El ejercicio de resistencia prolongado provoca una reducción drástica de mielina en el cerebro
Un estudio de la Universidad del País Vasco realizado con corredores de maratón ayuda a comprender cómo funciona el metabolismo energético de las neuronas y a qué recurren estas cuando no cuentan con el suficiente aporte de glucosa para su normal funcionamiento.
Un estudio descubre que las células cerebrales utilizan su propia mielina como combustible durante el ejercicio de larga duración
Al contrario que el resto de células del organismo, especialmente las musculares, siempre se había creído que las neuronas que forman el cerebro únicamente se alimentaban del glucógeno procedente de los hidratos de carbono que ingerimos en la dieta. Pero, varios investigadores de la Universidad del País Vasco se preguntaron qué ocurría con las células del cerebro cuando se quedaban sin glucógeno, como ocurre a menudo en pruebas de gran fondo como puedan ser una maratón o una carrera ciclista.
Contar con energía es esencial para el buen trabajo de las funciones cerebrales, un gasto que implica nada menos que el 20% de la energía que gasta el cuerpo humano. Obviamente, para aportar energía al ritmo que la demanda el cerebro se necesita un sustrato rápido como es la glucosa. Sin embargo, al igual que otras células, las neuronas tienen qu tener un plan B para cuando no puede contar con la glucosa necesaria.
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En el caso de las células musculares, esta fuente de energía alternativa son las grasas si la intensidad de la actividad no es elevada o, si los requerimientos son mayores, se recurre a descomponer proteínas para obtener energía de ellas.
En el caso de las neuronas, estas optan por un combustible diferente: la mielina, una estructura grasa que es la que envuelve los axones de las neuronas, esos brazos que se extienden formando una especie de malla y que sirven para intercomunicar unas neuronas con otras.
En el estudio elaborado por la Universidad del País Vasco se escaneó el cerebro de varios corredores de maratón y observaron que, tras la misma, la mielina del cerebro se había reducido de forma importante, clara muestra de que había sido utilizada por el cerebro como combustible a falta de glucosa. Al cabo de dos semanas los niveles de mielina de los corredores se fueron normalizando.
Esta investigación sirve para abrir nuevas líneas de investigación, desde los requerimientos del cerebro y su impacto en la nutrición a cómo afecta al rendimiento del deportista. También se abren nuevas ventanas para comprender la influencia del metabolismo de las neuronas en enfermedades relacionadas con la falta de mielina como puede ser la esclerosis múltiple desde el punto de vista que los axones se dañan por una falta de nutrientes, en este caso la mielina. Unas líneas de investigación que podrían estar destinadas a prevenir la pérdida de mielina o potenciar el mecanismo de recuperación de la misma que se ha observado en el estudio.