Cuándo agarrarte abajo en el manillar de carretera
El manillar de la bici de carretera, con su característica forma, nos permite distintos puntos de agarre para afrontar distintas situaciones. Te explicamos qué te aportan y por qué deberías aprovecharlas todas.
Posiciones y cómo manejar el manillar de carretera
Desde los años 20 del siglo pasado, cuando se empezaron a utilizar, las bicicletas de carretera montan manillares curvados sobre los que se disponen las manetas de freno que, desde mediados de los años 80, también incorporan los pulsadores para cambiar de marcha.
La razón de este diseño tan particular, que permanece, salvo pequeñas modificaciones en formas y cotas, prácticamente inalterado es la posibilidad de contar con varias posiciones de agarre de forma que el ciclista puede adoptar una posición más agresiva cuando rueda a toda velocidad en el llano y una más relajada cuando afronta una ascensión.
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El manillar de carretera ofrece tres posiciones de agarre. La principal, en la que pasamos la mayor parte del tiempo y que se usa como referencia para colocar la ciclista en los estudios biomecánicos es agarrados con las manos en posición neutra a la parte superior de las manetas de cambio y freno.
Con este agarre, el ciclista ha de ir en una posición relajada, con los codos ligeramente flexionados. Permite accionar con facilidad tanto los frenos como los pulsadores de cambio y balancear con facilidad la bici cuando nos ponemos de pie sobre los pedales.
También nos ofrece la posibilidad de flexionar más los codos de forma que se pude conseguir una posición extremadamente aerodinámica, aunque a costa de un importante trabajo muscular para mantener los brazos en un ángulo tan extremo.
Una posición más relajada, cuando rodamos tranquilos o ascendemos un puerto es colocar las manos en la parte horizontal del manillar. Esta colocación permite que el tronco esté más ergido lo que repercute en un ángulo de cadera ligeramente más abierto que aporta un mejor rango de aporte de potencia en el recorrido de la pierna. Por el contrario, nos sitúa más expuestos al viento con lo que la aerodinámica resulta claramente perjudicada.
La curva de manillar, esa gran olvidada
Dejamos para el final la tercera posición que posibilita el manillar de carretera. La curva inferior que coloca al ciclista en la posición más agresiva con el tronco prácticamente horizontal.
A menudo, dependiendo de la geometría de la bici y de las capacidades físicas del ciclista es una posición que resulta exigente para muchos. No es raro ver en las cintas de manillar de las bicis de los cicloturistas esta zona prácticamente impoluta por la falta de uso.
Un buen ajuste biomecánico, esto incluye un manillar de las medidas adecuadas, es esencial para poder utilizar la curva de manillar. Hay ciclistas que directamente no son capaces de alcanzar esta zona sin forzar hasta el extremo su posición.
Sin embargo, utilizar la curva del manillar es esencial para dominar plenamente la bici en los descensos. Primero porque al bajar el tronco también lo hace el centro de gravedad del conjunto bici/ciclista, lo que convierte la conducción en más estable, algo de agradecer a alta velocidad.
Desde la curva del manillar tenemos un agarre más firme, evitando que por un bache se nos pueda resbalar la mano. Además, desde este agarre, podemos alcanzar el extremo de las manetas de freno, donde estos se accionan con mayor efectividad.
Si bien, al bajar el tronco la posición que se consigue agarrado abajo suele ser bastante aerodinámica, ideal cuando rodamos rápido en el llano, es posible que se logre un menos coeficiente de penetración agarrados a las manetas si no somos capaces de flexionar lo suficiente los codos cuando nos sujetamos abajo.
La curva del manillar también es el agarre elegido a la hora de esprintar por un doble motivo de contar con una sujeción firme y por la aerodinámica, aunque hace falta un cierto dominio de la bici para ponernos de pie en esta posición y balancear la bici con fuerza.