¿Puedo salir a pedalear estando resfriado?
En estos días de pleno invierno, con temperaturas frías, los virus y bacterias que causan enfermedades respiratorias están a la orden del día. Quienes llevan un entrenamiento planificado se encuentran al ser atacados por ellas ante la disyuntiva de continuar con sus sesiones planificadas o perder unos días y recuperarse.
Hacer ejercicio estando resfriado, qué debes saber
Cuando estamos preparando una competición o la participación en un evento especial, todos tenemos la sensación de que no podemos fallar ningún entrenamiento si queremos llegar en la forma adecuada al día señalado.
Por ello, cuando nos encontramos con imponderables como sufrir un inesperado resfriado o que nos coja algo tan común como la gripe, o en los últimos tiempos, el covid, inmediatamente se nos viene el mundo a los pies y pensamos que los esfuerzos que llevamos meses haciendo van a irse al garete, nada más lejos de la realidad. Es cuando nos planteamos el seguir entrenando a toda costa sin pensar si es lo más adecuado.
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Aunque el deporte en general y la bici en particular tienen entre sus ventajas la de favorecer las defensas naturales del organismo, también es cierto que, en las épocas de mayor intensidad de entrenamiento, cuando afinamos nuestro peso lo máximo posible y las cargas son altas, nuestro cuerpo se debilita y queda más expuesto ante infecciones que, por otra parte, son totalmente comunes en estas fechas.
Qué opción elegir
Cuando tenemos que tomar la decisión, estando enfermo, entre salir a entrenar o parar y recuperar tenemos que tener en cuenta varios factores. Por lo general se suele diferenciar entre si afecta únicamente a las vías altas: nariz y garganta, o se nos ha agarrado más profundamente, bajando hasta los bronquios o los pulmones.
En el primer caso suelen ser cuadros leves que causan molestias como dificultad para respirar por la congestión de nariz y garganta, quizás también dolor de cabeza si los senos de la cara también se hayan congestionados, pero nada que nos impida montar en bici. Eso sí, será preferible variar el plan previsto si tocaba una sesión de alta intensidad. Principalmente, porque seguramente no vayamos a ser capaces de cumplir con los parámetros marcados, no por falta de fuerzas pero sí por las dificultades para respirar. En su lugar, un rodaje suave puede ser incluso beneficioso para mantener activo el cuerpo.
Otro caso muy diferente es cuando la infección ha llegado de cuello para abajo. En estos casos la congestión suele ser grande, generando síntomas extras como tos. En caso de tratarse de una infección vírica también puede hacer su aparición la fiebre que, además de debilitarnos puede llevar acarreadas otros síntomas como pérdida de tono muscular y dolor generalizado.
En estos casos, lo sensato es parar unos días y dejar que el cuerpo recupere adecuadamente mientras tomamos la medicación que nos haya prescrito el médico. Parar esos 4 o 5 días puede suponer la diferencia entre dejar de entrenar sólo esos días, o que la enfermedad se acabe alargando a 10 o más jornadas lo que sería aún más perjudicial para nuestra forma. Además, que estas condiciones es prácticamente imposible cumplir con lo programado a poco que la exigencia sea un poco alta
Por descontado que iremos a ver al médico para obtener un diagnóstico preciso y seguiremos sus indicaciones al respecto de la medicación que nos prescriba. Nada de automedicarse pese a que creamos saber lo que tenemos y podamos tirar de medicamentos que tengamos en casa, sobre todo para aquellos que recurren a los antibióticos a la mínima, una práctica que se está convirtiendo en un auténtico problema de salud a nivel mundial por las resistencias a los mismos que su incorrecta administración está generando en las bacterias y que hacen que su efectividad esté decreciendo. Contra un virus, como puede ser el de la gripe, no son efectivos los antibióticos.
Precauciones para entrenar estando enfermo
Si pese a todo elegimos mantener lo planificado, no estará de más tomar una serie de precauciones, comenzando por la hidratación que, si habitualmente resulta un parámetro importante, estando resfriado cobra mucha mayor importancia al ayudar a fluidificar la mucosidad que el cuerpo genera como respuesta ante la infección.
Proteger boca y nariz con una braga de cuello o similar también será conveniente para evitar que el aire frío pueda agravar los síntomas que ya padezcamos. También relacionado de la ropa, deberemos ser especialmente cuidadosos con lo que elegimos ya que tan perjudicial será pasar frío como protegernos en exceso y acabar sudando demasiado para luego quedarnos congelados.
Ni que decir que, según lleguemos a casa, lo que corresponde es ir directos a la ducha en vez de remolonear como hacemos muchas veces entre comprobar los mensajes en el móvil o subir lo que acabamos de hacer a Strava. Prioridad máxima a quitarse el sudor, recuperar temperatura y ponerse ropa seca y limpia.
Pese a que siempre nos guste montar en bici en el exterior, también hay que valorar que, en estas condiciones, es una fantástica opción elegir es el rodillo, que nos permitirá mantenernos en casa y poder parar en cualquier momento si una vez iniciada la sesión las sensaciones no acompañan, además de minimizar las posibilidades de coger frío y agravar nuestro estado.
Enfermar en invierno es prácticamente inevitable ya que este tipo de enfermedades respiratorias viajan por el ambiente. En todo caso, para reducir las posibilidades de caer es recomendable aplicar algunas de las prácticas aprendidas durante la pandemia, como el uso de geles hidroalcohólicos para mantener desinfectadas las manos o utilizar mascarilla en lugares cerrados y con concentración de personas, aunque, como ocurre en todo, el 100% de protección es imposible y raro no es acabar cayendo. Por supuesto, ahora es cuando nos acordamos que quizás, si nos hubiéramos vacunado de la gripe hace un par de meses ahora no nos estaríamos planeando estas cuestiones.