Este meteorito podría acabar con todas las gravel actuales
El debate de los tamaños de ruedas, que tanto tiempo trajo de cabeza a los practicantes de mountain bike que cambiaban de bicicleta parece amenazar ahora al gravel tras la presentación de un prototipo de Moots con ruedas de tamaño 750d pero, ¿realmente tiene sentido esta nueva medida de ruedas?
¿Habrá cambio de medida de ruedas en las bicis gravel?
Volvamos por unos momentos atrás en el tiempo, a la primera década del siglo cuando el mundo de la bici de montaña se ponía patas arriba con la irrupción de las ruedas de 29 pulgadas. Lo que hasta entonces se había considerado como un estándar intocable, la medida de ruedas de 26 pulgadas, de repente saltaba por los aires con la irrupción de bicis con ruedas grandes.
Lo que parecía una excentricidad, poco a poco fue convirtiéndose en algo cada vez más común y pronto la gente comenzó a ver que aquello funcionaba, que se pasaba mejor por encima de los obstáculos, que era más fácil rodar deprisa, en resumen, el principio del fin de las mountain bike tal y como habían nacido en aquellos lejanos finales de los años 70 y llegado a Europa en los 90.
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Un cambio que, por supuesto, no estuvo exento de polémica por parte de los ciclistas que veían sus sus bicis totalmente depreciadas y comenzaban a quedarse sin repuestos de calidad a causa de lo que muchos consideraban que era un mero invento de las marcas para que todos cambiáramos de bici. Hoy en día, aunque se siguen comercializando bicis con ruedas de 26 pulgadas, estas han quedado relegadas a gamas muy básicas.
De hecho, la polémica se reprodujo poco después, en plena introducción de las bicis de 29’’ cuando también se planteó que sería mejor solución algo intermedio: las ruedas de 27,5’’ o 650b. De hecho muchas marcas optaron por crear gamas con ambos tipos de bicis, lo que obligaba a duplicar modelos o dentro de una misma referencia, equipar las tallas pequeñas con ruedas de 27,5 y las grandes con ruedas de 29 alegando que así se conseguía mantener la homogeneidad en las geometrías y el mismo comprotamiento.
Ni siquiera el ciclismo de carretera se libró de esto con algunas marcas que lanzaron modelos con rueda de 650b en las tallas pequeñas supuestamente para adaptar mejor las bicis a las mujeres.
Una propuesta que en ninguna de las modalidades caló, sobre todo en carretera donde la medida de 700 permanece como estándar inalterable desde los orígenes de este deporte mientras que en ciclismo de montaña las ruedas de 29 son las que se han acabado llevando el gato al agua salvo excepciones como bicis de enduro o descenso que optan por 27,5’’ para poder montar cubiertas de enorme balón sin que se dispare el diámetro efectivo y se vea perjudicada la agilidad de la bici o, incluso, la curiosa combinación mullet en las que las bicis montan una rueda delantera de 29 y una trasera de 27,5.
Ahora parece ser la modalidad del gravel, la última en popularizarse tal surgir como tal hace menos de una década la que parece verse afectada por estos intentos de plantear un nuevo estándar que, en realidad, nadie ha pedido ni nadie ve necesario tras presentar Moots un prototipo diseñado para ruedas de 750d con las que pretenden lograr un diámetro efectivo similar al de las mountain bike de 29 pulgadas pero sin tener que recurrir a cubiertas de gran balón.
Por supuesto, pocos han sido los que se han tomado en serio que esta medida de 750d pueda llegar a convertirse en un nuevo estándar aunque, si volvemos la vista atrás, muchos eran los que no se tomaban en serio a un tal Gary Fisher, uno de los históricos pioneros de la mountain bike, cuando comenzó a construir prototipos con rueda de 29 y a afirmar que aquello sería el futuro.
Evidentemente, las marcas estarían encantadas de que una nueva medida de rueda se instaurara en el gravel ya que supondría, como ocurrió en las bicis de montaña, una renovación total del parque móvil ciclista además de abrir nuevas vías de desarrollo en un momento en que las bicis de gravel, que al fin y al cabo, beben directamente del ciclismo de carretera, parece estar estar estancadas en los mismos mantras a la hora de elaborar sus diseños.
Sin embargo, volviendo a la pregunta del inicio ¿necesita realmente el gravel unas ruedas de mayor tamaño para ser más eficientes? Sinceramente, da que pensar. Abandonar un estándar como son las ruedas de 700 y con el que se están construyendo bicis realmente rápidas para buscar que las bicis gravel sean aún más brutas y acercarlas al comportamiento de las bicis de montaña parece tener poco sentido, sobre todo en un momento donde las rígidas de MTB van quedando un poco de lado frente a las modernas dobles de XC.
En general parece tener escaso sentido querer hacer que las gravel hagan lo mismo que las bicis de montaña cuando precisamente fue una disciplina que nació con el concepto de solventar una necesidad en las amplias llanuras del oeste de EE.UU. donde tan pronto vas por una carretera perfectamente asfaltada como, de pronto, esta se convierte en una pista de tierra a lo largo de muchas millas. No olvidemos que las primeras gravel montaban cubiertas un poco más gruesas que las de ciclocross y eran poco menos que las bicis gran fondo diseñadas para las clásicas pero con capacidad de alojar esas cubiertas.
Si nos ceñimos a esa esencia del gravel, tiene poco sentido crear bicis con una medida de rueda específica, sobre todo, cuando una de las ventajas de estas bicis es la polivalencia que ofrecen y que, con un simple cambio de ruedas por unas con cubiertas lisas nos permiten tener una bici de carretera. De hecho, tampoco olvidemos que en estos años las bicis de gravel se han estado debatiendo entre si lo ideal era utilizar ruedas de 650b o de 700. Finalmente las primeras han quedado reducidas a un uso marginal y sólo para aquellos que utilizan la bici gravel para hacer algo más parecido al mountain bike que realmente gravel.
De cualquier forma, vistos los precedentes de las bicis de montaña, es imposible afirmar que las ruedas de 750d no vayan a triunfar en el futuro, el tiempo dirá si nos toca cambiar de bici.