Las bicicletas de carretera más radicales que se han fabricado

La evolución de las bicicletas de carretera a lo largo de los años nos ha dejado por el camino curiosos diseños que trataron de revolucionar el ciclismo. Unos más afortunados, otros adelantados a su tiempo y algunos totalmente psicodélicos. Estas son algunas de las bicis más extrañas y radicales de la historia.

Retorciendo la tecnología de las bicicletas de carretera

Las bicicletas de carretera son por concepto unas máquinas relativamente sencillas. Sin embargo, a lo largo de la historia de estas máquinas siembre ha habido quién ha intentado evolucionar las bicis de carretera con diseños atrevidos siempre buscando modelos más eficientes u optimizarlas para algún uso concreto. Estas son algunas de las bicicletas de carretera más radicales y llamativas que se han construido.

Horace Bates

En los años 30 las publicaciones ciclistas británicas solían evitar destacar la marca de tal o cual bici. Al diseño de las bicis de Horace Bates no le hacía falta ya que eran reconocible a primera vista por la peculiar forma de su horquilla y la característica doble curva que realizaban sus patas.

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Más allá de una seña de identidad, el fabricante buscaba dotar a sus bicis de una mayor comodidad con un diseño que, años más tarde, sería imitado por la italiana Pinarello con sus horquillas Onda.

Eddy Merckx

La París-Roubaix siempre ha sido la prueba más exigente para una bicicleta de carretera. Actualmente muchas marcas recurren a bicicletas específicas con mayor capacidad de absorción y geometrías más estables. Una búsqueda de soluciones que es tan clásica como la dureza intrínseca del Infierno del Norte.

Un buen ejemplo es la bicicleta Eddy Merckx empleada por el ciclista canadiense Steve Bauer en la París-Roubaix de 1993. Una bici completamente loca con un ángulo de sillín de unos exagerados 60º, vainas tremendamente largas y una dirección muy lanzada que disparaba la distancia entre ejes para llevar la estabilidad al máximo. Si esto no fuera suficiente, hubo incluso una versión equipaba la horquilla de suspensión Rock-Shox Roubaix, una versión aligerada de la archiconocida Mag-21 de mountain bike, con la que se trataba de añadir comodidad.

Bianchi

En esos primeros años de la década de los 90 la París-Roubaix trajo muchas bicis auténticamente locas en la lucha por uno de los trofeos más preciados del ciclismo profesional

En 1994, los italianos de Bianchi fabricaban nada menos que una bici de doble suspensión para el mítico León de Flandes, Johan Museeuw. Con un diseño que recuerda al de muchas bicicletas de montaña, equipaba un pequeño amortiguador de muelle en posición vertical, anclado sobre el pedalier y una pequeña bieleta que lo unía al basculante trasero que equipaba frenos cantilever de bici de montaña.

Para guiar el cable hasta ella, el tubo superior por donde se guiaba se inclinaba en dirección a la rueda trasera teniendo que añadir otro pequeño tubo de refuerzo desde el del sillín para mantener la rigidez.

Look

También a primeros de los años 90 los equipos profesionales comenzaron a ser conscientes de la importancia que tenía la aerodinámica en las pruebas contrarreloj. Entre los más innovadores, la ONCE de Manolo Sainz que nos trajo bicicletas que aún hoy en día tienen un aspecto futurista.

Las máquinas de contrarreloj elaboradas por la firma francesa Look fueron adquiriendo carenados cada vez más prominentes lo que provocó la reacción de la UCI que comenzó a regular el diseño de las bicicletas para evitar la deriva que se estaba observando y que amenazaba con transformar las bicicletas en algo totalmente diferente.

Softride

Mientra la UCI decidía poner coto a los diseños que se alejaran de la imagen tradicional de las bicicletas, en el triatlón los ingenieros podían volar libres dando rienda suelta a sus más locas ideas.

Un claro ejemplo es esta Softride, en un diseño que más adelante sería emulado por Zipp en una de las bicis más afamadas de este deporte y que en la actualidad también sirve de inspiración a otras bicis. Buscando reducir al máximo los elementos que puedan ofrecer resistencia al viento se optaba directamente por eliminar el tubo de sillín, sosteniéndose el conjunto en una robusta estructura inferior y dotándola de un pequeño subchasis, únicamente destinado a tener un lugar donde alojar el sillín.

Pinarello

Hablando de bicicletas radicales y adelantadas a su tiempo, no podemos dejar de hablar de la famosa Espada de Miguel Indurain, la bicicleta que Pinarello preparó para el asalto al récord de la hora que el campeón navarro realizó en el año 1994.

La Espada era un monocasco de carbono que creaba una estructura continua a la búsqueda de la menor resistencia aerodinámica. Incluso se llegó a diseñar una peculiar horquilla que envolvía la rueda por su parte trasera aunque nunca la llegó a utilizar más allá de los test por la inestabilidad que generaba en la conducción.

G.Obree

Quién no recuerda la imagen de Graeme Obree, el escocés volador batiendo sorpresivamente el récord de la hora. Un ciclista amateur que logró impresionar al mundo del ciclismo con una bici fabricada por él mismo, para la que incluso llegó a utilizar piezas de su lavadora, y una radical posición de huevo que le daba una aerodinámica superior.

Una bici de un diseño relativamente sencillo, que trataba de mantener la continuidad de sus tubos y con unas cotas tremendamente radicales entre la corta longitud entre ejes, una dirección muy vertical y el peculiar manillar, que recuerda al de los patinetes que vemos hoy en día en las ciudades y sobre el que el ciclista escocés prácticamente se tumbaba.

Estas son sólo algunas de las bicis más radicales que se han construido. ¿Recordáis vosotros alguna más? Contádnoslo en nuestras redes sociales.