Rendimiento y salud no siempre van de la mano en la nutrición deportiva
A la hora de intentar planificar nuestra alimentación para adaptarla al deporte que realizamos es muy común caer en las pautas de alimentación saludable dirigidas a la población general, las cuales no están diseñadas para los deportistas, quienes tienen unos requerimientos diferentes a nivel nutricional que los del resto de la población.
Por ello es necesario diferenciar entre la nutrición enfocada a la salud y la nutrición enfocada al rendimiento deportivo.
Diferencias entre nutrición deportiva y alimentación saludable
La nutrición deportiva tiene como objetivo mejorar el rendimiento deportivo a través de la alimentación, pudiendo comprometer en ocasiones en mayor o menor medida la salud del deportista (hablando siempre dentro de unos límites éticos y de salud).
Esto es algo que debemos tener claro, porque aunque parezca chocante en un primer momento, la búsqueda del máximo rendimiento en un deportista, ya sea por medio de la nutrición, del entrenamiento u otros procedimientos, no es algo 100% saludable. Ya que se generan una serie de descompensaciones en nuestro organismo (en el caso de la nutrición es la potenciación de determinadas rutas metabólicas) que no son óptimas para la salud pero sí para alcanzar el máximo rendimiento deportivo, que es nuestro objetivo.
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Dicho esto, la base de la nutrición deportiva sí es lo que conocemos como alimentación saludable. Aquí entra el consumo de todo tipo de alimentos, muchas frutas y verduras, proteína de calidad, grasas saludables, pocos procesados, etc.
Pero a partir de aquí las diferencias empiezan a ser claras con el uso de alimentos y estrategias demonizadas en el entorno de la salud. Pongamos algunos ejemplos:
- El uso de grandes cantidades de hidratos de carbono simples (azúcares). Algo que para la población general supone un problema debido al agudo incremento de la glucemia que produce, con los efectos perjudiciales para la salud que ello conlleva, en el contexto de una etapa ciclista nos permite aportar gran cantidad de energía de la forma más rápida y sencilla posible. Esto se traduce en un mayor rendimiento.
- Evitar el consumo de fibra. Por todos es conocido los numerosos efectos beneficiosos que tiene para nuestro organismo el consumo de fibra dietética, como la regulación del tránsito intestinal, mantener nuestra microbiota intestinal, regular la colesterolemia, etc. pero en el contexto de las horas previas a una competición puede ser necesario evitar su consumo para evitar problemas gastrointestinales durante el desarrollo de la competición. Esto se vuelve a traducir en mayor rendimiento.
- El consumo de grandes proporciones de determinados macronutrientes como es el caso de los carbohidratos. Esto puede suponer un problema en población general al disminuir las proporciones del resto de macronutrientes, también puede suponer un exceso calórico que se acumule en forma de grasa que conduzca a sobrepeso/obesidad en el futuro. Pero en el caso de un ciclista, su principal fuente de energía va a ser la glucosa, la cual va a necesitar en enormes cantidades que van a ser aportadas principalmente por el consumo de hidratos de carbono, que si no consume limitarán enormemente su rendimiento al necesitar recurrir a otras sustratos energéticos menos eficientes.
- Y finalmente, la suplementación deportiva. Amada por unos, odiada por otros. Puede suponer un perjuicio para la salud si no se utiliza adecuadamente o una ventaja competitiva si sabemos utilizarla correctamente.
Por todo esto en nutrición la respuesta casi siempre es “depende”. Cada alimento y estrategia nutricional tiene su contexto adecuado para lograr los objetivos que buscamos. Es por ello que siempre lo más recomendable es acudir a los profesionales de la nutrición para que puedan guiarnos con rigor.
Artículo escrito por José Carlos Núñez López, Graduado en Nutrición Humana y Dietética por la UGR, Máster Oficial en Nutrición Deportiva por la UCAM y Deportista de Alto Rendimiento.