Frenos de disco vs zapata para bici de carretera ¿qué necesitas saber en 2022?
A punto de cumplir una década en el mercado, los frenos de disco se han asentado en las gamas de bicis de carretera. El cruento debate sobre su necesidad o los motivos de las marcas para su implantación se ha ido diluyendo. Pese a todos, aún hoy en día muchos siguen defendiendo la sencillez y efectividad de los frenos de zapata.
¿Realmente son mejores los frenos de disco que los frenos de zapata?
Casi 10 años después desde que comenzaran a introducirse los frenos de disco en el mercado de las bicicletas de carretera podemos tener la perspectiva suficiente para decidir si este sistema ha supuesto realmente una evolución en las bicicletas de carretera frente a los frenos de zapata de toda la vida, cuya evolución los había hecho potentes y modulables.
En cualquier caso, las marcas y los fabricantes de grupos han decidido que el futuro es de los discos y pese a quien pese, cada vez es más complicado encontrar bicis nuevas con frenos de zapata, incluso en las gamas bajas.
Las ventajas de los frenos de disco
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Pese a todo el tiempo que llevan en el mercado, a muchos aún no les quedan claras las verdaderas innovaciones que supuso la introducción de los frenos de disco y se quedan en un genérico “frenan más”.
Una afirmación que en realidad no es tal ya que la capacidad máxima de frenada viene determinada por el agarre del neumático y no por la potencia ofrecida por los frenos que, a nivel bruto, no resulta muy superior a la proporcionada por los últimos modelos disponibles de frenos de zapata.
La idea principal de los frenos de disco es contar con un sistema dedicado en exclusiva a la tarea de detener la bici y no dejar la responsabilidad de transformar la energía cinética en calor en la llanta de la bici que además es parte estructural de la rueda y también tiene la misión de mantener en su sitio la cubierta de la bici, resistiendo a presión del aire alojado en su interior.
En otro parte está el accionamiento hidráulico de los frenos de disco frente a los cables de los frenos de zapata, una forma de actuar que transmite instantáneamente la fuerza que ejercemos sobre la maneta a las pastillas sin necesidad de realizar un gran esfuerzo. Esto ha hecho posible que frenar desde la parte de arriba de las manetas sea tan eficiente como cuando nos agarramos abajo, disminuyendo mucho la tensión del ciclista.
El tacto directo del sistema hidráulico, con un comportamiento mucho más lineal que los cables de los frenos de zapata, permite una modulación más fácil de la potencia que aplicamos en cada momento con lo que la frenada resulta más efectiva al poder aplicar más potencia sin temor a bloquear la rueda o incluso frenar en plena curva sin temor a perder agarre.
Por último, no se nos puede olvidar la capacidad de frenar cuando la lluvia hace su aparición, que en los frenos de disco se mantiene prácticamente inalterada al contrario que lo que ocurría con los frenos de zapata cuya goma era devorada sin piedad por las frenadas cuando el agua se interponía, además de reducirse tremendamente la eficacia.
Cómo han cambiado las bicis
Para muchos, la estética de una bici de carretera con frenos de disco es una auténtica aberración. Simples opiniones personales para quienes llevan toda la vida con un concepto de bici. En realidad, la estética no ha cambiado tanto en estos años más allá de las mayores secciones en vainas y patas de la horquilla a fin de lograr la suficiente robustez para sostener las torsiones producidas por las frenadas y la necesaria rigidez lateral para evitar roces.
La principal afectación a las bicis de incorporar frenos de disco no es visualmente palpable sino que se traduce en un aumento de peso que si bien no era excesivo por sí solo, hay que sumarle unas ruedas más robustas. Pese a que en el mercado podemos encontrar bicis con frenos de disco realmente ligeras, en general los pesos de las bicis se han incrementado, no sólo por los discos, también por la normalización de secciones de tubos aerodinámicas y los guiados internos de cables, por lo que hoy en día es difícil encontrar bicis que se aproximen al límite UCI de 6,8 kg.
Los frenos de disco han permitido eliminar la principal limitación a los pasos de rueda por lo que otro de los cambios ha sido la normalización del uso de llantas con mayor anchura y cubiertas de más balón, comenzando a normalizarse la medida de 28 mm que era lo que hace no tanto usaban los profesionales para afrontar las clásicas del pavés.
Y hablando de cubiertas, también hay que mencionar que los frenos de disco han sido un alivio para los fabricantes de ruedas que tuvieron que invertir importantes recursos para lograr fiabilidad en los modelos de carbono para frenos de zapata para cubierta ya que el sobrecalentamiento que causaban las frenadas supuso durante un tiempo un serio problema de fiabilidad para este tipo de ruedas.
Los problemas de los frenos de disco
Pese a que durante estos años los sistemas de freno de disco han ido evolucionando para hacer las pinzan más minimalistas o integrar el anclaje a la bici con la incorporación del sistema flat mount o facilitar las tareas de purgado, aún siguen arrastrándose algunos inconvenientes que son esgrimidos por los detractores de los frenos de disco.
Los roces de las pastillas contra el disco siguen siendo la principal crítica que muchos realizan a los frenos de disco, olvidando que también eran algo común en los frenos de zapata y que obligaba a muchos a abrir la palanca de que disponían los frenos para separarlos y poder sacar la rueda. Un problema al que Shimano ha tratado de poner coto en sus últimos grupos pero que, aún así, sigue trayendo de cabeza a muchos.
En general el mantenimiento de los frenos de disco es lo que más asusta a la mayoría. Ajustar las pinzas para evitar los roces no es tan trivial como era el de los frenos de zapata y ya tener que purgar los frenos es para muchos un proceso de ciencia ficción. Sin embargo, la realidad es que, una vez que hemos logrado el ajuste correcto los frenos de disco apenas necesitan atención durante un largo periodo de tiempo.
En este apartado tenemos que hacer referencia a uno de los problemas que muchos auguraban y que no ha llegado a ser tal: el de las caídas en el seno del pelotón. Se hablaba de que los discos iban a causar cortes y quemaduras en cada montonera. Algunos casos han salido pretendiendo achacar cortes a los frenos de disco. Incidentes puntuales y que en muchos casos se ha acabado demostrando que se habían producido con otro elemento de la bici como los platos.
¿Mejoran los frenos de disco a los frenos de zapata?
Como en todos los aspectos de la vida, depende. Principalmente, del nivel técnico del ciclista. Alguien con buen dominio de la bici es capaz de bajar tan rápido y seguro con frenos de zapata como con frenos de disco. Tenemos que tener en cuenta que los frenos de zapata ya habían logrado un nivel de modulabilidad y efectividad tremendo antes de ser desbancados por la apuesta de las marcas por los discos.
Quienes sí agradecerán el tacto y la capacidad de frenar casi sin esfuerzo que aportan los frenos de disco son aquellos menos hábiles sobre la bici y quienes tengan miedo a las bajadas. Un miedo que a menudo viene generado por la sensación de que no se va a ser capaz de detener y controlar la bici cuando la velocidad aumenta. Precisamente, la eficacia de los frenos de disco ha sido como un soplo de aire fresco para estos ciclistas que de repente han encontrado la confianza necesaria para dejar de sufrir en las bajadas.
Cómo decíamos al comienzo, tras todos estos años en el mercado ya no hay marcha atrás y poco a poco las bicis con frenos de zapata empezarán a adquirir el aura de bicis clásicas que por ejemplo tienen aquellas con las palancas de cambio en el tubo diagonal. Y a vosotros ¿Qué opinión os merecen los frenos de disco? ¿Estáis contentos con su funcionamiento? ¿Cómo los mejoraríais? Cuéntanoslo en nuestras redes sociales.