Cyclors: por qué los ciclistas son protagonistas de la Copa América en Barcelona
Los equipos de Copa América de vela han puesto sus ojos en el ciclismo a la búsqueda de tripulantes que puedan proporcionar la máxima energía a sus barcos de cara a nueva edición que hace unos días arrancó su disputa den aguas de Barcelona.
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La Copa América de vela es la competición deportiva más antigua del mundo ya que comenzó a disputarse en el año 1851. En ella, dos veleros se enfrentan cara a cara, en el denominado formato match race. Hoy en día, esta competición se ha convertido en uno de los máximos exponentes de la tecnología aplicada al deporte invirtiendo los equipos participantes ingentes cantidades para desarrollar los auténticos Formula 1 del mar.
Frente a los veleros tradicionales, los modernos barcos de Copa América utilizan un complejo sistema hidráulico que permite trimar las velas, es decir, ajustarlas en función de la dirección del viento, para hacer que el barco navegue a la máxima velocidad posible.
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Una tarea de trimar las velas que tradicionalmente realizaban los grinders, tripulantes que accionaban unas poleas con las que se ajustaba la tensión de los cabos que las fijan al barco. Una tarea dura, que requería gran fortaleza y explosividad para poder acometer las diferentes maniobras de la forma más rápida y así minimizar el tiempo en el que el barco deja de aprovechar la fuerza del viento.
Las normas en cuanto a cómo han de ser los barcos de Copa América varían en cada edición, siendo fijadas por el equipo ganador. En las últimas ediciones, siguiendo la evolución tecnológica, los barcos, como decíamos, modifican la posición de sus velas mediante un sistema hidráulico. A su vez, se utiliza este mismo sistema para subir y bajar los foils, unas aletas que permiten al barco flotar literalmente sobre el agua.
La energía para activar el sistema hidráulico, según las normas, únicamente puede provenir de la generada por sus tripulantes por lo que los grinders pasaron a ser auténticos motores humanos por lo que se buscaba auténticos culturistas, remeros, o similar perfil de deportista para poder aportar la mayor energía posible al barco.
En la edición 2024 cuya disputa ya ha comenzado, se ha reducido el número de tripulantes por lo que, para aportar la energía necesaria se han cambiado las poleas por una especie de bicicletas estáticas lo que también ha cambiado el perfil de deportista para este puesto a los que ahora se conoce como cyclors.
Es por ello que los equipos de Copa América han buscado principalmente ciclistas de pista para ocupar estos puestos ya que los requerimientos de potencia necesarios son realmente impresionantes. A un cyclor se le pide que pueda mantener una media de 450 W durante 20 minutos, 580 W durante 8 minutos y pueda realizar auténticos sprints de 30 segundos a 1.100 W. Números auténticamente de élite.
Tal es la relevancia que está cobrando el ciclismo dentro de los equipos de Copa América que incluso marcas como Campagnolo o SRAM colaboran con el equipo italiano y estadounidense respectivamente.
Entre los tripulantes incorporados a la Copa América encontramos algunos exciclistas muy notables como Simon van Velthooven, bronce en keirin en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012; el triple campeón olímpico de remo Hamish Bond, que posteriormente se convirtió en ciclista donde venció un par de veces el Campeonato de Nueva Zelanda de contraarreloj; o Ashton Lambie, excampeón del mundo de persecución.
Hubiera estado interesante que el INEOS Britania hubiera recurrdo a alguno de los ciclistas de su equipo profesional, por ejemplo, un Filippo Ganna, para asegurarse una tremenda cantidad de vatios. Seguro que sería todo un espectáculo y una maniobra publicitaria tremenda. Sin embargo, aparte de pedalear, los cyclors han de entrenar duro para coordinarse con el resto de la tripulación y realizar el máximo aporte de energía exactamente en el momento que se les requiere para que las maniobras se puedan realizar de la forma más fluída posible.