Nueva BH GravelX, rendimiento y confort a partes iguales
Renovación total en la GravelX, la apuesta por esta disciplina de BH que si hasta ahora era una bici solvente, que cumplía sobradamente pero sin destacar, de aquí en adelante seguramente sea un modelo muy a tener en cuenta, sobre todo por aquellos que optan por un enfoque deportivo del gravel aunque no renuncian a afrontar largas kilometradas si el guion lo exige.
Sensaciones de carretera y comodidad de bici de montaña se dan la mano en la BH GravelX
Parece que las bicis gravel de competición están a la orden del día entre los últimos lanzamientos de las distintas marcas, prueba de que los eventos de gravel cada vez tienen mayor importancia y contar con una bici rápida se convierte en algo esencial para quienes quieren disputar los mejores puestos.
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La nueva BH GravelX deja claras sus intenciones a primera vista, con su aspecto aerodinámico, los tirantes posicionados bajos o el amplio espacio en el tubo horizontal unido a una dirección bajita. Ya, si nos fijamos en los detalles, observaremos que hay pocas concesiones a la vertiente aventurera y de bikepacking. Vamos, que es un cuadro limpio, sin roscas para portabultos u otro tipo de accesorios.
Sin embargo, el gravel no deja de ser una disciplina que se desarrolla sobre caminos, en muchos casos con piedra y terreno roto donde no sólo vale que la bici sea eficiente sino que ha de aislar en la medida de lo posible al ciclista del terreno, entre otras cosas, para no machacarle el cuerpo y permitirle rendir adecuadamente. Por mucha bici de competición que sea, tenemos que tener en cuenta que, por lo general, los eventos de gravel se disputan sobre distancias que muchas veces superan incluso los 300 kilómetros. Pasar tantas horas sobre la bici sólo es posible sobre una máquina cómoda.
Para lograr la absorción buscada, BH ha desarrollado para la GravelX el sistema antivibraciones SRS que se basa en unas vainas con una peculiar forma que deja un hueco en el medio para permitir la flexión controlada de las mismas. Algo similar ocurre con sus finos tirantes y con todo alrededor del punto de unión entre tirantes y tubo de sillín que actúa como si fuera el punto de giro de un hipotético sistema de suspensión. Según la marca es capaz de ofrecer un desplazamiento, dependiendo del peso del ciclista, entre 3 y 5 mm.
Esta capacidad de absorción del cuadro se complementa con la horquilla Air Bow Gravel, de similar diseño a la de sus últimos modelos de carretera pero, obviamente, con un laminado y cotas específicas para maximizar la capacidad de flexión fuera del asfalto.
Este elaborado diseño, por suerte no se cobra peaje en la construcción del cuadro, que gracias al proceso HCIM, en el que se utilizan fibras de alto módulo y carbono Ballistic, un tipo de carbono con el que se busca mayor resistencia a los impactos, se logra un bastidor de unos competitivos 1.050 g. Un cuadro que está diseñado para poder acoger cubiertas de hasta 45 mm, otra muestra más del enfoque deportivo de esta bici.
También siguiendo la tendencia actual, se ha avanzando en la integración. Por supuesto, el cableado es totalmente interno como ya es norma en prácticamente todos los nuevos lanzamiento. Al principio decíamos que esta bici no trae roscas para poder añadir accesorios sin embargo, en las pruebas de gravel siempre tenemos que llevar un kit mínimo que nos permita solventar cualquier problema que surja. Para transportar lo necesario, BH ha creado un compartimento en el tubo diagonal de esta GravelX.
Podremos encontrar esta nueva GravelX en 4 montajes diferentes, con 5 opciones de color de serie además de la posibilidad de personalizarla mediante el programa BH Unique, con unos precios que arrancan desde los 3.299 €.