Cómo hacer tu bici más rápida sin gastar ni un euro
Cuidar la aerodinámica es una de las formas más sencillas de mejorar el rendimiento sobre la bici. Muchas de estas mejoras se pueden lograr sin invertir un solo euro, simplemente trabajando pequeños detalles que, a menudo, son pasados por alto. Descubre las mejores formas de ahorrar vatios.
Velocidad extra sin coste
Mejorar el rendimiento sobre la bici es el gran anhelo de la mayoría de los que aman dar pedales. Pedalear con menos esfuerzo nos permite afrontar recorridos más largos o hacerlos más rápido y, en general, nos hace disfrutar más de la bici.
Mejorar el rendimiento, evidentemente, está asociado a entrenar duro y cuidarse. Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta otro tipo de detalles que, si los trabajamos, nos permiten mejorar sin apenas contraprestaciones. Uno de los más relevantes es la aerodinámica, es decir, tratar de reducir el efecto del principal elemento que se opone al avance del ciclista, sobre todo cuando la velocidad aumenta.
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Cuando hablamos de mejorar la aerodinámica, muchos piensan en estudios en el túnel de viento, bicis aerodinámicas o ruedas de perfil. Sin embargo, podemos lograr importantes mejoras de forma mucho más sencilla.
El 80% de la resistencia al viento proviene del ciclista, por tanto, es el primer lugar sobre el que hay que trabajar, situándole sobre la bici de forma que ofrezca la menor superficie frontal que deba atravesar el aire.
Por tanto, el primer paso será buscar una colocación sobre la bici que reduzca ese área frontal algo que a grandes rasgos consiste en situarse lo más horizontal posible y hacerse estrechos. La primera parte se consigue habitualmente bajando la posición del ciclista, algo que podemos conseguir eliminando separadores del manillar. Aquí el factor limitante es la capacidad de flexión de nuestra cadera ya que un exceso de flexión reduce la capacidad de generar fuerza en el primer tramo de la pedalada.
Una opción es jugar con el retraso del sillín de forma que si lo adelantamos podemos rotar la posición total del cuerpo de forma que al adelantar el sillín debemos subirlo para compensar y, a su vez estamos más cerca del manillar por lo que podemos ir más bajos. El problema es que buscar posiciones tan agresivas requiere un físico acorde para hacerlas sostenibles.
A menudo el ciclista medio no trabaja de ninguna forma otros músculos que no sean los de las piernas, teniendo grandes carencias en los músculos estabilizadores y tren superior. Un trabajo complementario, como puede ser el pilates, nos permitirá contar con la flexibilidad y el tono necesario en estos músculos para poder pedalear en una posición agresiva durante mucho tiempo.
Otro punto a controlar en la posición de la bici es el agarre en el manillar. Aquí lo ideal es que brazo y antebrazo formen un ángulo de 90º con lo que reducimos al máximo la superficie de los mismos que se opone al viento. Es por ello que muchas veces es más aerodinámico ir agarrado arriba a las manetas que en la curva del manillar.
En el aspecto del agarre podemos influir también en el factor anchura. Si os fijáis en las bicis de los profesionales, muchos optan por rotar las manetas hacia el interior, lo que permite un agarre más estrecho que, a poco que sea, estará reduciendo nuestro área frontal y, por tanto, mejorando la aerodinámica.
Sin embargo, de poco nos servirá llevar una buena posición sobre la bici si llevamos ropa poco ajustada que vaya flaneando al viento. Ese es otro de los aspectos básicos a cuidar. La ropa que llevemos debe de ser ceñida, nada de usar un maillot dos tallas más como vemos a menudo por las carreteras. ¿No habéis probado un mono de una pieza para carretera? además de prendas muy cómodas también añaden una cierta mejora aerodinámica. Todo esto es extensible a la hora de usar chaleco o chubasquero. Por suerte los diseños actuales piensan en ello y sus cortes son ajustados pese a que dificulten el ponérselos y quitarselos en marcha.
Importante en el aspecto aerodinámico es evitar abrirse la cremallera del maillot como suelen hacer muchos cuando el calor aprieta. Si vamos subiendo un puerto a 10 km/h evidentemente sí podemos hacerlo ya que a esa velocidad la influencia de la aerodinámica es residual, pero no en una subida tendida al 5% donde vamos rodando a más de 20 km/h y donde un maillot abierto nos obligará a aportar muchos vatios extra.
Otro aspecto a cuidar son las superficies sobre las que circula el aire, de forma que consigamos que el flujo que pasa sobre ellas se vea afectado lo menos posible. Aquí entraríamos en el campo de las ganancias marginales, pero todo suma.
En lo que respecta al ciclista podemos cuidarlo con algo tan sencillo como llevar las piernas bien depiladas. Si ya lo extendemos a los antebrazos, otra de las zonas que suele acumular vello, pues eso que tenemos ganado. En el caso de la bici lo que cuidaremos es que esté limpia no como solemos ver en muchas ocasiones, que los tubos diagonales acumulan salpicaduras y todo tipo de suciedad que en mayor o menor medida influirán al paso del flujo de aire.
Más detalles que podemos cuidar es la colocación del ciclocomputador, de forma totalmente horizontal para ofrecer menor resistencia. Si llevamos un sólo bidón es más aerodinámico colocarlo en el portabidón del tubo de sillín que en el diagonal o, a la hora de llevar la herramienta y el respuesto elegir una bolsa de sillín lo más minimalista posible o, mejor aún, llevarlo en el maillot, sobre todo, evitando colocar la bomba en el cuadro.
Son pequeños detalles que por sí solos ofrecen mejoras mínimas pero que sumados nos permiten ahorrar unos cuantos vatios que siempre son bienvenidos, sobre todo cuando rodamos a tope y son esos pocos vatios los que marcan la diferencia entre cortarse o aguantar.