La clave contra el alzheimer podría estar en el ciclismo y otros deportes
Así es. El debate en torno a la irisina se va cerrando: puede ayudar frente al alzheimer y otras enfermedades neuronales.
Y es que llevamos más de un lustro en el que ha habido opiniones (y hechos) enfrentadas en relación a esta hormona. Pero las últimas investigaciones indican que efectivamente tiene algunas propiedades muy interesantes y beneficiosas para el cuerpo humano. Te contamos más.
La irisina, el alzheimer y el ciclismo
¿Qué es la irisina? Esa es la primera pregunta, claro. Pues se trata de una hormona que generan los músculos al realizar cualquier tipo de ejercicio. En realidad, sería más correcto decir que existe en el organismo, pero aumenta su presencia durante el ejercicio. Los cambios estructurales y metabólicos que se producen durante la realización de un ejercicio, como puede ser el ciclismo, activan su presencia.
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El debate se abrió allá por 2012, cuando la prestigiosa y conocida revista científica Nature publicó su descubrimiento. En un artículo, varios científicos de la Universidad de Harvard investigaron sobre el metabolismo celular, y descubrieron su presencia en la circulación de la sangre, así como que ante la presencia de ejercicio físico sus niveles se disparaban considerablemente.
Otros grupos de científicos no dudaron de su existencia pero sí de su carácter hormonal. Pero estudios posteriores confirmaron que se trataba de una hormona, a pesar de que su proceso de formación era distinto al común de sus semejantes.
Pero, ¿y qué hace la irisina con el alzheimer y qué tiene que ver con el ciclismo?
Pues es sencillo: el ejercicio físico en general, y el ciclismo en particular, propician su creación en abundancia. Y su presencia en sangre actúa a modo de protección de nuestro sistema cognitivo y neuronal, precisamente el origen del alzheimer.
Estas conclusiones se derivaron de otro estudio, este hace apenas meses. Varias universidades ahondaron en el análisis de la irisina y sus consecuencias en el alzheimer: la Universidad Federal de Río de Janeiro, la Universidad de Queen (Canadá) y la Universidad de Columbia neoyorquina colaboraron para aportar luz sobre esta hormona. Aquí es donde entran el ciclismo y el alzheimer: demostraron primero en ratones y luego en seres humanos no solo su presencia, sino que era producida a través del tejido muscular como consecuencia de un ejercicio (como el ciclismo), y que propicia mejoras muy considerables ante la obesidad, la diabetes u otras alteraciones del metabolismo, así como frente a problemas o riesgos neuronales (como el alzheimer).
Estos avances, publicados hace unas semanas en la revista Nature Medicine, demostraban que con la edad la cantidad de irisina aumenta en el hipocampo, excepto en pacientes de alzheimer, en los que se producía una falta o ausencia de la misma. Por lo tanto, el ejercicio en estos casos provocará su generación y una mejora para la defensa ante el alzheimer. Y el ciclismo tiene muchas posibilidades, porque en estático sobre todo puede practicarse en casi cualquier momento de la vida: se practica sentado, pero requiere una alta actividad muscular.
Es la primera evidencia que demuestra científicamente que el ejercicio físico, como el ciclismo, previene el alzheimer. Así que sabíamos que practicar ciclismo era positivo para tu salud, pero día a día no dejamos de sorprendernos cuánto. Una razón más para salir en bici que plantea una gran paradoja: disfrutar de momentos únicos en bici te ayudará a no olvidarlos nunca.