El sensor de temperatura corporal que están utilizando algunos ciclistas en Tokio
Mal rendimiento e incluso abandonos. Es lo que nos estamos encontrando en Tokio debido al calor y a la humedad. Aún tenemos las imágenes de la tenista Paula Badosa marchándose en silla de ruedas por un golpe de calor; o las palabras de Izagirre diciendo que no podía ni pedalear. Un dispositivo está implementándose ante tales condiciones. Se llama Core Body Temperature Monitoring.
Qué es Core Body Temperature Monitoring
Si hay un factor que está marcando el desarrollo de las pruebas en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 es sin duda el climatológico. Las altas temperaturas, unidas a una humedad enorme dada la proximidad del mar y en época estival, están haciendo que muchos atletas sufran sus consecuencias: pájaras, golpes de calor e incluso abandonos son el precio a pagar.
Ante esta situación, muchos ciclistas están usando en Tokio un nuevo sensor de temperatura corporal con el objetivo de reducir estos riesgos y mejorar el rendimiento. Investigando un poco hemos conocido su fabricante, Core, y sus características.
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Se trata del Core Body Temperature Monitoring, un aparato reducido, portátil y muy sencillo de usar que aporta los datos de la conocida como temperatura corporal central, es decir, la temperatura de tu cuerpo más allá de la piel, y envía esos datos en tiempo real.
El sensor de este aparato de Core lo ha desarrollado la empresa suiza greenTEG AG, mucho más asidua del sector médico. Un sensor que incluso memoriza y aprende de la persona que porta el Core Body Temperature Monitoring para ser más preciso.
El uso del Core en el sector médico dio el salto al deporte con el desarrollo de la aplicación Sporting Performance.
La curva de calor y precio del Core Body Temperature
El control de la temperatura corporal no es un hito menor. Ante el panorama que se avecinaba en Tokio incluso muchísimos ciclistas se han trasladado a entrenar a entornos semejantes, ya que estas condiciones climatológicas iban a afectar al rendimiento final. David Valero, sin ir más lejos, apoyaba su bronce en un entrenamiento específico en el CAR de Granada pero, sobre todo, en Altea, una localidad alicantina con características de temperatura y humedad similares a las de Tokio pero en territorio español.
Y es que la temperatura corporal, en caso de aumentar mucho, reduce el rendimiento. Es una norma general que depende en gran medida de cada persona. Es decir, los grados que cada ciclista es capaz de soportar sin ver mermar su rendimiento, son distintos. Por eso, Core Body Temperature Monitoring aprende de ese ciclista en particular y lo guía en su aclimatación de cara a competiciones en otras partes del mundo.
Core no es del todo nueva. Habíamos visto su uso esporádico en ciclistas de Bora, de Astana, de Ineos o de Movistar. Conectable con la App propia, puede también volcar los datos a aplicaciones de planificación de entrenamiento, como TrainingPeaks.
Lo curioso, es que estos controles de curvas de calor han supuesto otra pequeña minirevolución en este mundo del big data en ciclismo. Se trata de calcular los dos picos o puntos máximos y la temperatura central, que se mide allí donde el ciclista toca los 38? de temperatura exterior. Al medir la frecuencia cardíaca y la potencia en esos tres puntos, se establece una curva única para cada ciclista donde se destaca cómo funciona su temperatura ante un ejercicio exhaustivo, y dónde se superan esos 38?. Core está ayudando muchísimo en estos cálculos.
Su fucnionamiento es sencillo: se ajusta a la misma banda pectoral que se usa para ritmo cardíaco o se fija con un sencillo adhesivo y envía los datos a su App nativa o a un GPS compatible (la mayoría de Wahoo y Garmin lo son). El mismo GPS te desarrolla unas pautas de adaptación y te avisa cuando estima que ya estás aclimatado al calor. Su precio es de 250 francos suizos, unos 230 euros al cambio.