Cómo desmontar los "argumentos de cuñado" contra los ciclistas
Es habitual encontrar en las redes a quienes se oponen a la presencia de las bicis en carretera, siempre repitiendo un discuros simple que parece convencer a bastante gente. Aquí le damos respuesta a los más oídos.
Cómo acabar con el discurso antibicis
Las bicicletas son vehículos, según se reconoce en el código de circulación, y como todos los vehículos tienen derechos y obligaciones a la hora de utilizar las vías públicas.
No obstante, una situación se repite cíclicamente en las redes sociales que resulta cuanto menos preocupante para quienes montamos en bici.
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La Dirección General de Tráfico, la Guardia Civil o alguna otra cuenta ponen una publicación a modo de recordatorio a los conductores sobre las normas que atañen a los ciclistas, por ejemplo, indicando que hay que respetar un metro y medio de separación a la hora de adelantar.
Automáticamente, a los pocos minutos, aquello se llena de respuestas por parte de cuñados y haters que, furibundos, atacan a quienes circulamos por la carretera sobre nuestras bicis.
Muchos se limitan a pedir la prohibición de las bicis en carretera, utilizando argumentos recurrentes, que son fácilmente desmontables ya que, a menudo, son fruto del desconocimiento de las normas vigentes. Hemos recogido los más habituales para que sepáis como responder a quienes os quieren sacar de la carretera ya que, lamentablente, esta desagradable situación también la hemos encontrado en el mundo real, por ejemplo, cuando en una comida familiar o cualquier tipo de evento social con gente ajena al mundo de la bici.
Van por la carretera sin seguro
“Los ciclistas pedalean por nuestras carreteras y no tienen seguro mientras que yo en el coche tengo que contratar uno obligatoriamente”.
Efectivamente, las leyes vigentes no exigen la contratación de un seguro obligatorio a quienes circulan en bici por las vías públicas. Sin embargo, ello no quiere decir que no estén aseguradas.
El seguro obligatorio en los coches está destinado a cubrir, principalmente, la Responsabilidad Civil en caso de accidente, es decir, los daños que podamos causar en un accidente del que somos responsables.
En el caso del ciclismo, en 2021 hubo 77.972 federados según datos oficiales de ministerio de Cultura y Deporte, lo que implica que esos ciclistas sí cuentan con un seguro de Responsabilidad Civil. Aparte, en el caso de ciclistas no federados, muchos son los que cuentan con un seguro de accidentes privado e incluso, muchos desconocen que la mayoría de seguros de hogar ofrecen cobertura de la responsabilidad civil en accidentes fuera del hogar, incluido cuando pedaleamos en bici.
Por tanto, son apenas una minoría residual los ciclistas que no tienen algún tipo de cobertura de los daños causados en caso de accidente.
La mayoría de seguros de hogar ofrecen cobertura de la responsabilidad civil en accidentes fuera del hogar, incluido cuando pedaleamos en bici.
Los ciclistas no pagan impuesto de circulación
Los vehículos motorizados por el mero hecho de serlo están sujetos al llamado Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica que tradicionalmente se ha mal llamado Impuesto de Circulación, generando la falsa creencia de que el abono de esa tasa es la que da derecho a circular por las carreteras. Incluso la DGT utiliza esta denominación en su página web.
Este impuesto, que es una de las principales fuentes de financiación de los ayuntamientos, grava a los vehículos de motor (tracción mecánica) en función de cálculo en el que se incluyen parámetros como la potencia, cilindrada, tipo de vehículo… Evidentemente, las bicis al carecer de motor están exentas de dicha imposición.
Además de las bicis, existen un buen número de vehículos motorizados que también están exentos de este impuesto como los coches clásicos, vehículos oficiales, vehículos de transporte público de más de 9 plazas o vehículos agrícolas.
También, existe la falsa creencia de que los ciclistas no contribuimos a la construcción y conservación de las carreteras al no abonar este impuesto que, como hemos dicho, es de titularidad municipal. Las carreteras se mantienen a cargo de los presupuestos generales de estado o de la comunidad autónoma que gestiona cada carretera con impuestos como el IRPF o el IVA que pagamos todos, usemos las carreteras o no.
Las carreteras se mantienen a cargo de los presupuestos generales de estado o de la comunidad autónoma que gestiona cada carretera con impuestos como el IRPF o el IVA que pagamos todos, usemos las carreteras o no.
Los ciclistas incumplen las normas de circulación
Hace unos pocos días aparecía en redes sociales un vídeo grabado desde el interior de un coche en el que el conductor ponía el grito en el cielo ante un ciclista que iba descendiendo un puerto por delante suya trazando las curvas utilizando todo el carril.
En la inmensa mayoría de los casos, cuando los conductores aluden al incumplimiento de las normas de circulación por parte de los ciclistas, se trata de una muestra del desconocimiento que tienen sobre las mismas. Entre las más habituales se encuentran, por ejemplo, esa de poder ocupar la totalidad del carril en descensos pronunciados.
También sigue habiendo quienes desconocen que los ciclistas podemos circular en pareja, salvo en carreteras sin visibilidad o cuando se creen aglomeraciones. La circulación en autovía es otro de los temas habituales y no son pocos los que desconocen que sí está permitido circular por autovía, salvo prohibición expresa que ha de ir acompañada de la señalización de la ruta alternativa.
No vamos a negar que, como en todos los colectivos, hay quienes incumplen las normas. Que todavía hay ciclistas que piensan que los semáforos no van con ellos o que se protegen del viento en un grupo sin importarles si se van hasta el centro de la carretera. Son actitudes reprobables que no representan a la mayoría.
El ciclista es el primer interesado en respetar las normas y en mantener su seguridad, por la cuenta que le trae. Afirmar eso es como decir que ningún conductor respeta los límites de velocidad o que todos van usando el teléfono móvil mientras conducen.
No llevan carnet ni matricula
Enlazando con el punto anterior, están los que afirman que los ciclistas viven en la impunidad porque no necesitan un carnet de conducir ni se les puede identificar al no llevar matricula.
A estos conductores habría que explicarles que en el pasado, si existían matrículas para las bicis sin embargo fue algo que cayó en desuso por una sencilla razón. El motivo para realizar un control de las bicicletas y sus conductores es poder identificar a quienes causan un accidente o cometen una infracción. Sin embargo, son tan escasas las situaciones en las que un ciclista es responsable de algun incidente que no resulta rentable para las administraciones establecer todo el sistema de control, además que entraríamos en la dualidad alrededor de la línea donde la bici es un juguete o pasa a convertirse en un vehículo.
Un ejemplo claro lo tenemos en Suiza que hasta hace no demasiado exigía una matricula que iba asociada a un seguro obligatorio. Una matricula que se eliminó en el año 2010 tras comprobar que con lo que se ahorraba el estado por la gestión daba de sobra para que su consorcio de seguros cubriera todos los costes de responsabilidad civil generados por las bicis.
El carnet, por su parte, podría tener más sentido por el mero hecho de implicar que el usuario ha recibido una formación y conoce las normas. Sin embargo, ya hemos visto en el punto anterior que eso no garantiza nada y son muchos los conductores, incluso los mismos agentes, que muestran un total desconocimiento de muchas normas.
En su lugar habría que apostar por introducir la formación en seguridad vial desde los colegios a fin de fomentar una cultura de lo que supone circular por las vías publicas.
Ponen en peligro a los conductores
Esta sin duda es de las más graciosas que nos encontramos. Todo el mundo sabe que los ciclistas cada año matan a decenas de conductores en las carreteras. Aunque prácticamente se desmiente sola ya que, en cualquier incidente entre coche y vehículo motorizado las de perder siempre las lleva el que da pedales, es conveniente recordar a los conductores que, según el código de circulación, están obligados a conducir prestando la debida atención y que deben de adecuar en todo momento la velocidad a las circunstancias de la vía.
No es raro encontrar al que dice que va conduciendo por una carretera de montaña y se encuentra de repente a un par de ciclistas que pueden provocar un accidente. A esos conductores no está de más indicarles que si en vez de un ciclista fuera un tractor, que a menudo circulan más lentos que las bicis, son ellos los que van a salir malparados.
Los ciclistas crean atascos
Es curioso que los conductores se sientan agraviados cuando tienen que esperar unos segundos para adelantar a un grupo de ciclistas y no expresen la misma indignación cuando circulan por una carretera nacional repleta de camiones.
Seguramente también sean los ciclistas los culpables de que decidan ir todos a la vez cuando llega el domingo a ese pueblo turístico de la periferia o disfrutar de una jornada de campo en la montaña sin acordarse de dejar las prisas en casa.
Adelantar a un grupo de ciclistas, dada la diferencia de velocidad en carretera es algo que a un coche le lleva apenas un par de segundos. Pero, de nuevo nos encontramos con el desconocimiento de las normas. Muchos conductores aún ignoran que pueden sobrepasar a un grupo de ciclistas aunque exista línea continua que prohíba adelantar, siempre que se pueda hacer en situación de seguridad y, por supuesto, manteniendo 1,5 m de separación e invadiendo al menos parcialmente el sentido contrario.
Les hacen carriles bici y no los usan
Aquí tenemos que comenzar explicando que la presencia de una vía ciclista no implica necesariamente que sea obligatorio circular por ella. El ciclista sólo ha de circular de forma obligatoria por los carriles bici si estos se encuentran señalizados con la placa r-407a, la señal redonda de color azul con una bicicleta blanca.
Si no existe esa placa, el ciclista no tiene ninguna obligación de usar esa vía y mandarle ahí es como si a un conductor le obligaran a circular por una carretera nacional con curvas en vez de por la autovía que va al lado.
Además, en la gran mayoría de los casos, las vías ciclistas que se construyen no tienen en cuenta las necesidades de la bici y se convierten en peligrosas trampas. Casi siempre son vías estrechas donde resulta imposible circular en grupo. Multiplican las intersecciones en las que el ciclista queda expuesto al estar colocado fuera del rango visual de los conductores que giran. Tampoco es extraño que sea la única alternativa de desplazamiento para los peatones que han de sufrir a las bicis a escasos centímetros. Ya no hablemos de las curvas imposibles que se suelen encontrar en sus trazados para poder encajarlos en el espacio que deja la carretera.
Si el ciclista no utiliza una vía creada para él no es porque prefiera ir por un minúsculo arcén sino porque no está dispuesto a asumir el riesgo que supone circular por ahí, en muchas ocasiones, teniendo que incumplir la ley al hacer caso omiso a las señales de obligación. Las responsabilidades habría que pedirlas, en cualquier caso, a quienes crean vías que no son adecuadas para el uso que se le pretende dar.
Estos son los argumentos en contra de las bicis que habitualmente nos solemos encontrar. Seguro que vosotros tenéis algunos más. Cuéntanos en nuestras redes sociales con cuales os habéis encontrado y no habéis sabido que responder.