Filippo Ganna destroza el Récord de la Hora
El italiano de INEOS Grenadiers consigue no sólo superar el récord vigente sino la marca de mejor rendimiento humano fijada por Chris Boardman en 1996, unificando ambos récords y dejando la marca en unos estratosféricos 56,792 kilómetros, un registro que, seguramente, perdurará mucho tiempo.
Impresionante registro de Filippo Ganna que acaba con la marca histórica de Boardman
Cuando a comienzos de año se conoció que Filippo Ganna iba a afrontar el récord de la hora, pocos dudaban de que el italiano, el mejor contrarrelojista de la actualidad, tenía en sus piernas una marca de relumbrón.
Sin embargo, la discreta temporada de Filippo Ganna, que culminaba con un nefasto resultado en el Mundial de Ciclismo celebrado en Wollongong, que él mismo calificó como “un día de mierda” hacía pensar que el italiano no se encontraba en su mejor forma.
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Como previo a la consecución de este récord de la hora, el jefe de rendimiento de INEOS Grenadiers, Daniel Bigham, lograba en el mes de agosto fijar el Récord de la Hora en 55,540 km en una inesperada actuación cuyo objetivo iba más allá de la mera consecución de la marca sino que formaba parte de la preparación del asalto de Filippo Ganna a fin de recabar todos los datos posibles para afinar cada detalle.
De hecho, hace unos días se desvelaba la espectacular Pinarello Bolide con la que Ganna encararía el reto. Una espectacular bici de aluminio elaborada mediante impresión 3D en la que la marca italiana llevaba al límite la aerodinámica con algunas soluciones innovadoras como los pequeños bultos en el borde de ataque del tubo del sillín para generar unas turbulencias controladas capaces de reducir la resistencia en esa zona.
Además de la bici, el récord de Bigham sirvió para fijar aspectos como el desarrollo más adecuado. Para esta ocasión Ganna optaba por un 66x14, una combinación aparentemente inhumana pero que es equivalente a un 52x11 como el que muchos de nosotros llevamos en nuestras bicis de carretera y que permite avanzar 10,04 metros en cada pedalada. La razón de usar un plato de ese tamaño es poder poner también un piñón más grande de forma que re reduzcan las pérdidas de energía al realizar la cadena una curva más suave.
En todo caso, un desarrollo descomunal pero adaptado a una cadencia en torno a las 95 pedaladas por minuto, el régimen óptimo en el Filippo Ganna es capaz de generar su máxima potencia sostenida.
Aparte del material cuidado al detalle, el esfuerzo que tal empresa requería de Filippo Ganna era sencillamente titánico. La corpulencia del italiano le obligaba a generar más de 450 W durante esa larga hora para poder tener opciones de superar la marca de Bigham, objetivo oficial que se planteaba, aunque los test en las jornadas previas y los rumores en los mentideros apuntaban que se buscaba algo más allá.
En la mente de todos estaba el antiguo récord de Chris Boardman, una marca fijada en año 1996 en 56,375 kilómetros, con una bici monocasco tras el cual la UCI decidió cortar la evolución de las bicis, obligando a que estas tuvieran una estructura convencional de doble triángulo. Incluso, fijo que para el Récord de la Hora se deberían utilizar bicicletas convencionales, algo que trajo el desinterés a este reto. Mientras tanto la marca de Boardman quedaba englobada en una categoría aparte denominada Mejor Rendimiento Humano.
No fue hasta el año 2014 cuando la UCI cedió permitiendo el uso de las mismas bicis homologadas para la competición en pista, lo que volvía a abrir la puerta al desarrollo aerodinámico, clave en lo que no deja de ser una contrarreloj de una hora de duracción.
El día D
Tras todos los preparativos y la expectación creada ante el intento de Filippo Ganna, por fin llegaba el día del asalto. El velódromo elegido, el de la ciudad suiza de Grenchen, una sede que se ha convertido en una de las preferidas para este tipo de retos por haberse demostrado como uno de los más rápidos del mundo.
Tres, dos, uno… adelante. Comenzaba Filippo Ganna su asalto con una salida fugaz que inmediatamente le colocaba unos segundos por delante de los tiempos marcados por Daniel Bigman. Sin embargo, tras las primeras vueltas de arranque, el ritmo se situaba en torno a los 16,5 segundos por vuelta, lo que no sólo no le servía para mejorar sino que le colocaba varios segundos por detrás del tiempo de Bigman, creando incertidumbre y haciéndonos pensar si Ganna habría elegido el mejor momento de forma para afrontar el Récord de la Hora en un año que no está siendo el suyo.
Según pasaban las vueltas el ritmo se estabilizaban entre los 16,1 y 16,3 segundos por vuelta, un ritmo aún bajo, que seguía provocando la pérdida de tiempo respecto a la marca precedente. Sin embargo, los registros prácticamente calcados vuelta a vuelta hacían alejar las preocupaciones dando buena muestra de que se trataba de algo planificado a fin de contar con fuerzas durante la decisiva parte final de la hora.
A partir del minuto 13 se empezaron a disipar las dudas cuando los ritmos comenzaron a aproximarse a la barrera de los 16 segundos por vuelta y en al cumplirse el minuto 15, con 14 kilómetros recorridos, la hemorragia de tiempo comenzaba a cesar y se atisbaba el punto de inflexión.
A partir de ahí comenzaron a sucederse las vueltas en torno a los 15,8 segundos y reducirse la desventaja hasta que, en el minuto 20, Filippo Ganna se ponía por fin por delante de los tiempos marcados por Bigham en agosto.
Atravesando el ecuador del reto, el cuentakilómetros marcaba 28 kilómetros recorridos, momento en el cual Filippo Ganna todavía daba una vuelta de tuerca más al ritmo, rebajando sus registros hasta los 15,5-15,6 segundos por vuelta, con lo que la ventaja sobre el récord vigente comenzaba a aumentar a buen ritmo. Ya no cabía ninguna duda, el objetivo era la marca de Chris Boarman.
Llegados a los 36 minutos se rompía la barrera de los 56 km/h de velocidad media, dejando a tiro de piedra los 56,375 km recorridos por el británico en el año 1996. Una cifra que conseguía superar a los 45 minutos de la prueba en un momento en que la maquinaria de Ganna ya estaba funcionando a pleno esfuerzo con un ritmo inhumano de 15,3-15,4 segundos por vuelta.
Solamente un desfallecimiento iba a impedir que Filippo Ganna lograra una marca sideral, algo que no llegaríamos a ver a pesar de que en los últimos 10 minutos, esos en los que la agonía y el dolor llegan a niveles inhumanos y sólo la cabeza es capaz de hacer que el ciclista siga pedaleando, el ritmo se redujera ligeramente, en torno a los 15,5 segundos/vuelta. Una velocidad de crucero que el ciclista de INEOS Grenadiers conseguía mantener para fijar los 56 kilómetros y 792 metros que, además de unificar las dos ramas del récord de la hora, lograban llevar el rendimiento y la tecnología hasta un punto que, a buen seguro, tardará en ser superado.