour de Francia?
Tras este análisis del trazado, llega la pregunta del millón. La que invita a aventurar quién o qué perfil de corredor pueden alzarse con el preciado maillot amarillo en París.
Evidentemente, aunque alguno remolonee o se haga desear, al final, como ocurre siempre, el Tour es el Tour y allí estarán los mejores corredores del mundo en su mejor forma, pese a especulaciones como la que situaban a Jonas Vingegaard en la salida del Giro de Italia y que él mismo se encargó de desmentir hace unos días.
Si bien el trazado de la ronda transalpina se muestra más acorde para el brillo de los ciclistas de referencia del momento como puedan ser Pogacar, Vingegaar o Roglic que pueden sacar partido tanto de los muchos kilómetros contra el crono, como de las durísimas etapas de montaña que ha planteado el Giro de Italia, lo cierto es que seguramente estarán en la salida del Tour de Francia, descartando de antemano que ninguno doble participación, algo que se ha demostrado inasumible dada la exigencia del ciclismo actual.
De hecho el propio Tadej Pogacar declaraba tras la presentación que le gusta este recorrido en el que se priorizaba la montaña, destacando la importancia que tendrá una primera semana tan dura con las etapas de País Vasco, los tempraneros Pirineos y el cierre en el Puy de Dome, todo eso antes del primer día de descanso. Sin embargo, también aludía a la ausencia de etapas nerviosas con las que el pelotón del Tour vivió en tierras danesas o con aquella etapa del Tour 2022 sobre los adoquines de la París-Roubaix.
Por otro lado, el Tour de Francia, pese a no contar con una montaña tan decisiva como la planteada por el Giro, lo cierto es que ofrece un buen terreno para el control de la carrera por parte de un equipo fuerte que sea capaz de llevar a su líder hasta la parte decisiva de las etapas en las que hacer valer su propia fortaleza, con escaso margen para las sorpresas. Terreno propicio para que dos escuadras del poderío de Jumbo-Visma o UAE Team Emirates se batan el cobre y exhiban a sus patrocinadores.
Sin embargo, esta misma falta de montaña decisiva y, sobre todo, de contrarreloj, también abre la puerta a otros invitados que, quién sabe, quizás pudieran colarse en la fiesta de estos dos equipazos. Hablamos de ciclistas como Richard Carapaz, del que hay que esperar cómo será capaz de arropar EF Education-EasyPost, o de un INEOS Grenadiers siempre obligado a hacer un buen papel en el mayor escaparate del mundo y que espera con ansia que la recuperación de Egan Bernal sea completa y satisfactoria.
En España también nos frotamos los ojos ante las posibilidades que el escaso número de kilómetros contrarreloj plantean a un Enric Mas que, si es capaz de alcanzar el nivel de la última Vuelta a España, podría estar en disposición de pelear con los de delante.
En cualquier caso, tendremos que esperar hasta el mes de julio para disfrutar de lo que nos pueda ofrecer el Tour de Francia y que en la próxima temporada también añade un nuevo condicionante a la preparación de los ciclistas que no es otro que la disputa del Mundial de Ciclismo, en la macrocita que agrupará los campeonatos de pista y Mountain Bike en tierras escocesas y que tendrán lugar a mediados de agosto algo que, sin duda, atraerá a las carreteras francesas a muchos clasicómanos que pueden dar color a esas etapas de transición que propone la carrera.