Ejercicios isotónicos vs Ejercicios isométricos
El entrenamiento, si se quiere realizar de manera optimizada y obtener, en consecuencia, los mejores resultados, requiere de mucho trabajo. Pero trabajo no solo referido al esfuerzo físico: también de un estudio que nos ayude a comprender lo que hacemos y lo que necesitamos en cada situación.
Aquí vamos a ver qué son los ejercicios isotónicos y los ejercicios isométricos y, también, las diferencias que hay entre ellos.
Diferencias entre ejercicios isotónicos y ejercicios isométricos
Empezaremos por los ejercicos isotónicos. Son aquellos que requieren una contracción muscular y un movimiento articular. ¿Por ejemplo? El clásico movimiento de levantar una mancuerna flexionando el codo es el mejor posible. El press banca, las sentadillas o las flexiones son otros de los más habituales. ¿A que ahora te suena más familiar?
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Los ejercicios isométricos, por su parte, son un grupo mucho más reducido, puesto que el anterior aglutina una inmensa mayoría de ellos. Se trata de los que no necesitan contracción muscular, movimiento articular ni nada parecido. Se trata, al fin y al cabo, de trabajar zonas musculares manteniendo una posición concreta. La plancha isométrica -la puedes ver en la imagen inferior- es el ejemplo más claro. Algunos ejercicios clásicos como las sentadillas o las flexiones cuentan con su versión isométrica.
Las diferencias entre los ejercicios isotónicos y los ejercicos isométricos, por lo tanto, son evidentes.
Los primeros aumentan la fuerza y la potencia muscular, además de mejorar la circulación y la oxigenación de la sangre.
Los segundos, por su parte, también favorecen la fuerza y la resistencia muscular, pero son ideales para trabajar musculos y fibras más profundas y favorecen el equilibrio. Son ideales para procesos de rehabilitación y para obtener resultados en poco tiempo.
Lo ideal, en cualquier caso, es combinarlos para obtener los beneficios tanto de los ejercicios isotónicos como de los ejercicios isométricos.