Las fat bikes y el turismo de aventura
No descubro nada si digo que las Fat Bike llevan tiempo provocando el entusiasmo de los amantes de las bicicletas. Originarias de USA y Canadá, son especialmente empleadas en Alaska y Países Escandinavos para transitar por superficies blandas de barro o nieve, pero también son ideales para recorrer terrenos áridos y arenosos.
Las inmensas posibilidades que otorga están convenciendo a todo el que las prueba, pese a su elevado peso y la dificultad que todavía entraña encontrar los recambios necesarios en nuestro país. Y es que las fat bikes, una suerte de evolución de las mountain bikes, no se pusieron definitivamente de moda en nuestro país hasta hace aproximadamente dos años, cuando las marcas empezaron a introducirlas en sus catálogos.
Pedalear alejados de la civilización en parajes únicos, durmiendo en cabañas y con el equipamiento justo para la supervivencia es una experiencia que sería inolvidable para todo el que sea capaz de llevarla a cabo. Las agencias de viajes no son ajenas a ello y cada vez es más habitual ver como, las dedicadas a ofertar rutas de aventura, tienen entre sus opciones auténticas odiseas sobre una fat bike.
Las opciones ofrecidas son infinitas. Desde expediciones a la Laponia finlandesa en busca de la aurora boreal, transitando tanto zonas heladas como frondosos bosques, a otras menos exóticas como la que, siempre que la meteorología lo permite, transcurre por El Camino Schmidt, sendero situado entre el Puerto de Navacerrada y el Valle de Fuenfría, en la Comunidad de Madrid.
RECOMENDADO
Para el que quiera un clima más benévolo y huya de aventuras tan extremas existen opciones, como un espectacular recorrido por la costa almeriense, transitando el parque de Cabo de Gata y el Desierto de Tabernas. Es la opción perfecta para el que quiera combinar la belleza paisajística con el sol y los deportes acuáticos, cuya práctica es ofrecida habitualmente en el pack.
La mayoría de estas rutas organizadas incluyen monitor, vehículo de apoyo y el equipamiento necesario incluyendo la fat bike, además del traslado al lugar indicado y el alojamiento necesario. Es una manera de olvidarse del tema organizativo, relajarse y viajar directamente a disfrutar sobre una fat bike de aventuras inolvidables. Pero, obviamente, el precio será mayor que si decidimos organizarlo por nuestra cuenta alquilando la fat bike, si es que no disponemos de una.
En cualquier caso, lo importante es que te animes a montar una fat bike y explorar las múltiples posibilidades que te ofrece, el nuevo mundo que han abierto a los ciclistas de todo el globo. Sea en desiertos o estepas, hazlo y descubrirás, quizá te sorprenda, que siempre te gustaron gordas.