La administración Trump elimina una estación de bicis compartidas que había junto a la Casa Blanca

Si muchos -por su iniciativa del Tour de Trump hace varias décadas- pensaban que Donald Trump estaba comprometido con el ciclismo, parece que se equivocaban. Eso se deduce de su última decisión, retirar una estación de Bikeshare (el sistema de bicics compartidas de Washington) cercana al lugar de trabajo del presidente americano, la Casa Blanca. 

La estación se estableció en el año 2010, durante el mandato del presidente Barack Obama, y era de uso exclusivo del personal de la Casa Blanca: estaba situada en los terrenos de esta, y no aparecía en los planos y los sitios oficiales de Bikeshare. Pero parece que al magnate y presidente no le agrada que sus subalternos pedaleen hasta su lugar de trabajo. 

Odiosas comparaciones

Las reacciones -cada acto de Donald Trump, por lo polémico de su figura, es revisada con lupa- no se han hecho esperar. El portavoz del Departamento de Transporte del Distrito se lavó las manos, asegurando que se limitaba a cumplir órdenes: "Recibimos una solicitud para que fuese retirada y la cumplimos, nada más". 

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Por su parte, algunos medios no han tardado en buscar paralelismos con la decisión adoptada por otro polémico presidente, Ronald Reagan, que en cuanto pisó la Casa Blanca ordenó retirar los paneles solares establecidos durante la administración Carter. 

Donald Trump, un presidente contra el ciclismo

Hay voces que aseguran que se debe al fracaso de su faraónico proyecto, el Tour de Trump, pero al fin y al cabo solo son conjeturas. Lo que habla por si solo son los hechos: el magnate de los negocios está acabando con toda relación entre el ciclismo y la administración. 

Eliminó las subvenciones a los programas Tiger, que ponían en marcha diversos proyectos relacionados con las infraestructuras para bicicletas, buscando mejorar la seguridad de los ciclistas y la vida de las comunidades afectadas. 

La eliminación por parte de la administración Trump de la estación de Bikeshare empleada por los trabajadores de la Casa Blanca no es una tragedia, pero si está cargada de un enorme valor simbólico que se refleja en sus planes presupuestarios. Unas previsiones en las que los ciclistas han pasado a ser un cero a la izquierda.