Beneficios de entrenar tras moto
El rodar tras moto es una técnica de entrenamiento utilizada por los profesionales desde tiempos inmemoriales. Una práctica que permite rodar a velocidades que sólo se alcanzan en competición sin la necesidad de un pelotón que nos arrope. Eso sí, requiere un dominio de la bici que no lo hace apto para todos los ciclistas además de confianza plena en el conductor.
Entrenar tras moto, la forma de ir más allá del límite en los entrenamientos
Aunque parezca extraño, la moto es una de las herramientas de entrenamiento de muchos ciclistas profesionales a la hora de dar los últimos retoques a su forma física antes de las competiciones. Una técnica de entrenamiento que lleva utilizándose desde hace décadas en el ciclismo, incluso en el pasado había competiciones con tramos tras moto, más allá de los velódromos donde aún sigue habiendo pruebas de esta modalidad.
Sin embargo, pocos entienden que es lo que aporta rodar tras moto más allá de suplir la rueda de otro ciclista o el pelotón. Una cuestión que al fin y al cabo se traduce en una palabra: ritmo. Y es que, cuando uno entrena en solitario, por mucho que se esfuerce, nunca es capaz de alcanzar los ritmos de pedaleo que se presentan en competición cuando vamos insertados dentro de un pelotón que rueda desbocado.
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Precisamente esa es la principal utilizad del entrenamiento tras moto: reproducir los ritmos de competición en los entrenamientos del día a día ya que el rebufo de la moto nos protege y nos permite acelerar hasta ritmos imposibles en solitario. Más allá del ritmo de competición, pedalear a esas velocidades obliga a hilar muy fino con el desarrollo y a pedalear constantemente a cadencias tremendamente altas, algo que, si no fuera a los ritmos que permite rodar tras moto moto no sería posible practicar fuera de la competición.
Aparte, entrenar tras moto aporta una mejora técnica cuando se tratar de saber protegerse al máximo del viento cuando vamos en pelotón, ayudando al ciclista a que sea capaz de rodar a apenas centímetros de lo que le precede, ya sea la moto u otro ciclista además de mejorar la capacidad de reacción cuando se pedalea a unas velocidades que pueden rondar los 60 km/h.
A la hora de entrenar tras moto moto es esencial que confiemos al 100% en el conductor de la misma. Lo más habitual es que sea un compañero ciclista ya que, sólo quien monta en bici es capaz de saber cómo fijar un ritmo constante, sin acelerones ni frenazos y de adaptar la velocidad cuando la carretera cambia de pendiente. Aparte, tiene que existir una cierta complicidad para, con apenas un gesto, el conductor sepa leer si tiene que acelerar el ritmo o bajarlo según las exigencias del ciclista.
Por supuesto, este tipo de entrenamiento se ha de realizar en carreteras totalmente controladas, de esas por las que apenas haya tráfico y de las que conozcamos cada metro de la misma. Ni que decir que jamás deberíais, como se suele ver cada cierto tiempo en redes sociales, realizar un tras camión o tras coche en carretera con cualquier vehículo que se nos ponga a tiro en la carretera, principalmente, aparte del peligro que implica, por estar prohibido según el código de circulación al no respetarse la distancia de seguridad y por no saber que va a hacer el vehículo.
Las variantes a la hora de realizar un entrenamiento tras moto moto son diversas. Se puede simplemente simular ritmo de competición rodando un determinado tiempo a ritmo constante tras moto la moto. Otros suelen utilizarlo tras moto un entrenamiento largo para realizar los últimos kilómetros del mismo a ritmo muy alto simulando el final de cualquier etapa llana. Finalmente, también puede resultar de gran ayuda para aquellos que quieran simular el lanzamiento de un sprint o realizar una serie en subida reproduciendo una aproximación a toda velocidad en la que los compañeros nos dejan en disposición para realizar nuestro movimiento. Las opciones son variadas pero, al fin y al cabo, se trata de tras motoladar al entrenamiento situaciones reales de la competición.
Obviamente, el entrenamiento tras moto resulta tremendamente exigente y requiere contar con un alto nivel de forma por lo que se suele emplear poco antes de las competiciones para dar ese punto final a la puesta a punto del ciclista.