Arrancó el ciclismo en ruta de mayor nivel, pero ¿está realmente preparado contra el Coronavirus?
La Vuelta a Burgos 2020 supone la vuelta del ciclismo profesional tras unas circunstancias excepcionales e inauditas. La élite ciclista se citaba en Burgos para dar cuenta de una carrera que acoge a 14 equipos World Tour pero que estaba marcada en rojo en el calendario por otras razones muy distintas: ver cómo puede funcionar el nuevo modelo de ciclismo en una situación de pandemia.
Cómo fue la primera etapa de la Vuelta a Burgos 2020: el nuevo ciclismo durante el coronavirus
El nuevo tridente de Movistar (veremos si han aprendido de tridentes pasados) compuesto por Mas, Soler y Valverde, hará acto de presencia en esta Vuelta a Burgos 2020, en la única ocasión en que irá al completo a una competición. Está por ver cómo va este engranaje.
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El resto del pelotón que afronta esta Vuelta a Burgos 2020 está cargado de perfiles interesantes. Ciclistas como Gaviria o Evenepoel, este último en un año más para demostrar el futuro que promete. O las caras de segunda fila de un Team Ineos que se reserva todo para el próximo Tour de Francia 2020 y que se planta en Burgos con Sosa y Carapaz como cabezas de escuadra. Carapaz se estrena después de su flamante victoria en el Giro de Italia pasado en las filas de Movistar.
Y la etapa que daba el pistoletazo de salida a la Vuelta a Burgos 2020, entre la propia capital y Alto del Castillo, se planteaba como un rompepiernas cargado de falsos llanos durante casi 160 kilómetros. Pasados casi 100, a 60 de meta, cuatro escapados intentaban aguantar el arreón del pelotón: Jetse Bol, Gotzon Martin, Kiko Galván y Diego Sevilla. Pero tanto esfuerzo, tanto nerviosismo acabó de la peor forma, con una caída dentro del pelotón. Los primeros días ya se sabe: evitar problemas. No pudieron hacerlo Demare, Leemreize y Sebastián Henao, fuera de carrera a las primeras de cambio. Y dando gracias, porque la caída fue bastante fea y porque no fue la única: 10 kilómetros más tarde otro incidente, este de menor gravedad.
Y ahí atacó Evenepoel, y el chico está fuerte. Pero también es listo. Porque con más de 40 segundos, llegó el momento que el viento de cara era tan fuerte que literalmente paró para que el pelotón le cogiese. Se guardó, pero hizo una demostración de cómo romper un pelotón en un abanico.
Desde ahí y hasta el final, control absoluto, vigilancia total y llegada en grupo. En el último kilómetro, a unos 700 metros de meta en un final hacia arriba que empujaba a atacar a los que llegaran con fuerzas, Felix Großschartner pegó un hachazo de categoría. Con muchísima clase, midiendo muy bien la distancia, cogió 10 segundos que le sirvieron para llevarse esta primera etapa de la Vuelta a Burgos 2020 al ciclista del Bora. De lo más destacado, un Alejandro Valverde que entró tercero a 8 segundos.
En lo que respecta al protocolo Covid de la UCI, rueda de prensa ante un micrófono solitario y con mascarilla, y escueta entrega de trofeos. Y vuelta a la burbuja de seguridad y al aislamiento. Si el ciclismo ya era duro, mentalmente este año lo va a ser más para los ciclistas.
El protocolo de seguridad de la UCI para el ciclismo en 2020
Los protocolos de seguridad que implantó la UCI hace unas semanas comenzaron a funcionar antes del día de hoy, antes de la propia prueba. Porque el corredor del Israel Start-Up Nation Itamar Einhorn, que iba a participar en esta Vuelta a Burgos 2020 fue baja de última hora. Las razones: su compañero Omer Goldstein dio positivo por coronavirus, y esto provocó que Einhorn tuviese que ser puesto en cuarentena al haber estado en contacto estrecho con Goldstein.
Fue la primera prueba de que el protocolo parece funcionar. Test PCR muy periódicamente a los ciclistas y a los equipos y aislamiento ante cualquier contacto. Pero hay algo que es obligatorio recalcar: la UCI ha delegado en las autoridades locales esta responsabilidad y estas competencias. Veremos cómo va todo.
Claro que esto ha provocado que en esta primera etapa la sugestión del pelotón esté a flor de piel. Con el miedo de que Einhorn no sea el único en contacto con Goldstein, el protocolo sigue su curso pero las cabezas van por su propio camino, más aun viendo el mal ejemplo que otros deportes, como el fútbol, han dado esta última semana.
Pero esta Vuelta a Burgos supone mucho más, muchísimo más. Porque en la crisis mundial que hay instalada en torno a esta pandemia de coronavirus, y tras la suspensión o aplazamiento de todos los eventos ciclistas durante los últimos meses, la Vuelta a Burgos supone el pistoletazo de salida a una nueva forma de hacer ciclismo.
Los métodos de protección y cuidado que la UCI ha obligado a instalar con sus protocolos de seguridad, suponen una prima por encima de cualquier debate en torno al resto de aristas del debate: la seguridad y la salud de los ciclistas y los equipos está por encima de todo lo demás, incluso de la competición.