La bicicleta cambiará el precio del metro cuadrado de las ciudades
Las influencias de la bicicleta no ocurren sólo en los individuos, sino también en las sociedades que habitan. Hasta tal punto, que se da por hecho que las bicicletas modificarán la tasación del suelo urbano.
La bicicleta cambia las ciudades y hasta el precio del suelo
Los efectos de la bicicleta en el individuo son excelentes. Los efectos de la bicicleta en la sociedad son sencillamente espectaculares. Cambian modelos de relación, planificación de entornos urbanos e interurbanos y hasta la filosofía que rige a una sociedad que ha decidido vivir pared con pared.
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Pero a menudo, todos estos aspectos parecen subjetivos, a pesar de que numerosos estudios avalan todas las externalidades positivas que presenta un dibujo de un plano urbano pensado para el peatón y las bicicletas.
Sin embargo, hay un factor que no admite juicio de valor por lo rotundo de las cifras: la bicicleta, y su impacto en los entornos urbanos, altera notablemente el precio del metro cuadrado en las ciudades.
Los primeros estudios al respecto se realizaron en la ciudad global por excelencia: Nueva York. Allí, se comprobó cómo el impacto de la implantación de las primeras rutas en bici por la ciudad supusieron una mayor venta, de hasta el 50%, en los comercios de los barrios por los que transitaban, y bajaron la siniestralidad en casi un 60%. El aumento de la bicicleta había supuesto además un casi 200% de usuarios, con los beneficios para los hábitos saludables que eso conlleva: el principal, también basado en estudios sobre el caso, el menor número de días por enfermedad, con hasta un 27% menos para los que se movían en bici.
Pero ahora, diversos estudios también confirman la revalorización del suelo por el que discurren en cercanía rutas ciclistas y vías que comunican la ciudad para moverse en estas dos ruedas. Un análisis llevado a cabo por el University College de Londres y publicado por la revista Cycling Industry, reflejaba que el efecto que se produjo supuso que los alquileres de particulares subieran en torno al 7,5% en estos nuevos barrios más verdes.
El caso español: impulso de la bicicleta, pero aún insuficiente
Hace pocas semanas se hacía pública la Estrategia Estatal de la Bicicleta, el primer plan oficial y exclusivo para la bicicleta que recibe fondos nacionales para el desarrollo de la movilidad en las ciudades sobre la bici. Son solamente 5 millones de euros, pero como decíamos en ese artículo, ese dinero es simplemente para planificación e implantación del plan, porque la bicicleta recibirá mucho más presupuesto de otros Ministerios.
Sea como sea, el caso español va con un poco de retardo, pero esta noticia generó una esperanza en ciclistas y en el sector en general. Pero queda mucho más por hacer.
Sobre todo, porque en España también se ha comprobado cómo la generación de carriles bici en entornos urbanos revaloriza el valor y la calidad de vida de los barrios de la ciudad. Eso sí, en el eterno debate sobre si construir infraestructuras ciclistas para que se usen; o ver si se usa la bici para construir, parece ganar la primera. Se ha comprobado que cuando se crean carriles bici de calidad y seguros, el uso de la bicicleta en entornos urbanos e interurbanos se dispara. Ejemplos como Zaragoza, Almería o Barcelona lo han puesto de manifiesto. Varios estudios científicos así lo avalaron también. Incluso los conductores de coches avalan esta creación, por el bien común.
De hecho, incluso la imposición de algunas tasas o impuestos a ciclistas, o incluso una especie de ITV en las bicis, no se ha visto con malos ojos por parte del sector, que ven así una forma de evitar cualquier excusa para no fomentar el uso de la bicicleta en las ciudades.
Ahora, que incluso la Universidad de Barcelona publicó un estudio sobre el beneficioso impacto de las ciclovías urbanas en el comercio local, ya nadie duda que cuando se habla del binomio bicicleta-ciudad, todo son beneficios.