El escándalo Evenepoel está lejos de acabarse: ¿dopaje tecnológico?
En un deporte que ha sembrado tanta desconfianza como el ciclismo en la última década, cualquier pequeño detalle hace saltar las alarmas. Si tras la caída de Remco Evenepoel todos nos echamos las manos a la cabeza por su grave lesión, apenas dos días después volvíamos a echárnoslas por las acusaciones de que algo raro había pasado, cuando un mecánico sacó algo del maillot de Evenepoel.
Tras la caída de Evenepoel, vinieron las dudas
La polémica estaba servida, porque algunos (incluso ciclistas profesionales) salieron en defensa del belga, argumentando que cualquier ciclista lleva alimento, azúcares, y geles en los bolsillos traseros del maillot. Pero la sombra de la sospecha planeaba sobre Evenepoel.
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Primero, por el posible uso de algún producto que alteraba la concentración del ciclista y podía aumentar el riesgo de caídas.
Y ahora, la última noticia ha saltado después de que un juez del Tour de Francia hay destapado un sistema totalmente ilegal de dopaje electrónico.
Por supuesto, el juez lo ha hecho de forma anónima, algo que ni aporta confianza ni tampoco desconfianza, sino que agranda la duda.
Un juez filtra un tipo nuevo de dopaje electrónico: nueva teoría contra Evenepoel
Lo ha publicado el diario italiano Il Corriere: un juez árbitro que está en activo y participando en esta edición del Tour de Francia 2020, habría hecho unas declaraciones sobre la influencia de redes wifi en el pelotón.
Según este juez, las detectó desde su propio móvil en regiones en las que era imposible que existiera cobertura o red wifi alguna y argumenta que se trata de redes wifi 4G. Una red de este tipo serviría para aportar la geolocalización de los ciclistas que porten un dispositivo emisor de este tipo, así como la información del rendimiento fidedigna y en tiempo real. Mientras, Evenepoel sigue recuperándose de sus lesiones.
Y esta teoría es la última en tomar fuerza: que Remco Evenepoel llevaba un modem 4G, y que eso fue lo que su director sacó rápidamente de su maillot y se escondió en su bolsillo.
Sí, es cierto que no se trata de un dopaje mecánico o electrónico al uso, el que aporta una mejora directa sobre el rendimiento final, pero este tipo de estrategias, cualquiera que suponga conocer la posición geolocalizada de los ciclistas y de los rivales, está totalmente prohibida. Si el pinganillo ya supuso un debate, un debate aún abierto, esta geolocalización reabriría ese debate que en el fondo habla sobre la nobleza y el autoconocimiento en el ciclismo, frente a las matemáticas y los vatios comunicados.
La UCI revisa algunas bicicletas aleatoriamente y por sorteo pero rara vez encuentran algo sospechoso. En esta ocasión, el caso Evenepoel ha abierto algunas dudas que no acaban de cicatrizar. Y, sobre todo, ha abierto un debate sobre la posibilidad de estudiar y analizar telemetrías y geolocalización, algo ahora mismo ilegal pero que admite opiniones muy dispares. Veremos qué ocurro con todo este caso Evenepoel y cómo acaba.