El fast fashion llega al ciclismo
La moda rápida o fast fashion es una estrategia del mundo textil aplicadas por algunas grandes cadenas que constantemente ofertan diseños novedosos y buscan crear constantemente nuevas tendencias a fin de favorecer el constante consumo de sus productos. Ahora, algunas de estas firmas de moda también ponen sus ojos en el ciclismo.
¿Comprarías tus prendas ciclistas en el Zara o en H&M?
Las grandes cadenas de moda han sido señaladas en los últimos tiempos por practicar el denominado fast fashion, una forma de venta que consiste en constantemente incorporar diseños nuevos buscando tener a sus clientes enganchados a sus prendas y creándoles la necesidad de adquirir todo lo que se va lanzando.
Parar poder sostener este ritmo de producción estas marcas se apoyan en calidades en muchos casos discutibles y un proceso de fabricación sobre el que también se ha puesto al estar deslocalizados en distintas zonas del lejano oriente a menudo con unas condiciones laborales para sus trabajadores por lo menos dudables.
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Por suerte en el ciclismo, la mayoría de firmas de ropa especializada siguen manteniendo una coherencia, con muchas marcas, como las históricas italianas, que mantienen sus producciones en sus lugares de origen, y no aplican estas prácticas o al menos no lo hacen como norma.
Sin embargo, ahora, algunas de estas cadenas de ropa que mencionábamos al comienzo han encontrado en el ciclismo un nicho de mercado lanzando colecciones de ropa específica para este deporte. La primera en hacerlo fue Zara, que mediados del año pasado introducía prendas destinadas a la práctica del gravel en su catálogo. A ellas se sumaba a final de año ropa enfocada la práctica del mountain bike.
Ahora es H&M la que ha decidido sumarse, incluyendo también una pequeña colección de prendas ciclistas con diseños sobrios y patronajes holgados que pueden resultar perfectas para un ciclista urbano o para un uso de ocio sobre la bici gravel.
Al igual que ocurría con la gama de Zara, los precios de las prendas son muy contenidos, sobre todo, si lo comparamos con los que manejan las marcas especializadas en ciclismo.
También es común que estas marcas no especializadas, aunque sean del sector deportivo como Oysho o Nike, busquen como objetivo al practicante de ciclismo indoor, una actividad menos nicho que el ciclismo propiamente dicho, presentándonos prendas en las que un aspecto atractivo prima sobre la funcionalidad de la misma, encontrando, por ejemplo, leggins ciclistas que ni siguiera cuentan con tirantes o una badana que aseguren comodidad y prestaciones sobre la bici.
¿Tienen este tipo de prendas un hueco entre quienes practican el ciclismo de forma regular? Seguramente poco, principalmente entre el ciclista ocasional, que encuentra en estas marcas un punto fácil de compra y no tiene que realizar el desembolso que supone acudir a las marcas especializadas pese a que estas firmas de ciclismo de toda la vida cuenten con extensas gamas en las que es posible encontrar un producto que se adecúe a nosotros.
Un problema clásico de estas marcas que a menudo hacen hincapié en comunicar las bondades de sus prendas tope de gama y se olvidan de ese usuario de fin de semana que no requiere prestaciones dignas de un profesional sino una prenda que cumpla con su cometido y le proporcione la suficiente comodidad cuando se sube a la bici.