Propósitos ciclistas de Año Nuevo ¿cómo no fracasar?
Mucha gente aprovecha estas fechas para marcarse los propósitos de Año Nuevo. Conocer cómo hay que afrontarlos es muy importante para evitar lamentar no haberlos cumplido al acabar el próximo diciembre. Proponernos acabar el año con x kilómetros en las piernas, ahorrar para cambiar de bici o salir a rodar x días a la semana puede ser útil para alcanzar estos objetivos.
Tener propósitos de Año Nuevo: ¿es beneficioso?
Ir al gimnasio, leer más o comer mejor son algunos de los propósitos más populares, así como algunos ciclistas también se proponen acabar el año alcanzando diversas metas. Pero que sean beneficiosos o que se conviertan en una fuente de frustración dependerá, en gan medida, de cómo los planteemos.
Aunque no está muy claro cuántas personas se marcan propósitos de Año Nuevo, sí hay un amplio consenso para afirmar que la mayoría no los cumplen. Por ejemplo, una encuesta realizada por Statista en 2019 reflejaba que solo el 9% de los estadounidenses los habían mantenido durante todo el año, mientras que un 88% los había dejado en algún momento y un 12% no tuvo.
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Proponerse una meta y no alcanzarla puede hacer que nos sintamos mal con nosotros mismos. Si hacemos caso a la estadística, lo mejor será no tener propósitos de Año Nuevo para ahorrarnos el sentimiento de culpa, la frustración o la ansiedad, ya que lo más probable será que no los logremos.
El problema no son los propósitos de Año Nuevo, sino desconocer cómo hay que enfocarlos
Sin embargo, sería injusto atribuir sin matices todos estos sentimientos negativos a los propósitos de Año Nuevo. Lo cierto es que sí nos puede beneficia tener propósitos, como pueden ser recorrer x kilómetros a lo largo del año, participar en aquella carrera que tanto anhelamos o coronar ese puerto en menos de x tiempo.
La motivación, el ingrediente imprescindible
La evolución juega en nuestra contra. Nuestras condiciones de vida han cambiado más rápido de lo que trabaja la propia evolución y por eso conservamos impulsos y comportamientos de cuando nuestra vida era mucho más primitiva.
Sabiendo esto es mucho más fácil comprender por qué preferimos quedarnos en el sofá que ponernos el maillot y salir a dar pedaladas. Estamos hechos para elegir la opción que nos hará gastar menos energía, ya que es una herencia de cuando el ahorro energético era vital para nuestra supervivencia.
Elegir una acción que nos beneficiará en el futuro -como entrenar para conseguir el peso que queremos- es una decisión que contradice nuestro instinto de premiar siempre la acción que nos dará una recompensa inmediata. Y es aquí donde entra en juego la motivación.
La motivación será siempre nuestro mejor aliado. Proponernos aguantar x kilómetros a unos vatios determinados puede ser realmente difícil de cumplir si nos falta motivación. Esto se debe a la relación motivación-dopamina. A mayor dopamina (y motivación), menos esfuerzo habrá que destinar a nuestros propósitos de largo plazo.
Los requisitos que deben tener los propósitos de Año Nuevo
Una vez explicada la importancia de la motivación, el éxito de los propósitos de Año Nuevo dependerá de que estos cumplan con una serie de condicionantes.
En declaraciones a Europa Press, el psicólogo José García Donate da importancia a centrarnos en unos pocos objetivos en vez de tener una larga lista de propósitos.
El psicólogo explica que deben ser realistas. Cada uno tiene que que evaluar su contexto y ponerse metas según sus capacidades. Si somos ciclistas novatos, de poco servirá marcarnos como objetivo igualar los tiempos de personas mucho más experimentadas y entrenadas que nosotros.
Donate también destaca que puede ser útil marcar metas intermedias. Aunque el objetivo final esté bien definido, es bueno poner unos objetivos para lograr a corto-medio plazo. Esto puede ser un gran empujón de confianza para lograr los propósitos que requieren un cambio de rutina o dejar o empezar nuevos hábitos.
Compartir los propósitos con otros ciclistas o con tu entorno puede servir a algunas personas como punto de apoyo y como ayuda; exponer los propósitos como algo específico y evitar las frases vagas; o aceptar que no siempre podremos lograrlos son otros consejos que pueden resultar útiles.
El cerebro y el nuevo año
Los propósitos de Año Nuevo tienen la ventaja de que, al plantearlos cuando cambia el año, mentalmente nos sentimos con mayor voluntad de adoptar nuevas costumbres. Y es que el cerebro también reacciona a los momentos de cambio, como lo es el empezar un nuevo año.
Hay que aprovechar bien esto porque como es lógico el cambio de año no nos cambia ni a nosotros ni a lo que nos rodea. Las circunstancias son las mismas, pero tener propósitos de Año Nuevo y plantearlos de manera acertada puede ser bueno para lograr subir aquel puerto que se nos resiste o coger la bici tantas veces a la semana como nos hayamos propuesto. Aunque eso sí, la motivación y la perseverancia van primero.