Todas las claves de la victoria de Van der Poel
Con la victoria en el Campeonato del Mundo de Ciclismo 2023 disputado en Glasgow, Mathieu van der Poel pone el broche de oro a una temporada de ensueño en la que hay que añadir también el Mundial de Ciclocross además de dos monumentos: Milan-San Remo y París-Roubaix y que engrandece aún más su leyenda.
Mathieu van der Poel un arcoíris buscado a conciencia
Queda muy fácil decir que Mathieu van der Poel es el nuevo Campeón del Mundo de ciclismo porque es el que más ha trabajado para ello, sin embargo, en su caso, es una victoria que no sorprende a nadie visto no sólo cómo se ha desarrollado la temporada sino también el tipo de ciclista que es y su trayectoria hasta aquí.
Tenemos que volver la vista atrás a su debut en unos mundiales, concretamente en 2019 bajo la lluvia de Harrogate donde Mathieu van der Poel sufría un tremendo pajarón que lo dejaba fuera de juego cuando se postulaba para hacerse con el arcoíris en su debut. Quizás desde entonces el mundial se convirtió en algo personal pese a que no participara en improvisado mundial de 2020 y tampoco consiguiera entrar en la disputa por las medallas en el disputado en Flandes. El año pasado tenía que haber sido, pero el incidente en el hotel de Wollongong nos impidió saber si hubiera sido capaz de hacer frente a Remco.
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Su temporada este año ha ido encaminada a dos objetivos bien definidos. Por un lado las clásicas, obligada cita para un ciclista de sus características, que se saldaron con primeros con la fantástica victoria que nos regaló en Milán-San Remo y la no menos espectacular que cosechó sobre los adoquines de la París-Roubaix a las que hay que sumar los segundos puestos de E3 y Tour de Flandes. Casi nada.
Y desde ahí, desapareció hasta el mes de junio, donde reapareció ganando, más por el nivel escaso de la prueba que porque fuera un objetivo, el Baloise Tour. De ahí al Tour de Francia donde apenas lo vimos destacar más que para hacer varios lanzamientos memorables para las victorias de su compañero Jasper Philipsen. Un Tour de Francia al que fue con la idea clara de entrenar como se vio con algunas arrancadas o meterse en algunas fugas para luego descolgarse sin motivo aparente.
Mathieu tenía claro cuál era su objetivo y se centró en dar todo en el día D. Él mismo declaraba al concluir la carrera “Esto significa todo. Una de los mayores objetivos que me faltaban. Ganar hoy es increíble y prácticamente completa mi carrera”. Una leyenda que aún podría acrecentar el próximo sábado donde tomará parte en el Mundial de XCO aunque ahí la victoria es muy complicada por salir en el final de la parrilla de salida y llevar mucho tiempo sin competir sobre las ruedas gordas. En todo caso, tratará de buscar el Top10 que le permita estar presente en esta modalidad en los Juegos Olímpicos de París. Y bueno, quién sabe si lo volveremos a ver, a final de temporada, disputando el Mundial de Gravel donde tendría otra oportunidad de sumar un nuevo arcoíris a su coleción.
El lugar perfecto
En la victoria de Van der Poel también ha jugado un importante papel el circuito diseñado en las calles de Glasgow. Prácticamente un recorrido de critérium, estrecho, plagado de curvas y salpicado de empinadas subidas y descensos. Tremendamente técnico y que algunos calificaron como de una carrera de ciclocross sobre asfalto.
De hecho, antes de la misma, podíamos leer declaraciones como las de Benoit Cosnefroy antes de la carrera que se quedaba a gusto “La persona que ha diseñado el recorrido es un friki, ¿no? Seguro que estaba borracho y nadie le dijo ‘se te está yendo la olla, estás yendo demasiado lejos’”
Un recorrido en el que Mathieu se sentía como pez en el agua haciendo eso que hemos visto tantas veces en las carreras de ciclocross de tensar para torturar a sus rivales a la salida de cada curva y en el que, mientras los demás se desgastaban, si no que se lo digan a Remco Evenepoel que iba descolgándose en cada látigo por sus carencias técnicas, él iba disfrutando y viendo como cada vez quedaban menos rivales por mera selección natural.
De hecho, cuando se produjo la arrancada definitiva, su gran rival Wout van Aert no fue capaz de reaccionar “Mathieu fue el mas fuerte. Estaba a su rueda y sólo lo pude aguantar 10 segundos. Entonces exploté. Tenía la sensación en ese momento que Pogacar y Pedersen tambien entendieron que el segundo puesto era lo máximoa lo que podíamos aspirar”
La suerte del campeón
Otro de los momentos claves de la prueba fue la caída que Mathieu sufrió cuando iba destacado hacia la victoria y que por unos momentos nos hizo pensar en tragedia. Por suerte, no se hizo daño y rápidamente se levantaba aunque con la zapatilla derecha dañada al romperse uno de los cierres Boa. Por suerte no se vio ante la tesitura de tener que esprintar, imposible con las zapatillas sueltas.
El terreno mojado hizo que resbalara suavemente por el asfalto y, por suerte, la bici quedó por delante, siendo ella y no su cuerpo quién frenó contra las vallas. También suerte que la bici no resultara dañada lo que le hubiera supuesto, casi seguro, perder los 30 segundos de ventaja que llevaba en esos momentos. “No fui un estúpido. No estaba arriesgando. De repente estaba en el suelo. En ese momento me enfadé conmigo mismo porque no estaba arriesgando, sólo tenía que mantenerme sobre la bici, pero no lo logré, estaba muy resbaladizo. Si me hubiera costado la victoria no hubiera dormido en un par de días”.
Quizás también hay que agradecer a la suerte el parón que se produjo en la primera parte de la carrera a causa de unos manifestantes que bloquearon la carretera y que tuvo parada la prueba cerca de una hora. Un tiempo que Van der Poel aprovechó para acercarse hasta una granja cercana para usar el baño y aligerar unos cuantos gramos que, ya sabemos, a estos niveles las ganancias marginales cuentan mucho.