Cómo han cambiado las bicis aero en la última década
Si volvemos la vista atrás, las bicis aero de ahora poco tienen que ver con las que copaban los catálogos hace 10 años. De considerarse un aspecto casi exclusivo de las bicis de contrarreloj o triatlón ha pasado a ser una necesidad para cualquier bici de carretera que se diseñe con la competición en mente, como la mayoría de los modelos tope de gama de las marcas, los mismos que los profesionales emplean en las mejores carreras del mundo.
La evolución de las bicis aero
Antes de empezar a ver la evolución de las bicicletas aero es necesario señalar la importancia que ha ido cobrando este aspecto en las bicicletas orientadas a la competición y el rendimiento. Tradicionalmente, la aerodinámica no era tenida en cuenta más que de forma limitada en las pruebas contrarreloj o más allá de que todo el mundo era consciente del ahorro de fuerza que suponía rodar a rueda de otros ciclistas.
Fueron los triatletas los primeros en ser conscientes de las posibilidades de mejora sobre la bici que ofrecía el cuidado de la aerodinámica. De hecho, del triatlón nacen los acoples de las bicis de contrarreloj que hicieron su aparición espectacular en aquel Tour de Francia de 1986 con un Greg Lemmond avasallador en las cronos que logró dar la vuelta a la carrera en la última etapa por tan sólo 8 segundos.
RECOMENDADO
Cuando Donald Trump se metió en el ciclismo: "El Tour de Trump será pronto tan importante como el Tour de Francia"
Lista completa con los ciclistas mejor pagados de 2024
Motivos para moverte con una eBike por la ciudad
Esta sesión de menos de 1 hora en rodillo te salvará el entrenamiento
¿Gafas por dentro o por fuera?
Ruedas de perfil: ventajas, inconvenientes y cuáles son mejores
Sin embargo, las bicis aero seguirían siendo cosa casi exclusiva de las contrarrelojes, eso sí, empezando una evolución que empezó a dirigirse hacia diseños auténticamente surrealistas que hizo que la UCI tomara cartas en el asunto y fijara unas reglas de cómo tenía que ser una bicicleta aero. Sin embargo, las bicis convencionales de carretera seguían siendo esencialmente eso, bicis convencionales.
Quizás podemos decir que los pioneros en introducir bicis aero de carretera, a finales de la primera década del siglo, fueron los canadienses de Cervélo, con aquellas recordadas Soloist que más tarde evolucionarían a la línea S que se mantiene en la actualidad. Otras marcas seguirían esa misma tendencia por, por ejemplo Canyon con sus primeras Aeroad.
Evolución constante
La aerodinámica de las bicis básicamente consiste en reducir la resistencia que estas ofrecen al paso a través de un fluido como es el aire. Una resistencia al viento que es el elemento que más se opone al avance de del ciclista, creciendo de forma exponencial según aumenta la velocidad. Se considera que a partir de unos 15-20 km/h ya comienza a tener una influencia significativa.
Dentro de esta resistencia, el 80% corresponde al ciclista, que puede mejorarla con una colocación mejor sobre la bici o usando prendas ceñidas y otros elementos como el casco que ofrezcan un mejor perfil al viento.
El otro 20%, una cifra nada desdeñable, sobre todo porque se mantiene constante al contrario que ocurre con el ciclista que se puede mover, cambiar de posición con la fatiga, etc., es atribuible a la bici. Aunque en muchos casos las ganancias que obtienen mejorando la bici, sobre todo en el caso de los modelos de carretera, pueden ser calificadas de marginales por su pequeña influencia, la suma de un montón de estos beneficios si redunda en una diferencia apreciable: ruedas, manillar, cuadro, bielas y platos… incluso la caja de poleas del cambio han sido objetivo de la búsqueda de una mejor aerodinámica.
Centrándonos en los cuadros en sí, las marcas de bicis, por aquel entonces sin tanto acceso a la tecnología y a los conocimientos del mundo aeronáutico comenzaron optando por lo básico: tubos en forma de gota de agua que se alargaban hacia una punta que terminaba fina. Cuanta más longitud, de este perfil aero, mayor era la ganancia obtenida. Así de simple, sin apenas más estudios que valorasen las mejoras y la influencia de cada elemento. Por lo demás seguían manteniendo las líneas generales de diseño de las bicis convencionales.
Los peajes de la aerodinámica
Sin embargo, pese a las ganancias que pudieran introducir las bicis aero en el rendimiento, la aerodinámica no era algo que saliera gratis a los diseñadores.
La introducción de tubos de perfil aero de gran perfil influía notoriamente en el comportamiento de la bici. Es mera cuestión de física. Si haces tubos muy estrechos y muy alargados, estos van a ser más flexibles lateralmente y muy rígidos a lo largo. Traducido a la bicis, esto significaba menos rigidez lateral y un tacto seco y poco absorbente, justo lo contrario que se busca en una bicicleta.
Además, añadir perfiles aero implica necesariamente una mayor cantidad de material lo que sumado a la necesidad de reforzar áreas como el pedalier, para compensar la mencionada falta de rigidez, se es algo que se traduce indiscutiblemente en un aumento del peso. Aparte, tanto tamaño de perfil en sentido de la marcha suponía que el viento lateral jugaba un papel importante y afectaba en gran medida al manejo de esas bicis.
La revolución
Por todo esto, el desarrollo de bicicletas aerodinámicas no fue grande, al menos no más allá de una mera cuestión estética hasta que en el año 2012 Scott lanzara su modelo Foil, una bici que presumía de grandes dotes aerodinámicas pero esquivando las limitaciones de los perfiles aero tradicionales.
Hasta ese momento la creencia se basaba en los perfiles derivados del mundo de la aviación y la creencia de que había que reducir la sección frontal al máximo. Sin embargo, cuando comenzó a normalizarse el uso de software de simulación de dinámica de fluidos y los estudios en el túnel del viento los ingenieros, algunos incorporados desde el mundo de la Formula1 donde la aerodinámica es parte fundamental, comenzaron a encontrar nuevos caminos.
Para aportar una reducción de resistencia no sólo existía la opción de un perfil largo y fino, de hecho, lo que era perfecto para un avión o un Formula1 no funcionaba de la mejor forma en una bici que se mueve a velocidades muy inferiores.
El arrastre aerodinámico se produce por diversas razones. A grandes rasgos, por la superficie frontal que ha de atravesar el aire, por las turbulencias que se generan a su alrededor o por el vacío que queda tras la bici al apartar ese aire. El perfil aerodinámico de los tubos hace que en vez de romper el flujo de aire, este se mantenga pegado a la superficie del tubo, acelerándose en el camino y saliendo y volviéndose a unir por detrás con las menores turbulencias posibles.
Pues bien, los estudios de Scott a la hora de desarrollar su Foil encontraron por un lado que se podía obtener un buen rendimiento con una parte frontal más ancha, algo que ya había popularizado Zipp con sus ruedas Firecrest, ya que era más importante la forma del perfil para que el flujo se mantuviera pegado a la superficie que el área frontal.
Por otro lado, lo mas importante, encontraron que recortando la cola y dejando el borde de salida plano el viento seguía manteniendo el mismo recorrido que si este existiera. Con ello lo que hacían era encontrar la solución a los problemas ya que podían hacer tubos más anchos que aportaran la necesaria rigidez a la bici y no tan largos que hicieran de esta una máquina inconducible, tanto por falta de comodidad como por los problemas con vientos laterales.
Como siempre que una solución funciona, esa es inmediatamente copiada por otros por lo que en las gamas comenzaban a aparecer bicis específicamente Aero, más o menos radicales, aunque las limitaciones impuestas por a UCI para las bicis de competición coartaban en parte la imaginación de los diseñadores e impedía que la cosa se desmadrara.
Cómo han cambiado las bicis
Aún así, lo que en una primera etapa eran bicis con un enfoque polivalente, dotes aero y un aspecto bastante convencional, vistas ahora, que en su momento nos parecieron un cambio tremendo, fue derivando hacia modelos específicos dentro de las gamas en los que cada vez se iban introduciendo nuevas soluciones que arañaran unos segundos al crono: integración de la potencia y la horquilla con las líneas del cuadro, tirantes anclados en la parte baja del tubo del sillín, parte trasera del tubo del sillín siguiendo el contorno de la rueda trasera, tubo diagonal ensanchado para evitar la influencia del portabidón o incluso pequeños flaps en las patas de la horquilla, o los cableados totalmente internos. La última, los deflectores introducidos por Bianchi en su nueva Oltre.
Unas soluciones funcionan y se acaban quedando, como los tirantes bajos, comunes en casi todas las bicis del mercado, no sólo por aerodinámica sino porque también simplifican la construcción de cuadros al permitir usar los mismos moldes traseros en todas las tallas. Otras soluciones, cuyo aporte es mínimo acaban desapareciendo al no suponer una mejora evidente.
El último gran cambio se produjo hace un par de años al relajar la UCI la normativa referida a las bicis aero y que obligaba a mantener unas proporciones entre la altura y la anchura de los distintos tubos. Esto ha permitido a las marcas ir mucho más allá y volviendo a usar perfiles más profundos aunque ahora, con los conocimientos adquiridos, ya no se renuncia ni a las parte posterior truncada ni anchuras más generosas para adecuarse también a los neumáticos actuales, cada vez más voluminosos y cuyo efecto en el flujo de aire e interacción con los tubos de la bici también se tiene en cuenta.
En cualquier caso, la generalización de la aerodinámica en todas las bicis ha llevado también hacia una curiosa involución, el de las denominadas aero light, bicis escaladoras con dotes aerodinámicas pero no tan radicales como los modelos más específicos. El caso más llamativo es el de Specialized, que mejoró tanto la aerodinámica de su Tarmac que acabó optando por eliminar del catálogo el modelo Venge al ser la bici escaladora casi tan aerodinámica como la específica y a su vez, bastante más liviana.
Otras como Trek mantienen ambos modelos en catálogo, optando por un lado por dotar de un buen comportamiento frente al viento a la escaladora y, por otro, radicalizando su bici aero, el modelo Madone, con unas líneas que no pasan desapercibidas.
Lo que es innegable es que las mejoras aerodinámicas son ya algo común en todas las bicis y que cualquiera puede beneficiarse en mayor o menor medida de ellas. Evidentemente, lo primero es lograr una buena posición en la bici y no llevar ropa holgada. Tras eso, la bici siempre va a estar ahí para sumar su granito de arena.