Las empresas de bicis compartidas invaden la ciudad y no todo son ventajas
El modelo chino de bicicletas compartidas privadas está llegando a nuestro país. "Los Uber de las bicis", como se les llama de manera coloquial, iniciaron su desembarco el pasado mes de septiembre, y las principales compañías -oBike, Ofo y Donkey Republic- ya están operando dentro de nuestras fronteras.
Se trata de un concepto muy interesante, ya que permite el alquiler desde el teléfono móvil y una mayor flexibilidad a la hora de aparcarlas que los servicios públicos, pero sin embargo está dando muchos problemas en el extranjero. Varias ciudades en las que operan -especialmente en el caso de algunas chinas- se han quejado por la "dejadez e irresponsabilidad" que muestran estas compañías en la gestión de sus bicis.
Los problemas de las bicis compartidas
Escaso personal
Mientras que las bicis públicas de Madrid cuentan con uns 50 trabajadores para gestionar el trabajo, estas compañías -de momento- solo contratan a unas 10 personas por ciudad. Esto redunda, por ejemplo, en una deficiente atención al cliente.
Ausencia de mantenimiento
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Otra consecuencia de lo anterior es que el servicio de mantenimiento -a día de hoy- brilla por su ausencia. Las bicis averiadas no se reparan, o lo hacen con mucho retraso.
Confían en la buena fe del usuario
Sí, una inmensa mayoría de los usuarios harán un buen uso del producto, pero confiar en ello al 100% puede ser un grave error. Siempre habrá cafres que abusen del servicio, perjudicando al resto y a la propia compañía de bicis compartidas.
Acumulación de bicis
En muchas ciudades, chinas e inglesas, se ha producido un fenómeno curioso y molesto: la acumulación de bicicletas en la vía pública. El desorden y la escasa organización de estas empresas lleva a ver imágenes tan dantescas como que está insertada bajo estas lineas, tanto que las corporaciones municipales ya están exigiendo su retirada y que se dejen de suministrar nuevas bicis.
La única solución para evitar que los mismos problemas de estas empresas de bicis compartidas se produzcan en nuestro país a gran escala -las primeras quejas ya son una realidad- es crear una regulación específica para evitar que hagan y deshagan a su antojo, y que su dejadez redunde en el perjuicio de los ciudadanos. Los servicios de bicis públicas no son perfectos, pero mantienen una línea muy diferente.