Claves para elegir tu manillar de carretera
El manillar es uno de los tres puntos de contacto entre la bici y el ciclista. Elegir el manillar de carretera que mejor se adapte a nosotros es esencial para evitar molestias.
Guía para elegir tu manillar de carretera perfecto
De los tres puntos de contacto entre el ciclista y la bici: pedales, sillín y manillar, este último es quizás el que más influencia tiene en la colocación del ciclista. Más allá de las molestias físicas que pueda causarnos una elección incorrecta, como dolor de brazos y muñecas o adormecimiento de las manos, el manillar de carretera tiene influencia directa en la seguridad, al afectar directamente al control que tenemos sobre la bici y cómo accionamos los frenos.
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No es extraño ver ciclistas, con manillares poco aptos para su fisionomía y estilo de ciclismo que han de colocar las manetas en posiciones extremas para poder tener una posición cómoda. Una ubicación que luego hace imposible que puedan llegar a las palancas de freno si se agarran en la curva del manillar, con lo que pierden el agarre que más control y más seguridad nos ofrece en los descensos.
Las medidas del manillares
A la hora de elegir el manillar de carretera perfecto hemos de conocer en que es lo que define los distintos manillares que hay en el mercado. Lo primero a tener en cuenta son las medidas del manillar.
Hay tres cotas principales que definen cómo es un manillar: el alcance, que es lo que avanza el manillar desde su zona horizontal hasta el extremo más adelantado que marca la curva; la caída, o lo que baja en vertical el manillar desde el tramo horizontal hasta el extremo; y la anchura que dependiendo de cada marca se puede medir en los extremos o en la zona de la curva.
De las tres medidas, tanto el alcance como la caída tienen una influencia directa sobre la colocación biomecánica del ciclista y han de ser tenidas en cuenta cuando sustituyamos el manillar de nuestra bici por uno nuevo. Por su parte, la anchura no es tan crítica e influye más en el comportamiento que queremos lograr en nuestra bici.
Tradicionalmente, se ha elegido el ancho del manillar en coincidencia con la anchura de hombros del ciclista. Sin embargo, la llegada del gravel ha hecho proliferar manillares de mayor anchura, con los que se consigue mayor estabilidad y modelos con flare, es decir, con las puntas más o menos abiertas respecto a la zona de anclaje de las manetas que permiten lograr una posición más abierta cuando nos agarramos en la zona inferior.
En el otro extremo, entre los ciclistas de carretera más deportivos la tendencia actual es a utilizar manillares cada vez más estrechos. La razón de esto es por la búsqueda de una posición más aerodinámica y, por otro lado, lograr mayor agilidad de manejo a la par que ser más estrechos permite buscar mejor los huecos cuando se rueda incrustado en un pelotón.
Posición de las manetas
Otro del os aspectos a tener en cuenta es cómo se integran las manetas en la forma del manillar. En los manillares tradicionales, la colocación de las manetas quedaba por debajo del tramo horizontal ta que estos contaban con una gran caída. Muchos ciclista, para lograr una posición más cómoda, subían las manetas, sin embargo, esto alejaba la punta en la zona de la curva haciendo imposible llegar a la palanca de freno cuando uno se agarraba abajo.
En la actualidad los manillares suelen prolongar su tramo superior y diseñar la curva de forma que la transición con la maneta se realice de forma horizontal lo que facilita y hace más natural el agarre, incluso si tenemos manos grandes, en la posición que más utilizamos durante nuestras rutas.
Además, la curva se diseña para que se aproxime al máximo a la maneta y así hacer más sencillo el accionamiento de cambios y frenos cuando nos sujetamos en la parte inferior.
Por otro lado, ha aumentado la variedad de cotas disponibles con modelos de medidas compactas que reducen el alcance y la caída para proporcionar una colocación más asequible a la mayoría de ciclistas.
Sin embargo, también han aparecido otros problemas nuevos, derivados de la integración que impera en las bicis más novedosas. En muchos casos, no tenemos otra opción que utilizar el propio manillar de la marca o el conjunto manillar y potencia integrados que se diseñan para mantener las líneas de la bici y guiar de forma efectiva los cables de forma totalmente interna.
La mayoría de marcas disponen de suficientes opciones de anchos y longitudes de potencia, sin embargo, no tenemos posibilidad de escoger el alcance y caída más adecuados por lo que no queda más remedio que adaptar la posición del ciclista jugando con otros parámetros como la longitud de potencia o los separadores en la dirección.
Aluminio o carbono
Como en el resto de componentes de las bicicletas actuales, el carbono ha ido imponiendo su presencia también en los manillares de carretera. Menor peso y una mejor filtración de las vibraciones que provienen del terreno son sus principales fuertes.
Sin embargo, los manillares de aluminio aún tienen mucho que decir. A menudo son más rígidos que sus homólogos de carbono, de hecho, muchos ciclistas profesionales prefieren este material en el manillar de su bici cuando pueden elegir. Aparte, su precio es notablemente inferior al de los modelos de carbono siendo la diferencia de peso, si elegimos modelos de aluminio de calidad, muy escasa.
Otra de las ventajas de los manillares de carbono es la mayor flexibilidad a la hora de definir la forma del mismo que permite que se hayan ido normalizando modelos de líneas aerodinámicas con la parte superior perfilada y que cuentan con detalles como un pequeño escalón que evita el salto entre donde finaliza la cinta del manillar y el resto.
Como en otras ocasiones, si habéis decidido cambiar el manillar de vuestra bicicleta, antes de comprar con los ojos os recomendamos que acudáis a un biomecánico que compruebe vuestra posición sobre la bici y os recomiende aquellos modelos que mejor se adapten a vuestra fisionomía. Vuestras manos, cuello y espalda seguro que lo agradecerán cuando llevéis 5 o 6 horas pedaleando.