Material necesario para tu primera prueba gravel

Gravel 30/09/22 16:30 Sergio P.

Las marchas y carreras de gravel están creciendo en popularidad. A la hora de participar llegan las dudas sobre lo que debemos llevar. Repuestos, comida, GPS, ropa… muchos son los detalles que debemos cuidar para disfrutar plenamente de la ruta y que esta no se convierta en una pesadilla al menor imprevisto.

Afronta tu primera prueba gravel con todas las garantías

Las pruebas de gravel son cada vez más habituales en el calendario ciclista. En todos los lugares encontramos cada vez mayor número de propuestas y más sugerentes para aventurarnos por los caminos a lomos de nuestra bici, desde recorridos con kilometrajes contenidos hasta auténticos retos de varios días en formato autosuficiencia.

Acertar con todo lo que debemos llevar encima para afrontarlas con garantía no resulta fácil, sobre todo porque es algo que se consigue afinar con la experiencia. A continuación, te vamos a explicar lo que nunca debes olvidar llevar para poder afrontar la prueba con totales garantías.

Pruebas cortas

En esta denominación vamos a incluir los eventos gravel de trazados más contenidos, pongamos que hasta unos 160 km podrían entrar en esta denominación. Son pruebas que prácticamente cualquier puede hacer en el día y que no van a requerir mucho más tiempo que el que empleamos en una marcha equivalente de carretera o en una maratón de MTB.

En la pruebas de gravel los recorridos no suelen estar marcados salvo puntos concretos, dejando en manos del participante y del GPS el seguir el trazado propuesto por la organización, por lo tanto, ni que decir que entre los preparativos previos se encuentra cargar la batería del ciclocomputador a tope, cargar el track de la ruta y, no menos importante, comprobar que podemos visualizarlo correctamente. En cualquier caso, no está de mas contar en nuestro teléfono móvil con alguna aplicación que nos permita también visualizar y seguir el track a modo de reserva por si nuestro ciclocomputador sufriera algún accidente o avería.

El número de horas que vamos a emplear en una prueba de este tipo no va a ser excesivo por lo que la mayoría de las baterías de los ciclocomputadores actuales deberían poder aguantar la totalidad de la ruta. Siempre podemos estirar la duración de la misma desactivando funciones como el seguimiento en vivo, bajando el brillo de la pantalla y apagando la retroiluminación, o desactivando la conexión bluetooth.

Lo siguiente a tener en cuenta son los repuestos y cómo los vamos a llevar. Una bolsita bajo el sillín con lo básico puede resultar suficiente. En ella incluiremos al menos un par de cámaras, una multiherramienta, un trozo de cubierta viejo que nos permita seguir usando las nuestras en caso de rajar un flanco, mechas para reparar tubeless, adaptador de válvula fina a gorda y que nos permita inflar en una gasolinera.

Por supuesto, no olvidaremos una pequeña bomba para inflar o, en su defecto, bombonas de CO2, aunque la primera nos de más versatilidad a lo largo de la ruta mientras que con las segundas podemos incluso volver a talonar la cubierta tubeless en caso de que se saliera de su alojamiento.

Las pruebas de gravel, aunque sean de escaso kilometraje, suelen discurrir por medio del monte, a menudo alejadas de lugares civilizados. Por ello es importante llevar un buen cargamento de barritas y geles que nos permitan ir recuperando las fuerzas gastadas, ya sea en el maillot o en una bolsa de bikepacking de las que se ubican sobre el tubo horizontal. En lo que respecta a la hidratación, un par de bidones que iremos rellenando en las fuentes que encontremos nos pueden servir.

Respecto a la ropa, no es necesario recurrir a nada distinto de lo habitual, más allá de tener en cuenta las previsiones meteorológicas a lo largo de la prueba para elegir lo más adecuado para ese día.

Más allá de los 300 kilómetros

Superar esta cifra en la distancia, en realidad todo lo que se vaya más allá de los 200, es lo que suele caracterizar a las pruebas de gravel más renombradas y exige del ciclista una preparación concienzuda y circular al amparo de la noche en algún momento del recorrido.

Aquí las cosas ya comienzan a ponerse más serias porque no estamos hablando de una ruta más sino de un auténtico reto que nos va a suponer, en el mejor de los casos, bastante más de 12 horas a lomos de nuestra máquina.

Todo lo enumerado en el apartado anterior sería necesario incluirlo también aquí con el añadido de que la duración de la batería del GPS puede convertirse en un problema, por lo que si vamos a realizar pruebas de este tipo a menudo es una características que deberíamos tener en cuenta a la hora de elegir el modelo de ciclocomputador más adecuado.

Si no estamos seguros, una alternativa es utilizar una batería auxiliar, ya sea las típicas que se comercializan para recargar los teléfonos móviles o recurrir a cosas más específicas como la propia de Garmin que se integra perfectamente en el soporte del manillar contando con conexión directa al ciclocomputador.

En lo que respecta al material de mantenimiento, no está de más incluir un pequeño bote de lubricante para mantener la transmisión en las mejores condiciones a lo largo de toda la ruta, especialmente si el día es lluvioso o tenemos que atravesar ríos o arroyos. Tampoco olvidaremos las socorridas bridas que nos permiten improvisar las reparaciones más insospechadas y una multiherramienta más completa con la que poder atender cualquier incidencia que podamos sufrir.

El tema de la comida se vuelve más complejo en este tipo de rutas y aunque suelen contar con varios avituallamientos a cargo de la organización siempre será mejor que sobre a que falte, por lo que ampliaremos el cargamento de geles y barritas. Por supuesto, algo de dinero, que nos permitirá recurrir al salvador bocadillo en cualquier localidad que atravesemos a lo largo de la ruta.

Por último está el tema de las luces, cuya elección dependerá mucho de nuestras estimaciones de tiempo y la época del año. Si nuestro afán es deportivo, con un modelo ligero que nos permita unas pocas horas de autonomía puede ser suficiente ya que será poco el tiempo que circularemos de noche. Si no estamos con tanta forma ya nos tocará recurrir a un modelo que nos permita gozar de plena visibilidad nocturna, al menos 500 lumen de intensidad cuya batería llevaremos plenamente cargada antes del inicio de la ruta.

El tema ropa cobra también otra dimensión en este tipo de recorridos ya que la temperatura va variando a lo largo del día y de los diferentes entornos que atravesemos, donde podemos pasar de estar a nivel del mar a encontrarnos en pleno terreno de montaña, en algunas regiones de manera exageradamente amplia. Por ello incluir unos manguitos y perneras y algún tipo de chaqueta va a ser importante. Ni que decir que un chaleco y un chubasquero también serán elementos con los que será interesante contar. Para cargar con todo ello, recurriremos a las socorridas bolsas de bike packing que se integran a la perfección en la bici sin penalizar el pedaleo.

Pruebas de varios días en autosuficiencia

El concepto de ultraciclismo ha encontrado un perfecto aliado en la vertiente más aventurera del gravel haciendo que pruebas como la Badlands sean el sueño de muchos de los que practican esta especialidad.

El término autosuficiencia indica precisamente eso, dependemos de nosotros y de lo que llevemos encima para completar el recorrido, por lo que, a lo enumerado hasta ahora habría que añadir redundancia que nos permita lidiar con imprevistos: otra batería auxiliar, otra luz a modo de repuesto, más comida, cargadores para el móvil, luces y ciclocomputador. Ropa para todas las condiciones.

También hay que tener en cuenta que en este tipo de recorridos es muy posible que toque pernoctar a la intemperie por lo que también tendremos que incluir un saco de dormir y una colchoneta inflable que sean ultraligeros.

La clave a la hora de elegir lo que se lleva para este tipo de pruebas es la experiencia para encontrar el equilibrio perfecto entre llevar todo lo que podamos necesitar y un peso contenido que no nos lastre en exceso. Un proceso en el que hay que errar en muchas ocasiones hasta dar con esa fina línea.

Con estas directrices os podéis hacer una idea inicial de lo que hace falta para afrontar vuestras primeras pruebas de gravel. Evidentemente, poco a poco, según ganemos experiencia, iremos afinando mucho más lo que podamos echar en falta o de lo que podamos prescindir para ahorrar peso, lo que combierte a la preparación en los días previos a estas pruebas en una aventura en sí mismo.

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