Qué puede aprender el ciclismo de la industria del automóvil

De todo se debe aprender, y el sector ciclista tiene mucho que aprender de otro gran sector de la movilidad, la industria del automóvil. Pero, ¿qué es lo que puede aprender de un segmento tan asentado durante tanto tiempo?

Qué puede aprender el ciclismo de la industria del automóvil

El crecimiento del sector ciclista en cuanto a volumen de negocio se refiere, es una realidad. Sin embargo, ¿es suficiente? ¿Significa eso que no pueda aprender de otros sectores que han crecido con ciertas similitudes en épocas pasadas? Pues es lo que muchos expertos creen que el ciclismo puede aprender del automóvil.

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El medio anglosajón Cycling Weekly se hacía eco de los testimonios que distintos profesionales expertos en la materia han vertido durante los últimos meses. La tónica general tiene un denominador común: aprender de la industria del automóvil para absorber la tremenda demanda y para adaptar la oferta a las necesidades sociales.

Es un resumen somero, que se puede desgranar aún más. Robert Dooley es uno de esos expertos citados por el medio, y está convencido de que gran parte del público que podría sumar en este sector ciclista no lo tiene como algo cercano, como algo conocido. Y, por lo tanto, la oferta se está olvidando de esta forma de pensar, de diseñar bicicletas conectadas a las demandas de la mayoría de las personas que ya van o que quieren empezar a ir en bicicleta.

Según él, el precio de entrada al ciclismo ronda los 300 euros, así que hay que diseñar una experiencia de compra acorde a ese precio y simplificar todo el lenguaje técnico que puede hacer perderse a un comprador novato.

El ciclismo debería aprender de la industria del automóvil

Pero este comité de expertos también tiene opiniones más arriesgadas y, sin duda, más controvertidas. Porque pone todo el foco en el diseño. Es decir, aprovechar el diseño para mejorar realmente la experiencia de los usuarios.

Se refiere a que, a menudo, para los ciclistas más aficionados y amantes de este deporte, una diferencia en el ángulo de cualquier parte de la geometría de una bici puede suponer una diferencia muy notable. O el grosor del termoformado de un cuadro de bici, determinante. O la variación de una horquilla, o su recorrido, un factor determinante de decisión.

Sin embargo, para la demanda que se prevé que el ciclismo debe absorber, todas estas cosas que hemos escrito son cuestiones muy secundarias y para nada determinantes en su decisión de compra y comienzo sobre una bici o mountain bike. ¿Qué valoran?

Otras cosas. Un diseño útil, práctico. Para que una persona no aficionada no tenga una sensación: ver 20 bicicletas de marcas distintas, pero ver 20 cuadros y diseños prácticamente idénticos. Eso complica el segmento para un inexperto, porque no sabe si está siendo engañado de algún modo, o si en realidad es él o ella quien no sabe apreciar esas diferencias, lo que transmite una complejidad que en realidad una bicicleta y el ciclismo no tienen.

Todo eso, han sido fases que el sector automovilístico ha ido superando. Mediante el diseño, en el que Dooley descarga toda la responsabilidad, el automóvil ha ido buscando e incluso creando la demanda, pero también descubriendo qué necesita y qué no un ciudadano de a pie.

Porque para estos expertos en automóviles, no se puede concebir a todos los ciclistas que compran una bici de 300 euros como iniciadores a rangos más altos. No, porque igual necesita esa bici y nada más, no piensa crecer como ciclista ni nada parecido.

Pone el ejemplo de los SUV, algo que ya aquí en Brújula Bike hemos comentado con anterioridad y que, sólo en parte, el sector del gravel y eléctrico está acaparando.

Y, por último, hacen alguna referencia al modelo de negocio. Algunas marcas se han adaptado a la perfección a los canales de venta online de un producto que tiene sus particularidades. Pero otras, están lejos de hacerlo por falta de convicción sobre algo que lleva ya dos décadas funcionando y que no para de crecer.

Consejos nada más. Siempre bienvenidos seguramente, con tal de mejorar un sector con un presente abrumador pero un futuro por explorar.