Cómo proteger tu bici en la parada a mitad de ruta
La parada del café es uno de esos ratos esenciales en toda ruta ciclista pero también un momento donde solemos descuidar la bici. Hemos recopilado una serie de aspectos que debes de tener en cuenta para no tener que lamentar
Evita a tu bici los peligros de las paradas del café
Cuando salimos a pedalear con nuestra grupeta uno de los momentos más esperados es la parada del café en la que aprovechamos para recuperar fuerzas y repasar las batallitas acaecidas en la primera mitad de la jornada mientras tratamos de distraer la cabeza de lo que nos resta hasta casa.
Se trata de un momento de relax en el que habitualmente llegamos al bar o cafetería donde se realiza la parada, a menudo lugares concurridos por las grupetas, en los que solemos dejar la bici aparcada de cualquier manera completamente despreocupados de ella.
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Sin embargo, no han sido pocos los que se han encontrado que, al salir del establecimiento, su bici había desaparecido o tenía daños que no esperaba por lo que ese pequeño de ocio al final se convierte en un serio disgusto.
Evitar los robos
Los amigos de lo ajeno siempre están al acecho y, para los que han descubierto el valor que tienen las bicicletas actuales, los lugares habituales de parada de los ciclistas son un atractivo reclamo.
Evidentemente, todos tratamos de mantener nuestra bici a la vista cuando paramos a tomar café a mitad de ruta, pero en muchas ocasiones esto no es posible pese a que este sea uno de los parámetros que los ciclistas suelen tener en cuenta a la hora de elegir el lugar de sus paradas.
En estas situaciones, los robos que se producen son al descuido, es decir, el ladrón pasa, coge la primera bici que esté a mano y desaparece con la mayor celeridad posible. Por tanto, cualquier medida de protección, por mínima que sea, que utilicemos va a ayudar a evitar que desaparezca nuestra bici.
Algunas marcas de candados cuentan con pequeños modelos formados por un fino cable que permite atar varias bicis juntas. Son candados ligeros y compactos que se pueden llevar perfectamente en el maillot. Aunque ofrecen una protección limitada ya que el fino cable se puede cortar con facilidad, evita este tipo de robos oportunistas.
Si no disponemos de un candado de este tipo o no queremos cargar con él existen otros trucos que podemos aplicar como utilizar las correas de los cascos a modo de improvisado candado. Otro
Además, si disponemos de un ciclocomputador Garmin podemos aprovechar la función de alarma que ofrecen sus últimos modelos con la cual, al activarla, cualquier movimiento de la bici supone su activación que, si estamos en el radio de alcance de su conexión Bluetooth también se nos notificará en el móvil.
Otros peligros de las paradas
Más allá de los robos, otra de las situaciones desagradables que nos podemos encontrar tras una parada a mitad de ruta es que nuestra bici se haya dañado en su lugar de aparcamiento.
Los lugares donde se suele parar habitualmente son sitios que concentran a un gran número de ciclistas y en esas jornadas de primavera donde ya el tiempo es bueno no es raro que concentren un buen montón de bicis que sus dueños apilan sin miramiento en la puerta del establecimiento.
No es raro que cuando algún ciclista quiere recuperar la suya para proseguir la marcha algunas otras acaben en el suelo, a menudo sin consecuencias pero ya sabemos que el carbono tiene ese golpe tonto, en zonas afinadas al límite que nos puede dejar sin bici de la forma menos esperada.
Cuando estacionemos nuestra bici en estos lugares lo primero y más básico es no dejar nuestra máquina sobre otras bicis, sobre todo si son de gente que no conocemos. Merece la pena perder un par de minutos en colocar las bicis de forma correcta y en un orden pese a que lo habitual es que cada miembro de la grupeta coloca las bicis según llega en el primer lugar que encuentra.
Lo ideal es buscar una pared donde situaremos todas las bicis del grupo en la misma dirección de forma escalonada. Cada bici apoya en la pared con su rueda trasera y el sillín, apoyándose el manillar en la tija de la bici precedente para minimizar el contacto entre ellas y lograr una colocación estable. De esta forma se ocupa el menor espacio posible y los dos puntos de apoyo en la pared permiten extraer una bici sin mover las demás.
En caso de tener que amontonarlas por falta de espacio lo haremos de forma alterna siempre vigilando que los apoyos se hacen entre manillares y tijas y vigilando que los pedales no apoyen en ningún cuadro.
Si no podemos recurrir a una pared elegiremos un lugar estable para dejar nuestra bici sin que moleste el tránsito de viandantes, teniendo en cuenta que si apoyamos en un árbol o una valla el viento nos puede jugar una mala pasada haciendo caer nuestra bici. En estos casos la mejor opción, si el lugar lo permite es tumbar la bici en el suelo, sin duda el sitio donde jamás se va a caer.
Al dejar la bici tumbada en el suelo o apoyada en cualquier sitio es importante hacerlo siempre con la transmisión hacia el exterior. Son muchísimos los cicloturistas que no tienen en cuenta este aspecto y que a menudo se quejan de que sus cambios no funcionan de forma correcta. La patilla en la que se ancla el cambio es de un acero blando, diseñada para doblarse en caso de caída para no dañar el cuadro. Esta misma facilidad para doblarse hace que un mínimo apoyo acabe con su correcta alineación. Os sorprenderíais de la cantidad de problemas de cambio que se resuelven con un simple realineado de este elemento.
Por último, un pequeño truco para proteger la bici en esas situaciones puede pasar por recurrir a los forros adhesivos de vinilo transparente que se comercializan para este fin y que mantendrán la pintura de nuestra bici impoluta y a salvo del cualquier caída fortuita.