¿Se avecina una invasión Cargo Bike?

Es posible que en pocos años, veas carbo bikes por toda la ciudad. Se trata del vehículo idóneo para el nuevo modelo comercial, y te explicamos por qué.

Cargo Bikes y el modelo comercial del último kilómetro

Desde hace ya algunos años, algunos países europeos de gran trayectoria cultural de la bicicleta han ido comprobando cómo se imponía un nuevo modo de transporte: las cargo bikes. Su popularidad no ha dejado de crecer, tanto que los datos auguran una tendencia abismal de crecimiento, en cifras que ya han superado con creces a otros medios de transporte.

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Lo cierto es que el mejor ejemplo de todo esto que introducimos es Alemania. El país bávaro vio cómo, justo antes de la pandemia, las cargobikes tomaban el control y se llevaban el territorio de muchas ciudades. En 2019, de hecho, las cargo bikes superaron en ventas a los coches eléctricos.

¿Cómo se explica todo esto? Pues relativamente sencillo. El comercio online ha alcanzado una cota más en entornos urbanos muy maduros, que es la conocida como “entrega del último kilómetro”. Sí, comprar algo y recibirlo en pocos minutos gracias a una amplísima red de almacenaje y distribución por parte de las compañías. Y esta entrega de último kilómetro está encontrando en las cargo bikes su buque insignia. Pero hay más razones.

Las Cargo Bikes y el Green New Deal mundial

Hablamos, no lo olvidemos de bicicletas eléctricas, con motor y asistencia eléctricos y, sobre todo, con capacidad de hasta un par de metros cúbicos. Esta realidad ha hecho que mover estas bicicletas requiera más potencia, de hecho. Shimano, hace apenas unos días, anunciaba su versión del Shimano EP8 Cargo, especialmente pensado para estas cargo bikes.

Pero como decimos, hay más argumentos. Hay uno muy de peso en las circunstancias actuales, en las que los gobiernos de multitud de países, y organismos supranacionales como la Unión Europea, están apostando la recuperación económica tras el coronavirus a la economía verde en lo que se ha denominado el nuevo Green New Deal. Y eso requiere reducir las emisiones de carbono. Pues bien, cada cargo bike se estima que puede reducir en torno a 100.000 kilos de dióxido de carbono al año. Esa reducción de CO2 es comparada con otro vehículo de motor de explosión, en concreto con respecto a 22 coches, que sería el equivalente a esa cantidad de emisiones.

Pero hay un pequeño pero: las compañías de mensajería necesitarían renovar gran parte de su flota. Motocicletas, coches y furgonetas que desaparecerían en muchos casos en favor de las cargo bikes. Esto requiere financiación, en primer lugar, y planificación, ya que se trata más de una inversión que de un gasto, pero en una época en la que se busca rentabilizar rápido, y con las empresas saliendo de esta crisis que comentamos, se antoja complicado.

Por lo pronto, es posible que muchas de estas empresas comiencen ya a comprar cargo bikes para vehículos nuevos, pues su coste ronda los 4000 euros o algo más, mismo precio que un vehículo de carga de motor de combustión de segunda mano, y un tercio del precio de uno nuevo.

En resumen, la estrategia está clara: las cargo bikes son el mejor vehículo para esa red de distribución del último kilómetro y su implantación parece cuestión de tiempo, de ayudas públicas y de una iniciativa privada que piense en la recuperación de una inversión inicial.