Lecciones y consejos tras pasar 24 horas sobre una bici
Con la popularización del gravel, las carreras y eventos de la especialidad han comenzado a ser cada vez más comunes. Pruebas que a menudo cuentan con el denominador común de afrontrar largas distancias por encima de los 200, 300 e incluso más kilómetros durante varios días en los que el ciclista a de ser autosuficiente la mayor parte del tiempo. Te explicamos qué has de tener en cuenta para sobrevivir a semejantes retos.
Cómo afrontar una prueba de gravel de larga distancia
Recorrer más de 300 kilómetros principalmente por caminos de tierra es, para el aficionado medio, un reto brutal que requiere un entrenamiento concienzudo y todo un reto. Si bien estamos acostumbrados a ver a lo grandes ciclistas del gravel que realizan los recorridos de pruebas como la Unbound o The Traka marcando unas medias de velocidad impresionantes, lo cierto es que para la mayoría de los mortales supone invertir un número de horas ingente sobre la bici.
Aparte, este tipo de pruebas, no hablemos ya si nos vamos a las grandes salvajadas tipo la Badlands, se realizan, en mayor o menor medida en lo que se conoce como autosuficiencia, es decir, es el propio ciclista el que tiene que planificar donde y cómo se va a alimentar, donde va a descansar, si va a pedalear de noche y, además, ha de ser capaz de seguir la ruta correcta dependiendo de las indicaciones del ciclocomputador GPS.
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Como podéis imaginar, además del necesario entrenamiento para poder pedalear durante tantísimas horas sin desfallecer, también es necesaria una concienzuda planificación previa que nos permita lidiar con todo lo que podamos encontrar. Nosotros hemos podido comprobarlo de primera mano participando en la versión de 360 kilómetros del Tour de Hierro, joven prueba manchega que celebraba su segunda edición tiene su arranque y conclusión junto a los famosos molinos de viento de Campo de Criptana para, siguiendo los lugares descritos por Miguel de Cervantes en su famosa novela, recorrer los parajes por los que cabalgó El Ingenioso Hidalgo.
Esta primera experiencia en gravel de larga distancia nos ha permitido aprender algunas cosas, ver en que aspectos hemos acertado y en cuales hemos errado y tendremos que revisar en futuras pruebas. Unas enseñanzas que ahora compartimos con vosotros.
Planificación
Como os hemos dicho, lo primero y esencial es llevar un buen entrenamiento. Para este tipo de pruebas es básico contar con una excelente base aeróbica y no tanto la capacidad de ir deprisa, aunque tampoco es algo que debemos desdeñar en nuestros entrenos, ni dejar de lado el trabajo de intensidad. Cuanta mejor forma tengamos, menos sufriremos.
Otro aspecto básico es el de la biomecánica. Podemos estar perfectamente acoplados a nuestra bici para realizar 4, 5 o 6 horas, pero cuando hablamos de estar más de 10 horas pedaleando, cualquier pequeña molestia se puede convertir en un auténtico suplicio.
Labor clave en el proceso de planificación es estudiar minuciosamente el recorrido. Normalmente la organización pone el track a disposición de los participantes con suficiente antelación para ello por lo que tendremos tiempo de sobra para aprender los lugares por los que se pasa, localizar fuentes, puntos donde obtener comida o descansar, en que kilómetros se ubican los puntos de asistencia que pueda tener la organización o la localización de las dificultades orográficas o tramos que puedan ofrecer alguna dificultad técnica.
Ya en la semana previa de la prueba, también como labor de análisis del track se encuentra la tarea de comprobar la meteorología, especialmente en lo que se refiere a la incidencia del viento con el paso de las horas y saber en que lugares nos va a incidir de cara y en cuales nos va a favorecer. Para ello herramientas online como Windy para tener previsiones meteorológicas precisas basadas en varios modelos de predicción o Veloviewer que nos ofrece información detallas del recorrido de forma muy amigable, ambas habitualmente usadas por los equipos profesionales de carretera, nos ayudarán a contar con toda la información posible.
En base a esta información, por ejemplo, nosotros decidimos, acertadamente, acortar el tiempo de descanso en la zona de asistencia a mitad de recorrido para afrontar un tramo de viento frontaal aprovechando que la previsión decía que la intensidad bajaba durante la noche, o contar con ropa adecuada para las lluvias que se preveían a primera hora de la mañana.
Por último debemos incluir en la planificación todo lo referente a la nutrición, factor clave en pruebas de tanto desgaste. Qué vamos a necesitar, donde vamos a parar a avituallarnos, qué productos vamos a utilizar. Con tantas horas de bici es recomendable no fiarlo todo a barritas y geles ya que podemos acabar tremendamente saturados, claro está, si nuestra intención no es competitiva. No está de más fijar alguna parada para ingerir algo caliente y más sólido en algún punto de la ruta.
Todo el material a punto y probado
Por supuesto, ni que decir que la bicicleta ha de estar en perfecto estado de revista. Son muchas horas de pedaleo y una pequeña avería nos puede amargar mucho el recorrido. Obviamente, a la hora de elegir los componentes, evitaremos cubiertas ultraligeras con flancos delicados en favor de modelos más resistentes. Trataremos de elegir un taqueado adecuado al tipo de terreno y condiciones que vayamos a encontrar y, preferiblemente, tratando de ser generosos con el balón aunque no tanto como para que nos suponga un lastre a la hora de rodar.
Aquí nosotros lo tenemos claro y creemos, tras bastantes años probando bicis de gravel que el mejor punto de equilibrio se encuentra en la medida de 700x40c aunque, como todo, siempre es cuestión de preferencias personales. Ni que decir que el tubeless es prácticamente imprescindible para librarnos de muchos pinchazos, incluso es recomendable, para ir sobre seguro, instalar una mousse. Ante todo fiabilidad.
A continuación toca equipar la bici con lo que podamos necesitar, lo que dependerá de si nuestra intención es puramente deportiva buscando realizar el recorrido en el menor tiempo o simplemente completar la distancia planteadaa es ya en sí un reto. Tendremos que valorar si tenemos que pedalear o no de noche y la necesidad de incluir ropa extra para las bajas temperaturas que podamos encontrar durante las mismas o para la lluvia si hay previsión.
Tampoco olvidaremos el kit de repuesto que, en realidad difiere poco del que deberíamos llevar habitualmente, pudiendo incluir alguna cámara extra, algunos trozos de cubierta con los que poder solventar un eventual corte en las cubiertas y por supuesto una multiherramienta que nos permita solventar las principales averías que pudieran surgir. Tampoco está de más, con tantos kilómetros por delante, incluir un pequeño bote de lubricante para mantener la transmisión con un funcionamiento fluido.
Otros elementos útiles cuando tenemos tantas horas por delante son papel higiénico, bridas que siempre son resultonas para múltiples usos o una manta térmica de emergencia que apenas ocupa espacio y en caso de incidente o tener que descansar forzadamente en medio de la nada nos puede sacar de un apuro gordo.
Para llevarlo todo, que mejor que las bolsas de bikepacking cada vez más logradas y que apenas interfieren en la conducción de la bici. Una bolsa de manillar o tubo superior para lo que queramos tener a mano y una bolsa de sillín para elementos como la ropa extra. Si la prueba ya es de varios días plantearemos montar también una de cuadro, ya en función de las necesidades. Por supuesto, las habremos probado antes para comprobar que se adaptan perfectamente a nuestra bici y soportan bien el circular por terreno irregular.
Dispositivos electrónicos
El ciclocomputador GPS es en estas pruebas nuestro guía. O sea, tiene que ser un dispositivo de calidad y con la suficiente autonomía como para no dejarnos tirados sin saber el camino en medio de parajes desconocidos. Por suerte, los modelos actuales cada vez cuentan con mejores autonomías, aún así, podemos garantizar la duración de la batería desactivando algunas funciones que no van a ser necesarias durante la ruta como la detección de sensores que no estemos usando, seleccionando un nivel de brillo menor de la pantalla o reduciendo el tiempo que la retroiluminación permanece encendida.
En cualquier caso, no está de más incluir un cargador o algún power bank que nos permita salir del paso si no nos llega la carga.
Es muy probable en este tipo de rutas que tengamos que pedalear de noche para poder cumplir el recorrido dentro del tiempo máximo fijado. En este caso contar con unas luces de calidad es imprescindible, nuestra recomendación es que elijáis un modelo con al menos 300 lumen de intensidad y, claro está, que cuente con una amplia autonomía.
Con todo, podremos jugar con la intensidad de la luz y reducirla cuando pedaleemos por terreno sencillo, lo que nos permitirá alargar la duración de la batería. Al igual que con el ciclocomputador GPS, un powerbank y un cargador nos permitirá mayor tranquilidad en este aspecto.
Tampoco está de más incluir entre nuestro equipaje un segundo ciclocomputador y unas luces que sirvan de respaldo en caso de que fallen los principales. No olvidemos que son elementos esenciales para continuar avanzando en la ruta.
En marcha
Durante el desarrollo de estas pruebas de larga distancia la cabeza es habitualmente mucho más importante que nuestras piernas, que raramente van a ir a ritmos exigentes. De hecho, el primer factor en que nos tenemos que mentalizar, salvo que tengamos aspiraciones competitivas, será el fijar un ritmo de crucero que podamos sostener y ceñirnos estrictamente a él. Un ritmo que será conservador y que al inicio de la prueba nos puede parecer de paseo pero ya os aseguramos que, con el paso de los kilómetros, ya no os parecerá tal.
Otro aspecto básico es irnos marcando metas parciales que sean más asumibles por nuestra cabeza, algo que debería ser sencillo si hemos estudiado correctamente el recorrido. Sin embargo, no hay que ser estrictos con el plan previo y sí conviene ser flexible ante los imprevistos que puedan surgir: un tramo con más viento, o encontrar terreno embarrado o más duro que lo esperado que den al traste con nuestras previsiones iniciales.
De nuevo, tener asumido que vamos a pasar muchísimas horas sobre la bici por lo que obsesionarse con llegar sólo nos puede generar una ansiedad que de al traste con nuestras aspiraciones. Mejor tratar de disfrutar de cada tramo de la ruta e ir previsualizando en nuestra cabeza el siguiente objetivo parcial hasta que, etapita a etapita alcanzar el final de la prueba.
Especialmente complicado nos resultó lidiar con el aspecto del sueño. Pese a haber participado en otros eventos anteriores que requerían pedalear de noche, era la primera vez de enlazar una noche completa dando pedales con más de medio dia por detrás y otro buen montón de horas antes. La sensación de dormirse sobre la bici es simplemente terrible.
Preguntando a expertos en ciclismo de ultradistancia una de las recomendaciones que nos daban, ademas de haber pedaleado en esas condiciones, es el de utilizar correctamente la cafeína como nuestro aliado. Para ello tened en cuenta que si estáis acostumbrados a consumir mucho café o bebidas estimulantes, el cuerpo acaba creando tolerancia a estas sustancias por lo que su efecto es menor. Por ello es preferible, varias semanas antes de la prueba no consumir cafeína para poder aprovechar su efecto plenamente durante el evento.
Por supuesto siempre existe la posibilidad de echar una pequeña cabezada, nos hablaron de 15-20 minutos que, al parecer, resulta suficiente para lidiar con la sensación de agotamiento que nos provocaba el sueño.
Sin duda una experiencia de ciclismo totalmente distinta a la que solemos estar acostumbrados y que, pese a los momentos de miseria sufridos, os animamos a probar por lo gratificante de completar un reto de semejante calado.