Qué diferencia hay entre los sillines de montaña y carretera
Los puntos de contacto entre ciclista y bicicleta son esenciales para lograr el mejor rendimiento sobre la bici. Que estén bien ajustados, que se adapten a nuestra morfología y que cuenten con un diseño que se adecúe a cada disciplina resulta clave. De los tres, manillar, pedales y sillín, quizás este último sea el más complicado de diseñar y el que más determina la eficiencia en el pedaleo y el manejo de la bici. Te explicamos por qué los sillines de mountain bike y carretera son tan diferentes.
Cada sillín para su especialidad
Aunque pudiera parecer que la finalidad del sillín de la bici sea únicamente aguantar el peso del ciclista proporcionando una plataforma sobre la que pedalear, en realidad su diseño va mucho más allá de todo eso.
El sillín es un elemento clave en la forma en la que el ciclista da pedales y en la posición que adopta sobre la bici, aspectos que a menudo no son tenidos en cuenta por el ciclista a la hora de elegir un modelo nuevo para sustituir al de su bicicleta. Aparte, el sillín ha de realizar esta tarea presentando una plataforma que mantenga al ciclista en una posición estable y contar con la suficiente comodidad como para permitirle estar allí sentado durante varias horas.
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Eso si nos referimos únicamente al pedaleo como ocurre en el ciclismo de carretera. Si además introducimos en la ecuación el manejo de la bici, el diseño del sillín se complica ya que este ha de permitir al ciclista sentarse en varias posiciones para desplazar el peso delante o detrás según lo exija el terreno. Aparte, el sillín de la bici de montaña ha de interferir lo menos posible cuando afrontamos una bajada a la par que servir como apoyo y referencia en los descensos para el dominio de la bici.
Como veis, muchas tareas y muy diferentes en función de la modalidad para la que busquemos un nuevo sillín y que, sin duda, condicionan mucho el diseño que los fabricantes aplican a cada uno de sus modelos.
Como os decíamos, en carretera la prioridad es lograr la mejor posición de pedaleo posible, ello se consigue priorizando una plataforma estable. Es por ello que lejos queda la época en la que los ciclistas de carretera utilizaban sillines largos y estrechos. La tendencia, alimentada por los conocimientos obtenidos de miles de estudios biomecánicos es hacia modelos que ofrezcan un amplio apoyo a los isquiones y, a su vez mantengan la posición de la cadera del ciclista lo más fija posible.
Es por ello que en los últimos años han proliferado los sillines de nariz recortada con los que se busca, por un lado una parte trasera ancha y generosamente acolchada y, por otro lado, al recortar la punta que el ciclista pueda adoptar una posición más agresiva sobre la bici sin que esto suponga una presión extra sobre las zonas más sensibles que pueda generar molestias o adormecimientos. En otros modelos de sillines, con una longitud convencional, esto se consigue con un perfil de sillín cóncavo de forma que el ciclista queda encajado en el centro y, la parte trasera ligeramente elevada es la que rota la cadera para permitir una posición más deportiva. Esto no excluye que haya modelos de carretera con la parte superior plana aunque, siguiendo la tendencia actual, también con un amplio apoyo para los isquiones.
El diseño de los sillines de montaña sigue otra línea ya que las necesidades son muy diferentes. Cierto que si somos un ciclista de XC o Maratón necesitaremos un sillín que nos permita pedalear de forma efectiva en una posición estable. Sin embargo, en bici de montaña la posición sobre la bici es más anarquica y, dependiendo de la capacidad de tracción del terreno de si afrontamos una subida empinada o rodamos en el llano, jugar con el peso del cuerpo es parte esencial para lograr la mayor efectividad. Es por ello que los sillines para bici de montaña suelen mantener una generosa longitud con un acolchado que se reparte por toda la superficie y la necesaria anchura para que podamos pedalear desde cualquier punto. Incluso hay modelos en los que la punta se acolcha especialmente para esas situaciones en los que nos sentamos al límite del mismo al encarar subidas imposibles.
El sillín de bici de montaña no puede ofrecer un ancho tan generoso como en los modelos actuales de carretera ya que, pese a que hoy en día la tija telescópica es casi un estándar en el equipamiento de las bicis, un sillín ancho nos puede molestar a la hora de desplazar nuestro peso en las bajadas. De hecho, además es común que estos sillines tengan unas alas con formas muy redondeadas para evitar que nos enganchemos en el mismo con los movimientos delante y detrás.
Sin embargo, también ha de mantener una forma lo suficientemente definida ya que, el sillín es un apoyo y una referencia que usamos de forma instintiva para manejar la bici en las bajadas por lo que el equilibrio de sus cotas ha de ser muy sutil. Por último, los sillines de montaña suelen tener las zonas más expuestas reforzadas para lidiar mejor con roces y caídas. Como veis, el sillín es un componentes que es mucho más que una pieza sobre la que sentarse y cuyos diseños han ido evolucionando con el paso de los años para adaptarse específicamente a las necesidades de cada modalidad de ciclismo.