Así ha cambiado la bicicleta desde que se inventó
Desde que se inventó, la bicicleta no ha dejado de experimentar miles de cambios. Hoy hacemos un repaso al devenir de la bicicleta desde que le dieron vida hasta la actualidad.
El nacimiento de la bicicleta
Cada día, los amantes del ciclismo deberíamos dar las gracias porque una mañana de 1817 Karl Freiherr von Drais se levantase con ganas de unir unos tubos y ponerle unos pedales y dos ruedas. Desde ese día y hasta hoy, la bicicleta se ha convertido en un medio de transporte pero también en muchísimo más. Pero también ha experimentado cambios tremendos.
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Por supuesto, sobre la base, sobre el papel, sigue siendo el mismo concepto. Sin imágenes y si tuviésemos que describir qué es una bicicleta, diríamos que una estructura sobre la que se monta un sistema de engranaje para moverla a través del apoyo de dos ruedas en línea. Esa definición propia e improvisada puede describir perfectamente la bici del barón von Drais o tu propia bicicleta del siglo XXI. Pero, ¿cómo ha cambiado la bicicleta desde que se inventó?
Principales cambios de la bicicleta desde que se inventó
La draisiana, que es como Freiherr definió su invento, ya incorporaba dirección, pero hay otras muchas cosas que se le han ido añadiendo para mejorar este genial invento.
Quizá, la primera gran mejora fue la que hizo Pierre Michaux. Este francés incorporó los pedales al eje delantero y además hizo la primer mullet, con una rueda delantera notablemente más grande que la trasera. Comenzaron a fabricar este vehículo, que en pocos años recibiría el nombre de bicicleta, algo que ya no cambiará en los siguientes dos siglos.
Con esta imagen icónica de una bicicleta con una rueda delantera tremebunda, nos quedaremos durante varias décadas, hasta que Harry Lawson pensó que porqué tenía que ser así, con lo que diseño una nueva bicicleta con las dos ruedas del mismo tamaño y el eje de transmisión en la trasera. Fue como cuando a los automóviles le cambiaron la tracción trasera a la delantera, una revolución.
En todo ese caos, un tal John Dunlop (¿les suena eso de Dunlop de algo?) le metió aire a presión a un trozo de caucho circular y montó la primera rueda con presión. Aquello se adhería mucho mejor, se adaptaba a los baches mucho mejor.
De repente, contra todo pronóstico, se descubrió que de este modo la bicicleta era más estable, más segura y más rápida. Con esto último, con la rapidez, comenzaron los primeros problemas: controlar aquella máquina, sobre todo cuesta abajo, era un auténtico dilema. Había que añadirle algún tipo de sistema de reducción de velocidad, así que John Kemp Starley diseñó los primeros frenos, abriendo un nuevo cambo ciclista: el de la seguridad.
El gran boom de la bicicleta fue cuando se consideró deporte olímpico y, casi a la par, se celebró el primer Tour de Francia, en 1903, que ganaría Maurice Garin. Se le añadió capacidad de almacenaje y posibilidad de transportar cantimploras de agua. Ha llovido mucho desde entonces, pero eso supuso la entrada de lleno en la sociedad, su popularización y su utilización no sólo como medio de transporte sino también como práctica deportiva.
En todo el siglo XX, la bicicleta no dejó de mejorar: mejoraron los materiales de fabricación, que se descubrieron que podían ser más ligeros; mejoró el diseño, la geometría de los cuadros, para hacerlos más aerodinámicos; mejoró el sistema de frenado por zapatas.
Pero todo aquello se antojaba poco. Sólo se podía ir por caminos ya trazados. ¿Qué tal salirse del asfalto? Pues en la década de 1970 se empezó a probar la bicicleta offroad, el germen de las mountain bikes. Desde ahí, hasta el boom del mountain bike pasaron apenas 10 años. Las mountain bikes coparon un segmento nuevo. Pero faltaba algo: suspensiones. Trek presentó la primera delantera en 1987 y dos años más tarde se anunciaba la primera doble.
Entre los 90 y ya el pleno siglo XXI el carbono se acabaría imponiendo como material de fabricación de cuadros en todas las disciplinas. En 2010 ganaban terreno las primeras gravel y en 2015 llegó la hora de las e-bikes, principalmente para la movilidad urbana. Lo que ocurrió después… bueno, es lo que está ocurriendo ahora. Y el futuro sigue siendo prometedor, sin duda.