El 'efecto kétchup' podría bajar el precio de las bicicletas
Los de la pandemia han sido tiempos extraños para el mercado del ciclismo. El boom experimentado por nuestro deporte tras los confinamientos y los problemas de producción en Asia han hecho que comprarse una bici hoy salga bastante más caro que hace 2 años. Sin embargo, en los últimos meses se ha puesto de moda un término económico (con raíces en los condimentos alimenticios) que sugiere que en el futuro la tendencia quizá se revierta. Se trata del 'efecto kétchup', que podría bajar el precio de las bicicletas. ¿Sabes lo que es? Aquí te lo contamos.
¿En qué consiste el efecto kétchup?
Para entender el símil no tienes más que acordarte de las veces que hayas utilizado una botella de kétchup de vidrio. Cuando la agitas para echarle algo de salsa a la hamburguesa (por ejemplo), en un principio no cae nada. Sigues intentándolo y nada. Miras dentro y ves que el aderezo, por su condición viscosa, se ha quedado atascado en el cuello del recipiente. Así que lo mueves con más fuerza y, entonces, sale todo a borbotones. De golpe, pasas de nada a demasiado.
Ahora, traslada esto a la economía en general y a las bicis en particular. Como bien sabes, en los últimos dos años las marcas han vivido lo que se suele llamar cuellos de botella. Por un lado, la demanda ha estado disparada, respecto a los años anteriores a 2020. Y, para acabar de montar el desajuste, al principio las fábricas asiáticas, sobre todo de componentes, cerraron durante meses, y luego volvieron a ponerse en marcha a medio gas. Así que tiendas de todo el planeta se vieron rápidamente sin stock, y sin posibilidad de reponerlo.
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Como seguramente recuerdes, ahí fue cuando las grandes marcas subieron por primera vez sus precios. Después, con la vacunación masiva, las factorías volvieron a producir al 100% de capacidad, e incluso a aumentar sus números para hacer frente a la demanda creciente. Pero entonces el cuello de botella se trasladó al transporte marítimo. Y en esas estamos todavía.
Así lo explicaba hace unas semanas el CEO de SRAM, Ken Lousberg, quien afirmaba tener más productos terminados en las estanterías que nunca en la historia: "Nuestros clientes no son capaces de conseguir containers para llevar las bicis montadas desde Asia, ni tampoco los componentes para ensamblarlas en Europa". Según Lousberg, la situación irá remitiendo gradualmente a lo largo de este 2022, pero por ahora, como sigue el desajuste entre demanda y oferta, los fabricantes han vuelto, por lo general, a elevar las tarifas.
El borbotón del kétchup, ¿un freno a la inflación?
Este no es ni mucho menos un fenómeno exclusivo del mundo del ciclismo, sino que afecta a muchas otras industrias. Como la automoción, o los móviles, con la conocida crisis de los microchips. Y, en general, estamos viviendo un periodo de alta inflación en todo el mundo; en España, la media del IPC en 2021 fue del 3,1% (la más alta en 10 años), pero es que en diciembre llegó al 6,5%. Lo mismo está ocurriendo en Estados Unidos y en otros países europeos.
Y lo cierto es que los economistas están divididos a la hora de prever cómo se va a resolver esto. Algunos creen que se trata nada más que de una situación transitoria, mientras duran los problemas de suministros, mientras que otros piensan que detrás se oculta algo más estructural. Entre los primeros, los hay que proponen ese efecto rebote de la botella de kétchup. Una vez que la distribución se normalice, quizá ya a finales de año, o tal vez en 2023, la oferta se dispararía de manera repentina, dicen, y las bicicletas llegarían por miles a las tiendas.
Tantas que ni la alta demanda actual sería capaz de absorberlas. De hecho, ya el año pasado ya se advertía de que podríamos pasar del 'no hay bicis' al sobrestock. Y eso puede que obligue a marcas y negocios a proponer descuentos y otras fórmulas que rebajen los precios, para poder deshacerse de todas esas unidades extra. Entraríamos en una fase deflacionaria.
Otros expertos, por el contrario, consideran que esto tiene raíces más complejas que un simple caso de alza de precios por un cuello de botella en la distribución global. Por ejemplo, el ahorro de muchas familias en 2020 fue más elevado que nunca, básicamente por la imposibilidad de gastar el dinero cuando bares, hoteles, cines, gimnasios y demás lugares de ocio estaban cerrados. Ahora, se encuentran con dinero en las manos y pueden pagar más por el mismo producto o experiencia. Esto, combinado con las subidas en algunos salarios, puede producir un efecto dominó, una reacción en cadena que mantenga la inflación alta durante bastante tiempo.
Y tú, ¿qué crees que va a pasar con los precios de las bicicletas? ¿Bajarán con el 'efecto kétchup'? ¿Se mantendrán los mismos que figuran ahora en los catálogos, pero con descuentos agresivos? ¿O continuarán al alza?