Te explicamos cómo sangrar un freno Shimano
Todos hemos montado en nuestra bicicleta en alguna ocasión y nos hemos percatado de que la maneta del freno está floja, sin tacto, y llega a tocar el puño del manillar. Esto se puede deber a varias razones, entre las que se cuenta un disco demasiado gastado por el uso. Otra posibilidad es que haya una burbuja de aire dentro del circuito hidráulico, y en el artículo de hoy vamos a exponer la mejor manera para darle una solución rápida y sencilla: sangrar un freno Shimano.
Material necesario y pasos a seguir para sangrar un freno Shimano
Para sangrar un freno Shimano necesitaremos una llave allen y un kit para sangrado de frenos, que encontraremos en las tiendas especializadas.
El primer paso es tan sencillo como extraer la rueda trasera y, acto seguido, las pastillas de freno. Tomad la precaución de mantener los discos y demás materiales contaminables alejados durante el proceso, ya que vamos a emplear aceite para sangrar un freno Shimano.
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En segundo lugar es importante acordarse de poner un separador en reemplazo del disco. En caso contrario corremos el riesgo de derramar el aceite por el interior del circuito.
Lo tercero a realizar para sangrar un freno Shimano, es extraer el tapón ubicado en la maneta y perteneciente al depósito de aceite. Para ello emplearemos una llave allen, y en su lugar enroscaremos el pequeño depósito de plástico incluido en el kit de sangrado.
Para el cuarto paso emplearemos otro de los artículos incluidos en el kit de sangrado: una jeringuilla. La llenaremos con el aceite recomendado por el fabricante y en posición vertical sacaremos las burbujas de aire que se hayan colado en el interior del circuito.
Una vez realizado continuaremos el proceso, con el quinto paso para sangrar un freno Shimano. Cogemos la llave allen de 7 mm para abrir el tornillo específico de sangrado, y haremos pasar el aceite, con ayuda de la jeringuilla, a través del circuito. Debería salir a la maneta pero el pequeño depósito de plástico que enroscamos anteriormente. Por último, volvemos a colocar el tornillo que regula el paso.
El sexto y último paso se reduce a comprobar que el proceso para sangrar un freno Shimano se ha completado satisfactoriamente y, si es así, volver a colocar todo en su sitio. Presionamos la maneta del freno varias veces, manteniéndola pulsada unos segundos cada vez hasta que notemos que el tacto es el adecuado. Para terminar retiramos el tubo de la jeringuilla y el pequeño depósito de plástico, volvemos a colocar tanto las pastillas como la rueda en su sitio y todo estará listo.