Consejos fáciles de aplicar para rodar más rápido
Batir los KOM, superar tu marca en una marcha o ser el primero de la grupeta requiere pedalear más rápido. Más allá del duro entrenamiento hay una serie de trucos que te ayudarán a conseguir este objetivo aprovechando mucho mejor tus fuerzas.
Pedalear rápido va más allá de los vatios
Todos los ciclistas que se suben a la bici con una filosofía deportiva busca, en mayor o menor medida, lo mismo: ir cada vez más deprisa. Y es que, la deportividad es inherente a la práctica del ciclismo desde los albores de su práctica.
A nadie le es extraño que para lograr mejorar sobre la bici es necesario entrenar duro y constante además de cuidar otros parámetros como la alimentación o el material. Sin embargo, no todo son vatios y kilos en este deporte, algo que es precisamente lo que le pone gran parte de la salsa al ciclismo. Las carreras no siempre las gana el más fuerte sino que, en muchas ocasiones, quién se lleva el gato al agua es quién mejor sabe leer y gestionar cada una de las situaciones que se presentan.
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Ya fuera de la competición, podemos aplicar diversas enseñanzas del mundo de la competición para lograr sacar el mejor partido a nuestras siempre escasas fuerzas. Ahí van una serie de trucos y detalles que puedes utilizar para lograrlo.
En subida
Comenzamos por cómo enfocar el que sin duda es el terreno más decisivo del ciclismo y el que suele separar a los más fuertes de los que no lo son tanto. Evidentemente, aquí contar con una buena relación peso/potencia es esencial. Sin embargo, a menudo el cicloturista falla en cómo enfocar las ascensiones por lo que no logra todo el rendimiento que podría.
La gestión del ritmo de ascensión es básica para no desfallecer antes de llegar a la cima, algo para lo que la experiencia es vital para saber interpretar nuestras sensaciones y capacidades. Sin embargo, contar con un medidor de potencia se puede convertir en estas ocasiones en una útil ayuda al proporcionarnos información objetiva sobre nuestro ritmo de ascensión. Mantener un ritmo lo más constante posible y en unos rangos de intensidad que sepamos que podemos sostener durante el tiempo que dure la subida es la clave.
Relacionado con esto aparece el error principal que cometen los cicloturistas que no es otro que empezar demasiado rápido tratando de no perder la rueda de sus acompañantes. A veces, tener cabeza fría y marcar nuestro propio ritmo nos hará ir capturando poco a poco a aquellos que también decidieron arrancar la subida con un exceso de optimismo. Evidentemente aquí cuenta mucho el conocimiento del terreno y el tipo de subida ya que, en ascensiones tendidas el factor de ir a rueda nos puede ahorrar muchos vatios si se sube deprisa.
Por último no podemos olvidar otro de los errores típicos que es el de utilizar desarrollos demasiado largos que hacen pedalear con una cadencia baja y obligan al ciclista a ponerse constantemente de pie. Con los desarrollos disponibles en las bicis actuales, no hay excusa para no llevar un pedaleo alegre que repercutirá en una menor fatiga muscular a lo largo de la ascensión.
Cuando llega la bajada
Resulta desolador observar en una marcha cicloturista o en el seno de muchas grupetas como los descensos, una de las partes más divertidas de montar en bici se convierten para muchos en un suplicio en el que pierden todo lo ganado en las subidas.
No estamos hablando de bajar a tumba abierta como vemos en competición sino simplemente de bajar seguro y trazando de una manera fluida que nos permita mantener el ritmo de bajada y, por qué no, recuperar con facilidad lo que hayamos podido ceder a lo largo del ascenso si ese no es nuestro fuerte.
Entre los principales errores que se suelen observar a la hora de afrontar las bajadas son, el más habitual es no agarrarse en la curva del manillar, una posición que nos aporta una mejor aerodinámica, un agarre más firme frente a los baches, mayor estabilidad al bajar el centro de gravedad y un uso más eficiente de los frenos.
De hecho, relacionado con la inseguridad que genera durante las bajadas el ir agarrados a la parte superior de las manetas está el abuso de los frenos que provoca que bajemos más despacio de lo que podríamos y reduce la eficacia de los mismos por el mayor calentamiento que soportan. Hay que tratar de no utilizar los frenos más que para reducir la velocidad cuando nos aproximamos a las curvas. En línea recta no tiene mayor sentido ir frenando más allá de que se haga por miedo e inseguridad.
Conocer la bajada y realizar unas trazadas lo más limpias posibles, además de hacernos perder menos velocidad en cada curva nos hará bajar más seguros al necesitar forzar menos los giros en cada curva.
A toda velocidad por el llano
Aunque pueda parecer que es un terreno insulso el llano y los terrenos de repechos son quizás el punto donde un ciclista inteligente mayor partido puede sacar a sus fuerzas frente a otros de similar nivel. Una situación que ser resume en saber guardar la mayor cantidad de fuerzas posibles para utilizar las que tengamos únicamente en los momentos claves.
A nadie le es ajeno que, cuando la velocidad aumenta, la aerodinámica se convierte en un aspecto esencial, algo que podemos mejorar simplemente adoptando una postura más baja y estrecha en la bici si vamos tirando de un grupo o rodando en solitario.
Como norma general, la mejor posición se logra agarrado sobre las manetas y con los codos en ángulo recto tratando de apoyar los antebrazos siguiendo la línea del manillar. Una postura que podemos mejorar si estrechamos nuestra superficie frontal con algo tan simple como realizar una ligera anteversión de los hombros o utilizando un manillar más estrecho como los que se emplean de forma cada vez más habitual.
Aerodinámicas también son las ganancias que obtenemos rodando en grupo y aprovechando la rueda de otros ciclistas. Una técnica en la que también suelen fallar muchos cicloturistas que no logran todo el ahorro que podrían al rodar demasiado separados del ciclista que les precede o en una posición inadecuada para la dirección del viento.
Si no tenemos claro de donde viene el aire, a veces es complicado con el intenso ruido de muchos ciclistas rodando juntos, nos podemos fijar en las ramas de los árboles o en banderas y otros elementos cercanos a la carretera.
También es importante valorar el nivel del grupo en el que rodamos para pasar a ayudar en los relevos si tenemos fuerzas, pero sin dejarnos todas ellas para lamentarlo después en el siguiente repecho, o permanecer a cola siguiendo la rueda si el nivel del grupo es mayor que el que pueden dar nuestras energías y donde, si tratamos de pasar a relevo, unicamente vamos a ralentizar el avance global del grupo.
Todo el componente táctico de rodar en llano se multiplica cuando el terreno se complica y nos metemos en terreno de repechos donde leer cada situación que se produzca tiene su influencia.
Al igual que en el llano, la protección del grupo es esencial para mantener un ritmo alto. Sin embargo no es raro ver a quienes ponen un ritmo alto en el primer repecho que aparece que únicamente sirve para destrozar el grupo cuya ayuda nos podría venir de lujo más adelante.
Otro de los errores que suelen cometer en zonas de repechos es que, al ver que son cortos, subir con todo tratando de mantener el ritmo. Si es un repecho aislado puede valer, pero cuando comienzan a enlazarse podemos estar cavando nuestra propia tumba. De hecho, no hay más que echar un vistazo al medidor de potencia en estas situaciones para comprobar que subir de esta manera los repechos nos supone unas cifras de vatios desproporcionadas que acaban pasando factura con el paso de los kilómetros.
También es útil a la hora de afrontar este tipo de terreno el ir mirando a lo lejos para tratar de adivinar lo que viene. Si por ejemplo, vemos que al coronar un repecho tenemos una bajada y le sigue otro, en vez de simplemente dejarnos caer, si pedaleamos durante la bajada para lograr mayor velocidad afrontaremos la siguiente subida con mayor inercia que nos hará coronarlo con más facilidad.
Como veis, el ciclismo de carretera no consiste sólo en dar pedales como un autómata, también nuestra capacidad para saber interpretar las distintas situaciones nos pueden ayudar a a aprovechar al máximo las fuerzas con las que contemos y es quizás lo más apasionante del ciclismo. Además de las pequeñas directrices que os hemos explicado, es vital la experiencia para saber cuando tenemos que reservar o tenemos que cerrar un hueco. Para ello, es básico analizar las situaciones y tratar de sacar enseñanzas tanto de nuestros aciertos como, sobre todo, de los errores.