Cuál es el mejor momento para atacar en una carrera o salida en grupeta
Cuando estamos en una carrera o simplemente en esos momentos en los que nos gusta jugar a ser ciclistas ser el protagonista del movimiento definitivo no siempre es cuestión de piernas sino de saber utilizar nuestra bala en el momento preciso. Te explicamos cual es el secreto de los grandes caza etapas para ser capaces de decantar las carreras a su favor.
Atacar en el momento preciso. Cuando la inteligencia puede más que las piernas
Siempre que vemos una prueba ciclista por la tele y hay una fuga, según vemos sus integrantes rápido intuimos entre quienes se va a disputar la victoria. Y no porque sean los más fuertes, que claro está, siempre es un plus, sino porque son cierto tipo de corredores con un olfato especial para saber en qué momento exacto jugar sus bazas y aprovecharse de las circunstancias de carrera en su favor.
Esa capacidad para leer las carreras es algo innato que forma parte del los grandes ciclista, sin embargo, también es una capacidad que un ciclista ha de ir desarrollando durante su formación y que los equipos valoran muchísimo a la hora de elegir ciclistas para sus plantillas.
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A nivel de competición máster o simplemente en los piques que cada domingo surgen en la salida con nuestras respectivas grupetas también es algo que podemos aprovechar en nuestro favor. Aquí van algunos trucos para sacar el mejor partido a vuestras fuerzas.
El parón tras una serie de ataques
Hay momentos en las carreras donde comienza un carrusel de ataque tras ataque intentando cada uno de ellos ser quien se lleve el gato al agua. Sin embargo, en esta situación todo el mundo está alerta y saltan rápido para cerrar los huecos sin dejar que ningún ataque prospere. Es entonces cuando debemos tener la sangre fría de gastar lo menos posible en cerrar huecos y no entrar en esa sucesión de ataques que únicamente sirven para machacarnos las piernas.
Antes o después las piernas acaban picando y va a haber un parón. Si hemos sabido guardar ese es precisamente el momento para lanzar nuestro ataque, de forma contundente, confiando en la sorpresa. Si hemos sabido elegir el momento y las piernas nos acompañan es muy posible que logremos abrir el hueco suficiente para que nos vean en la llegada.
Tras coronar se hace más daño
Cuando llega una subida lo habitual es lanzar ataques en la misma o, cuanto menos, poner un ritmo alto que vaya seleccionando el grupo. De nuevo, ir a la contra puede ser un arma interesante ya que, a menudo, al coronar se produce un pequeño parón. Si somos capaces de subir gastando lo menos posible y tenemos las piernas suficientes para aprovechar ese parón justo al coronar será una ocasión perfecta en la que hacer daño.
Una situación a la que se puede sacar mucho más partido si es de esas subidas que al coronar no tienen inmediata bajada sino que tras ellas encontramos un tramo de falso llano en el que las diferencias pueden ser definitivas. Algo típico de, por ejemplo, las clásicas flamencas en las que sus muros a menudo tienen un tramo llano arriba o una bajada técnica en la que poder hacer diferencias.
Quien da primero da mas fuerte
Otra situación típica que se suele ver en las fugas de las carreras por etapas es cómo un ciclista ataque más lejos de lo que se podría esperar, anticipándose a la lucha que se preveía de cara a los últimos kilómetros. Una anticipación que en muchas ocasiones sirve para que todos los demás se miren, ninguno quiera gastar energías en la persecución y el fugado acabe haciendo bueno el movimiento.
Una táctica arriesgada pero que, sin embargo, suele ser la forma más habitual para ciclistas menos dotados de romper los pronósticos y decantar la carrera a su favor.
En cualquier caso, como podéis ver, las piernas no son siempre las que deciden las pruebas y eso es lo bonito del ciclismo: no siempre gana el más fuerte sino el que mejor sabe leer la carrera. Sangre fría y ahorrar fuerzas para utilizarlas en el momento preciso marcan a menudo la diferencia entre ocupar el lugar más alto del podio o ser uno más.