Los "secretos" de Vingegaard para ganar el Tour
Ganar la carrera más importante del mundo solo está al alcance de ciclistas con unas capacidades excepcionales y exige el máximo de ellos. Piernas, cabeza, equipo, todo tiene que funcionar a la perfección durante 21 días para conseguir el preciado maillot amarillo del Tour de Francia.
Las claves de la victoria de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia
Más que de secretos, tendríamos que hablar de un conjunto de factores que sumados, ponen a un ciclista en disposición de lograr la victoria en la carrera más deseada. Evidentemente un ciclista que pretenda asaltar el Tour de Francia tiene que contar con unas cualidades excepcionales, muy por encima de las del profesional medio.
En el caso de Jonas Vingegaard, nos encontramos ante un ciclista de 25 años de 1,75 de estatura pero de tan sólo 60 kilos de peso, lo que a priori, le postula como un escalador excepcional pese a tener su origen en un país tan llano como es Dinamarca.
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Jonas Vingegaard se convirtió en ciclista profesional en el año 2016 cuando fue fichado por la escuadra continental danesa ColoQuick. Sin embargo, hasta hace apenas 3 años, cuando Jumbo-Visma lo incorporó a sus filas, aún trabajaba a media jornada en una fábrica de procesamiento de pescado.
Ya en Jumbo-Visma pudo sentirse plenamente profesional, logrando en su primer año estrenar su palmarés con una etapa en la Vuelta a Polonia. Tras está primera temporada de adaptación a la máxima categoría, no tardaría mucho en mostrar su potencia cuando, al año siguiente, le tocaba coger los galones de la escuadra neerlandesa en el Tour de Francia tras el abandono de Primoz Roglic.
Supo lidiar bien con la presión de la jefatura de filas y mostró un tremendo desparpajo, incluso poniendo en aprietos en algún momento a Tadej Pogacar para finalizar en 2ª posición en su debut en el Tour de Francia. Apenas su segunda gran vuelta tras participar en 2021 en la Vuelta a España.
En 2022, en su segunda oportunidad, ha corroborado su evolución con una inapelable victoria en el Tour de Francia en la que además se ha impuesto en las dos etapas reinas de la carrera.
El plan B
Pese a su gran puesto en el Tour de Francia 2021, Jonas Vingegaard no partía como líder de Jumbo-Visma. Esos galones recaían en Primoz Roglic. Sin embargo, muy pronto, tras la caída sufrida por el esloveno y el tiempo perdido en la 5ª etapa, se vio que la baza de la escuadra neerlandesa iba a ser Jonas Vingegaard.
Desde entonces, su equipo se volcó en él, con un trabajo inconmensurable a lo largo de las etapas, pese al caos en que se sumieron durante la disputa de la etapa del pavés, con aquel cambio de bici estrambólico donde un compañero le dio una enorme para él, luego cambió con otro compañero por una de su talla justo en el momento en que llegaba su coche de equipo y le daba la suya.
Salvo ese lunar, y las bajas producidas por el covid, Jumbo-Visma se ha mostrado como un equipo tremendamente sólido que, sin duda, le ha ahorrado muchos esfuerzos en carrera a Jonas Vingegaard.
Mención especial en la actuación de Jumbo-Visma a la gran ofensiva que fueron capaces de lanzar en las rampas del Galibier con un Primoz Roglic que, pese a las lesiones que ahora sabemos que sufría, se mostró clave para desarbolar la resistencia de Tadej Pogacar.
Aparte, han contado con el ciclista más poderoso de la carrera, un Wout Van Aert que si bien ha jugado sus cartas cuando ha tenido libertad para hacerlo, no ha dudado en ponerse el mono de trabajo para solventar algunas situaciones críticas.
Especialmente reseñable, es la labor que llevó a cabo en etapas como la del pavés, cerrando todos los huecos y dejando prácticamente en nada la renta conseguida por la ofensiva de Tadej Pogacar o su trabajo de principio a fin para llevar la carrera rápida en la jornada que finalizaba en Alpe d’Huez. Sin duda, contar con Wout Van Aert en las filas de un equipo es como tener un ciclista extra.
Solidez y cabeza
Pese al errático comienzo de la primera semana, tanto Jonas Vingegaard como su equipo supieron mantener fría la cabeza y no entrar al trapo de las constantes ofensivas de Tadej Pogacar. La táctica de no perder la carrera durante la primera semana y guardarse lo más posible para el tramo final se ha mostrado acertada.
Hasta la llegada a la Planche des Belles Filles prácticamente no habíamos visto a Jonas Vingegaard. Ese día tan sólo apareció en los últimos metros, manteniéndose a rueda de Pogacar mientras este hacía trabajar a su equipo. Trató de lograr la victoria allí y, sólo la punta de velocidad del esloveno le privó de la victoria ese día.
En realidad, Jonas Vingegaard sólo ha golpeado con fiereza un día, el de la ya histórica etapa con final en el Granon. Tanto en el macizo central como en las dos primeras etapas de Pirineos se limitó a resistir aun dando la impresión de que podía haber rematado la carrera. Una táctica arriesgada si recordamos el desenlace del Tour de Francia de 2020 cuando Primoz Roglic cedía el maillot amarillo en la crono final.
Sin embargo, el equipo tenía preparado un último golpe para la etapa reina de los Pirineos con final en Hautacam. De nuevo contando con el inestimable trabajo de Sepp Kuss y Wout Van Aert que dejaron a Jonas Vingegaard en disposición de sentenciar el Tour de Francia en las rampas del coloso pirenaico sin tener que esperar a lo que dictara la contrarreloj larga en Rocamadour.
Autoconfianza plena
Si algo nos ha llamado la atención de la forma de correr de Jonas Vingegaard durante este Tour de Francia, es la decisión a la hora de salir a cerrar los huecos ante los incontables ataques a que le ha sometido Tadej Pocagar. Además de de piernas, hacen falta unas grandes dosis de autoconfianza para salir a esos violentos cambios de ritmo con esa solvencia.
Una confianza en sus capacidades que ha tenido como efecto colateral el minar la de Tadej Pogacar que, en ningún momento del Tour de Francia se ha visto que fuera capaz de soltar de rueda al ciclista danés.
Sin embargo, tanta creencia en las capacidades propias a punto estuvo de jugarle una mala pasada a Jonas Vingegaard cuando, en la crono final, iba tan lanzado a por la victoria de etapa, pese a tener el Tour de Francia ya en sus manos, que a punto estuvo de irse al suelo en una curva.
No cabe duda que Jonas Vingegaard ha realizado un Tour de Francia sobresaliente venciendo a un rival de tremendo nivel como Tadej Pogacar. Golpeando con contundencia en los momentos precisos y sabiendo guardar fuerzas en el resto de las jornadas. En el único día calificable como malo, aquel caótico del pavés, tuvo a su ángel de la guarda Wout van Aert para dejar en nada una jornada que podría haber sido decisiva en el desenlace final.