Errores que cometes al ajustar tu bici
Lograr la posición idónea sobre la bici no es tarea fácil pese a que es algo que se ha simplificado con toda la evolución que ha sufrido el campo de la biomecánica. A menudo pequeños errores en el ajuste o en nuestro equipamiento pueden ser el origen de molestias que no nos hagan disfrutar de la bicicleta. Estos son los más comunes.
Descubre cuales son los fallos típicos que se suelen cometer cuando buscamos la posición ideal en la bici
Aunque la ciencia haya entrado de lleno en el ajuste de la posición del ciclista sobre la bici, estandarizando el proceso del análisis biomecánico hasta el extremo en el que incluso existen aplicaciones de móvil capaces de determinar nuestros rangos de movimiento y ángulos sobre la bici con tan sólo un pequeño vídeo de nosotros pedaleando sobre el rodillo, aún existe un pequeño número de casos en los que lograr el ajuste idóneo no resulta a trivial o se cae en errores que desencadenan que no seamos capaces de ir cómodos sobre la bici.
El sistema de análisis biomecánico es sólo una heramienta
Pese a que los sistemas de estudio biomecánicos son cada vez más precisos y la metodología está cada vez más estandarizada, no son pocos los que, tras pasar por uno de estos estudios no consiguen ir bien sobre la bicicleta. A menudo se olvida que esto es sólo una herramienta de análisis que proporciona unos datos de los ángulos en que se posicionan los diferentes segmentos corporales y sus rangos de movimiento durante el pedaleo.
RECOMENDADO
Van der Poel lo apartó de un empujón, pero su historia es digna de conocer: de vivir en la calle a la élite del ciclocross
¿Qué bici te comprarías si te toca la lotería de Navidad?
La mejor rutina de ejercicios para hacer en casa
25 regalos ciclistas con los que acertar
No descuides tu nutrición entrenando con frío
¿Cuánto debes comer como ciclista? la fórmula Harris-Benedict tiene la respuesta
Sin embargo hace falta una persona experimentada para saber interpretar esos números, sobre todo cuando el ciclista se sale de lo estándar. El biomecánico debe de tener los conocimientos necesarios en primer lugar para valorar las circunstancias del ciclista, no es lo mismo un ciclista de fin de semana que un competidor y proponerle soluciones razonables al ciclista. A veces, por muy empeñado que el ciclista esté en que su próxima bici sea un modelo de competición como los que se usan en el World Tour, el biomecánico, en muchas ocasiones regente de la tienda que le va a vender la bici, debería ser capaz de decirle que esa bici no es apta para él.
Por tanto, el primer paso para no equivocarse es confiar en biomecánicos de reputada experiencia y que nos garanticen un correcto seguimiento tras el ajuste y los retoques necesarios durante el periodo de adaptación para asegurar que nuestra posición sobre la bici es perfecta. Huid de biomecánicos que sigan utilizando fórmulas tradicionales para realizar sus ajustes o basen el mismo en medición de ángulos en posiciones estáticas. Cualquier cosa que no sea un análisis dinámico debería ser descartada hoy en día a la hora de realizar el ajuste sobre la bici.
Obviar el periodo de adaptación
Tras un estudio biomecánico, máxime si los cambios han sido amplios, es necesario un tiempo para que el cuerpo asuma la nueva colocación en la bici. Tenemos que hacer kilómetros con la bici y anotar nuestras percepciones para transmitírselas al biomecánico y que, en caso necesario, realice retoques en la colocación.
Sin embargo muchos ciclistas no son lo suficientemente pacientes y, al cabo de varios días en donde se encuentran extraños en la bici y no terminan de asimilar la posición, en vez de indicárselo al biomecánico acaban volviendo a su posición de toda la vida.
Comprar la bici antes de pasar por el biomecánico
Los modernos estudios biomecánicos, con sistemas de potros robotizados, nos permiten simular la posición sobre cualquier bicicleta del mercado y probar como iríamos con distintos ajustes. Es totalmente recomendable, si vamos a cambiar de bici, hacer el estudio antes para elegir, no sólo la talla correcta de cuadro sino también una longitud de potencia, un manillar con un alcance, caída y anchura adecuados o el sillín que mejor se adecúa a nuestro ancho de isquiones y capacidad de flexión de cadera.
Luego, una vez adquirida la bici siguiendo estas indicaciones, deberíamos volver al biomecánico para que sea él quien realice el ajuste preciso de la bici garantizando que las medidas a las que se ajusta coinciden exactamente con las obtenidas en el estudio.
No tener en cuenta la modificación de componentes y accesorios
Un cambio de manillar, de pedales, zapatillas o sillín, incluso unas calas gastadas, pueden trastocar completamente nuestra colocación en la bici. Por ello cada vez que se modifican alguno de lo elementos que afectan a los puntos de contacto entre ciclista y bici es necesario retocar la posición para que vuelta a ser la obtenida en el estudio biomecánico.
Medir la bici y su ajuste no es una tarea trivial de hacer en casa y menos si buscamos la mayor precisión. De hecho, sistemas como Retül utilizan la misma cámara que se usa en el estudio para, mediante un sensor especialmente diseñado, medir con total precisión el ajuste de la bici. Por su parte, otros sistemas de ajuste como Bikefitting cuenta con un potro de ajuste que permite regular las diferentes piezas de la bici al milímetro.
Pedalear a ritmo de paseo durante el estudio biomecánico
Un error que cometen muchos biomecánicos es no pedir a quien pasa por el estudio que se esfuerce a un mínimo de intensidad. Todos estaréis de acuerdo que, salvo cuando la bici está muy mal ajustada, que no suele ser lo habitual, las molestias aparecen cuando llevamos varias horas pedaleando o cuando nos esforzamos.
Es por ello que un biomecánico competente nos debería colocar una cierta resistencia en el rodillo sobre el que monte nuestra bici o en el potro que utilice para que realicemos cierto esfuerzo de pedaleo durante el mismo que permita que los posibles problemas que existan en el gesto deportivo se muestren. En cualquier caso, no siempre se consigue o, en algunos casos, la pedalada en el estudio varía respecto a la del mundo real. La razón es porque el potro o el rodillo no cuentan con la capacidad de inclinarse ni moverse hacia los lados que son gestos que muchos realizan en la carretera de forma imperceptible.
De nuevo, ahí se muestra la importancia del seguimiento por parte del biomecánico tras la realización del estudio de forma que se puedan llevar a cabo los retoques necesarios en la posición.
Asumir el ajuste como algo definitivo
La posición sobre la bici no es algo escrito en piedra. Diferentes circunstancias pueden hacer que esta varía de forma importante y sea necesario volver a ajustar la bici. El ejemplo más claro es el del ciclista que se ve obligado a parar durante meses y gana bastante peso. Al volver a la bici, fuera de forma, con cierta tripita, le resulta imposible tolerar la colocación de su bici superdeportiva.
Una lesión también puede suponer que nuestra posición cambie, por ejemplo, porque se nos quede alguna limitación de movimiento en alguna articulación o nuestra capacidad de flexión sea limitada. Ni que decir que, cuanto mejor sea nuestra forma y más trabajados tengamos la flexibilidad y la fuerza de los músculos estabilizadores más versatilidad tendremos a la hora de buscar posiciones más deportivas.