Cadencia y dolor de piernas, así calculó Evenepoel el ritmo para ganar sin potenciómetro el Mundial de Contrarreloj
Un par de minutos antes de la salida de Remco Evenepoel en el Campeonato del Mundo de Contrarreloj de Zurich 2024 todo estuvo a punto de irse al traste. Una pedalada hacia atrás, con la cadena cruzada y una configuración de monoplato hicieron que esta se saliera. De repente cundió el pánico. Conseguiría Remco salir pero, a los pocos metros, se daba cuenta de que su medidor de potencia no funcionaba, una herramienta esencial para medir el esfuerzo en esta disciplina. Así pudo salvar Remco la jornada y conquistar un nuevo maillot arcoíris.
Las sensaciones y las referencias desde el coche salvaron el Mundial de Contrarreloj para Evenepoel
Hoy en día no hay disciplina más tecnológica y científica que la lucha contrarreloj, salvo quizás la persecución por equipos en pista que, al fin y al cabo, no deja de ser una crono. Todo está absolutamente medido y parametrizado. La densidad del aire, la aerodinámica trabajada durante años de ciclista y bicicleta, la incidencia del viento en cada punto del recorrido y el ritmo exacto al que hay que pedalear en cada tramo. Es por ello que, para obtener el máximo rendimiento hay que ceñirse minuciosamente a un plan de potencia que previamente se ha calculado en el ordenador.
Obviamente, Remco Evenepoel tenía el suyo estudiado al milímetro para volver a ser campeón del mundo cuando todo el plan comenzó a fallar. Estando en la salida se le quedaba sin conexión el potenciómetro, algo que, según indicaba el belga, es bastante habitual por el enorme ruido electromagnético que hay en las mismas con tantas señales de radio, televisión, móviles, cronometraje, gps… llenando el entorno.
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En estos casos el ciclista tiene automatizado mover las bielas para reactivar el medidor y que el ciclocomputador vuelva a detectarlo pero, claro, si llevas una configuración monoplato en unas bielas no diseñadas para ello -su equipo utiliza Shimano que no cuenta con grupo de carretera específico para monoplato- y encima la cadena está cruzada en uno de los piñones altos para salir lo más rápido posible lo más probable es que te pase como le ocurrió a Remco, que la cadena se salga.
Finalmente, tras los segundos de nervios, al haberse quedado esta atrapada entre el plato y el guiacadenas, el mecánico de Remco lograba volverla a colocar aún con un margen de medio minuto para recibir la señal de salida. Sin embargo, ya en los primeros metros se veía a Remco manipular el ciclocomputador, señal de que algo no iba bien. Casi una hora más tarde, ya con el maillot arcoíris sobre sus hombros, Remco explicaba en meta lo ocurrido.
“No me funcionaba el potenciómetro. Ha sido la contrarreloj más dura de mi vida” apuntaba el belga de forma contundente ante las cámaras antes de explicar que la comunicación con el coche ha sido esencial para haber podido lograr el mundial.
Tras unos primeros minutos de incertidumbre donde desde el coche pensaban que, a raíz del incidente de la cadena algo no estaba funcionando bien en su cambio, la cosa se tranquilizó “cuando supieron en el coche que no tenía problemas con los cambios sino que era que el medidor de potencia no funcionaba comenzaron a darme información constante de los parciales y la velocidad a la que iba”.
A Remco le tocó improvisar un plan, fiándose de sus sensaciones y de la información que iba recibiendo desde el coche para saber regular su ritmo. “Resultó ser la contrarreloj más difícil de mi vida. Al principio el plan era marcar las diferencias en la subida pero en vez de eso fui más despacio ahí. Arriba sentí que aún no había llegado al límite y apreté confiando en la cadencia y en el dolor de piernas. Resultó ser suficiente pero en los últimos kilómetros me resultó tremendamente difícil mantener la velocidad alta”.
Esto explica lo que se vio en carrera donde, en la cima de la subida, donde se encontraba el segundo punto de cronometraje Remco apenas aventajaba en 9 segundos a Filippo Ganna, una diferencia que en el tercer parcial se acrecentó casi hasta los 20 segundos. Momento en el que parecía que tenía la crono ganada. Sin embargo, en meta, apenas 6 segundos le separaron del italiano.
En cualquier caso, pese a la improvisación, las sensaciones que percibió Remco y el conocerse resultaron una táctica realmente precisa. Antes de la carrera, el plan de vatios establecido, según explicaba su compañero en la selección belga Victor Campenaerts era que haría un tiempo de 53 minutos. Pues bien, Evenepoel marcó en meta 53 minutos y 1 segundo. “No hay mejor ejemplo de dominio de la contrarreloj. Evenepoel es un metrónomo, un reloj suizo. En nuestra opinión, es su mejor actuación de este maravilloso año” sentenciaba Campenaerts.