¿Por qué no utilizas la bici como medio de transporte?
Moverse en bici, más allá de una actividad deportiva es una fantástica forma de ahorrar tiempo y dinero. Anímate a adentrarte en el mundo de la movilidad sostenible haciendo de tu bici un medio de transporte.
El ciclismo no es solo un deporte, animate a utilizar la bicicleta como medio de transporte
La mayoría de los que habitualmente utilizáis la bicicleta recorriendo caminos y carreteras seguro que en ningún momento os habéis planteado emplear vuestras monturas más allá de hacer deporte y pasar una agradable mañana de pedaleo.
Cuando preguntamos por las razones para no hacerlo encontramos un buen montón de variados motivos: trabajo lejos de casa, no puedo llegar a la oficina sudado, pedalear por la ciudad es muy peligroso, cuando salgo/llego al trabajo es de noche, no tengo donde dejar la bici… A todo ello hay que añadirle la tradicional falta de cultura de la movilidad en bici en favor de caminar cuando se trata de desplazamientos cortos y del transporte público y, por desgracia, el coche cuando las distancias aumentan.
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No obstante, son pocos los que ponen en la balanza los beneficios como estar más en forma y más sano, ahorrar en tiempo, disfrutar del desplazamiento en vez de sufrir metido en un atasco o el sustancial ahorro económico dado el tremendo alza de precios de los combustibles que estamos sufriendo en los últimos meses.
No hay excusas
Respecto a los motivos habituales que citábamos antes, en muchos no son una barrera insuperable y, a menudo, se les puede encontrar fácil solución. A menudo pensamos que nuestro lugar de trabajo se encuentra muy lejos de casa hasta que un día dibujamos la ruta en el mapa y vemos que hay muchos menos kilómetros de los que creíamos. Si además adaptamos esa ruta para que transite por lugares adecuados a la bici, en muchas ocasiones incluso recortamos aún más el trayecto. Trazados entre 5 y 10 kilómetros son ideales para utilizar la bicicleta como medio de transporte. Hasta 15 kilómetros es totalmente razonable y más, bueno, lo dejamos solo para adictos a la bici.
En cualquier caso, si la distancia se dispara o el recorrido resulta demasiado quebrado siempre podemos recurrir a las cada vez más populares bicicletas eléctricas o combinar medios de transporte, por ejemplo, hacer un tramo en transporte público y llegar a nuestro destino concreto en bici.
Llegar sudoroso a la oficina puede ser un problema en determinados puestos de trabajo. De hecho, una interesante medida para fomentar los desplazamientos en bici sería que las empresas contaran con duchas y vestuario además de un lugar para aparcar las bicis. Podemos solucionar este inconveniente, en primer lugar, pedaleando a un ritmo más pausado que cuando salimos a entrenar. En cualquier caso, llevaremos ropa de recambio, o dejaremos en el trabajo y, cuando lleguemos, podemos hacer una visita a los baños de la empresa y recurrir a las sufridas toallitas húmedas para retirar el sudor y el olor y vestirnos para trabajar.
Tener que circular cuando se echa la noche encima tampoco es problema con las luces de alta potencia existentes hoy en día mientras que aparcar la bici no tiene por qué ser un problema si tomamos unas mínimas precauciones y, si no, podemos recurrir a un modelo de bici plegable que podemos alojar fácilmente bajo la mesa de nuestro puesto de trabajo.
Sin duda, lo que más echa para atrás es la idea que se ha ido transmitiendo desde hace años de que circular por la ciudad es extremadamente peligrosos. El miedo es algo libre y, en muchas ocasiones con un punto de irracionalidad. Es un poco como las personas que temen montar en avión cuando se trata del medio de transporte más seguro. Con la bicicleta ocurre algo parecido. No hay más que echar un vistazo a las cifras de siniestralidad que cada año publican las autoridades, ponerlas en contexto relacionándolas con la cantidad de gente que pedalean por nuestras carreteras y ciudades para darse cuenta que circular en bici por España es una actividad bastante segura. Una seguridad de la que nosotros podemos ser también parte activa.
La mejor bici para montar por la ciudad
Como en todas las disciplinas del ciclismo, utilizar una máquina específica siempre facilita las cosas. Sin embargo, comenzar por adquirir una bici no es que sea la mejor idea para tratar de convencer a alguien para iniciarse en una nueva actividad, máxime cuando muchos, seguro que tenemos unas cuantas bicis en casa.
Entre esas bicis es muy probable que tengamos una vieja bici de montaña o carretera que hace tiempo que no utilizamos que puede resultar perfecta para nuestros desplazamientos. Si no tenemos una bici de este tipo, siempre podemos buscar en el mercado de segunda mano una bici económica que nos haga este servicio.
Evidentemente, podemos utilizar la bici tal cual para nuestros desplazamientos urbanos, sin embargo, con unas pequeñas adaptaciones podemos adecuarla perfectamente a este tipo de uso.
Comenzaremos por sustituir los cierres rápidos de las ruedas y del sillín por cierres con tornillo para evitar que los amigos de lo ajeno se apropien de estos elementos cuando la dejemos aparcada en medio de la urbe. Si partimos de una bici de montaña, sustituir los neumáticos con tacos por unos de tipo slick favorecerá el rodar por el asfalto de la ciudad. En el caso de una bici de carretera, montar unas cubiertas de mayor balón añadirá un extra de comodidad en el, a menudo, irregular asfalto de las ciudades.
Una posición erguida será un plus para rodar más relajados y controlar mejor el entorno por lo que si partimos de una bici de carretera, sustituir la potencia por una más corta e, incluso, con angulación positiva ayudará a conseguir este objetivo.
Por último, retirar los pedales automáticos y sustituirlos por unos de plataforma o mixtos dará más polivalencia cuando se trata de desplazarse por zona urbana.
Aparte, equipar la bici con guardabarros y portabultos aumentará aún más la polivalencia de nuestra máquina y la comodidad de uso.
La bici es un vehículo más
Cuando circulamos en bici por la ciudad a menudo el ciclista que se adentra por primera vez en la trama urbana llega a las calles con el complejo de ser una especie de intruso que va a estorbando a los vehículos motorizados. Pero, no debemos olvidar que el código de circulación define a la bicicleta como un vehículo, estableciendo unos derechos y obligaciones a la hora de circular. Cumplir las normas de circulación es una garantía de que rodamos integrados en el flujo de tráfico y no vamos a sorprender al resto de usuarios de la vía con maniobras que puedan derivar en situaciones de peligro.
Ser visible y previsible son las claves para evitar las situaciones de peligro. Hemos de desterrar esa idea de que vamos estorbando, máxime cuando tras la última reforma del código de circulación la mayoría de las calles de las ciudades están limitadas a 30 km/h. Es por ello que evitaremos ir pegados al borde derecho de la vía donde podemos sufrir un accidente a causa de las puertas que se abren, coches que se incorporan a la calle por la que circulamos y no pueden vernos por el escaso ángulo de visión, o por quienes tratan de adelantarnos por el mismo carril viendo el hueco que dejamos. La clave en ciudad está en ser y comportarse como un vehículo más.
Por descontado que señalizaremos los cambios de carril y maniobras que hagamos, respetaremos los semáforos y cederemos el paso a los peatones que pretendan atravesar la calle por los lugares señalizados.
Movilidad no es entrenar
Cuando empezamos a utilizar la bici para desplazarnos muchos seguimos, subconscientemente, aplicando las mismas maneras que cuando salimos a entrenar. Poco a poco te vas dando cuenta de que en ciudad las prisas y el estrés sobre la bici son contraproducentes.
Necesitamos mantener la atención en el entorno para anticipar cualquier posible incidente. Aparte está el aspecto que mencionábamos antes de no sudar en exceso y, no olvidemos, el firme de las ciudades esconde trampas en forma de rejillas, pintura deslizante, etc. Es preferible tomarse las cosas con calma y disfrutar plenamente del trayecto.
Otro aspecto importante es la ruta que elijamos para nuestros desplazamientos. Cuando comenzamos a circular por la ciudad es posible que prefiramos usar calles más tranquilas. Sin embargo, según vamos ganando pericia descubrimos que en muchas ocasiones las avenidas nos permiten un desplazamiento más ágil y rápido hasta nuestro destino. En cualquier caso es conveniente analizar las diferentes opciones, elegir la que más nos convenga y conocer los puntos que puedan ofrecer alguna complicación para superarlos del mejor modo posible.
A salvo
No queremos terminar este artículo sobre la movilidad en bici sin hacer mención a otro de los grandes temores de quienes usan la bici en la ciudad, el dejar su máquina aparcada.
Evidentemente, los robos existen y nadie puede decir que está a salvo. Sin embargo, de nuevo el sentido común suele ser una gran orientación a la hora de prevenir riesgos.
Trataremos de candar nuestra bici en zonas de paso de gente donde a los amantes de lo ajeno les resulte más difícil actuar. Una bici poco vistosa es una ventaja a la hora de evitar que alguien quiera llevársela. Luego está el elegir el candado adecuado. Aquí no ha discusión posible: los únicos candados que ofrecen una seguridad razonable son los de tipo U. Son aparatosos, pero los específicos para bici mantienen un peso razonable y suelen incluir un soporte para llevarlo con facilidad sujeto al cuadro. Para romperlos, requieren, en el caso de modelos de calidad contrastada, el uso de una radial, mientras que los de tipo cadena o cable suelen ceder con facilidad ante una cizalla.
A la hora de anclar la bici, evitaremos hacerlo en las señales de tráfico, algo que está prohibido en la mayoría de ciudades. Es conveniente que repasemos las normas vigentes al respecto de cada localidad para evitarnos un susto, ya no por el robo de la bici sino por recibir una multa. Por suerte, cada vez es más común encontrar aparcabicis en las ciudades donde fijar la nuestra. En cualquier caso, trata de asegurarla como mínimo al cuadro y si puede ser a una de las ruedas ya que los candados tipo U no tienen demasiado margen.
Evita los aparcabicis tradicionales en los que la fijación se hace sobre una de las ruedas que, aparte de inseguros pueden darte el disgusto de romperte la rueda.
Esperamos que con estos consejos os animéis a utilizar la bici también en la ciudad. Si aún os da reparo o no os atrevéis, en casi todas las ciudades existen colectivos y asociaciones ciclistas que no dudarán en ayudarte, aconsejarte sobre las mejores rutas e incluso acompañarte en tus primeras pedaladas por la ciudad.
¿Os animáis a moveros en bici? Cuéntanos por qué sí o no en nuestras redes sociales.