Mejora tus habilidades mentales para optimizar tu rendimiento sobre la bici
Mens sana in corpore sano, dicho en latín. Vamos, que no todo es puramente físico, sino que físico también es la salud mental. Y esta potencia mental, esa fortaleza, mejorará tu rendimiento ciclista. Te contamos cómo hacerlo.
La dificultad de cambiar una idea en el deporte
Convertir una idea perniciosa en una idea que suma es algo imprescindible para una inteligencia emocional madura y saludable. Y una buena agilidad y salud mental, es imprescindible a su vez para un mejor rendimiento deportivo.
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Normalmente, en la faceta deportiva, en la faceta ciclista, hay momentos en los que ciertos estados mentales o simplemente ciertas ideas nos limitan, nos frenan, nos abocan al fracaso, a la frustración, al rechazo. Pero esas mismas ideas, bien gestionadas, pueden convertirse en motor de éxito, de rendimiento, de superación.
Por supuesto, no hay nada más difícil que cambiar una idea. Pareciera que lo complicado es coger la rutina de entrenar todos los días, de no faltar al gimnasio, de subir la intensidad de los entrenamientos. Pero no, eso son hábitos, que también tienen lo suyo, pero que se pueden conseguir más fácilmente. Cambiar una idea, una forma de pensar, un proceso cognitivo que llevamos años perpetuando, es muchísimo más difícil. Pero una vez lo haces, se enciende la luz.
Cómo mejorar tus habilidades mentales como ciclista
En primer lugar, como suele ser habitual decir, hay que reconocer el problema, o la idea en cuestión. Es importantísimo identificar estas ideas negativas, pero es un paso imprescindible para progresar. Un “no puedo”, por ejemplo, puede convertirse en un “¿y si lo consigo?”. Dicho así, te puede sonar grandilocuente, pero hay muchos ejemplos en los que ideas negativas nos afectan: no lo voy a conseguir, no estoy en forma, no llegaré al objetivo, lo estoy haciendo fatal. Cambia esas ideas por: lo puedo conseguir, poco a poco estoy aumentando mi tono muscular, no tengo presión por llegar al objetivo, lo hago lo mejor que sé hacerlo.
Entre esas afirmaciones, a continuación, hay algunas que esconden procesos mentales más perjudiciales y profundos. Por ejemplo, marcarse objetivos demasiado ambiciosos y a muy largo plazo no ayuda. Al contrario: marca objetivos alcanzables y que vayan paso a paso en un camino, con una tendencia. No pienses que quieres correr este año una ultramaratón, así no piensan los profesionales con habilidad mental y salud mental.
No, haz la famosa “raspa de pez”. La cabeza es tu objetivo: llegar a la prueba. Pero empieza a concretar las espinas: para llegar a la prueba, antes tengo que conseguir un ritmo medio, y antes tengo que reajustar mi bici, y antes tengo que hacerme un plan semanal de entrenamiento, y antes tengo que solicitar un plan alimenticio mensual, etcétera. Así, comenzarás por el primer paso, no por el último. Por ejemplo, mi plan de entrenamiento semanal y mi plan de alimentación mensual. Eso sí es un inicio, un objetivo claro y alcanzable. Cuantitativo, no ambiguo, tangible. Así se empieza, paso a paso. Partido a partido, como dicen en fútbol.
Haz que duela, pero no sufras. Ya sabes que el dolor no se puede evitar, pero el sufrimiento sí. Asume que ciertas cosas duelen, cuestan, y afróntalas sin reticencias, sin temor. No sufras, porque si no disfrutas nada, absolutamente nada, merece la pena.
Relaja tu mente, haz ejercicios de relajación y control de la respiración. Ayudan a este control, pero también a aclarar las ideas. Y muchas de esas ideas aparecen más claras tras estos ratos de meditación y control de emociones. Sirve para ver las cosas desde otros puntos de vista, pero también para eliminar referencias ilógicas o negativas. Vamos, que refuerza todo lo positivo que sí que haces, pone el foco en ello.
Diversos estudios han comprobado que este tipo de estrategias y ejercicios funcionan de verdad, mejoran el rendimiento y, lo que es más importante, el estado anímico de los ciclistas. Y de ese ánimo viene lo demás.