¿Por qué están de moda las bielas cortas?
En los últimos años la ciencia de la biomecánica ha dado un salto de gigante a la hora de lograr que el ciclista se integre mucho más en la bicicleta y el gesto de pedaleo sea óptimo. Unos conocimientos que, en algunos aspectos, chocan frontalmente con algunas creencias tradicionales del ciclismo y que incluso pueden suponer que los fabricantes tengan que modificar las medidas de sus cuadros. Si duda, uno de estos aspectos revolucionarios es el de la longitud de biela.
La biomecánica dicta sentencia: las bielas más cortas son mejores
No es raro ver, si seguís a algún biomecánico en redes sociales, escucharles protestar por las limitaciones a las que les obligan las geometrías de las bicicletas actuales. Y es que con el paso del tiempo, se ha ido imponiendo, en la búsqueda de una postura más eficiente, colocaciones más adelantadas, con el sillín más alto que permiten rotar el cuerpo del ciclista para poder ir más bajo y aerodinámico, casi como si fuera en posición de contrarreloj.
Una colocación que busca la máxima eficiencia y que es, en gran parte, causa y consecuencia del empleo de bielas más cortas. Pero ¿por qué los biomecánicos prefieren bielas más cortas, incluso para ciclistas de gran estatura?
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Tradicionalmente, la longitud de biela había estado asociada a la estatura y fortaleza del ciclista. No era extraño que los robustos clasicómanos, cercanos al 1,90 m, llegaran a montar bielas de hasta 180 mm de longitud con la creencia de que un mayor brazo de palanca les permitiría aprovechar mejor su fortaleza física. Por debajo, los livianos escaladores, que basaban su eficiencia en una pedalada ágil recurrían a bielas más cortas, normalmente no menos de 170 mm, buscando ese efecto. Algo que se hacía así, sin ni siquiera plantearse el por qué de esta decisión.
Tened en cuenta que hablamos de unas épocas en las que el conocimiento de la biomecánica se basaba principalmente en el ensayo y error, no existían medios para analizar al milímetro los movimientos del ciclista sobre la bici y los desarrollos disponibles hacían que la única opción fuera pedalear a una cadencia que hoy consideraríamos ir atrancados.
Sin embargo, con el desarrollo de la ciencia biomecánica se han empezado a analizar todos los aspectos que intervienen en el gesto del pedaleo y en cómo se activan cada uno de los grupos musculares que intervienen en aportar fuerza al pedaleo. Bien, a la hora de que los músculos, principalmente los cuadriceps y gluteos, los músculos más poderosos del cuerpo y los responsables de extender la pierna, apliquen la máxima fuerza un parámetro esencial es el ángulo de la cadera.
Cuando el ángulo de la cadera es muy cerrado, es decir, la pierna está muy flexionada hacia el pecho, la aplicación de fuerza se reduce mucho. A la par de eso tenemos que la aerodinámica cada vez es más importante por lo que se busca que el ciclista vaya colocado en una posición muy baja y agresiva. Una posición que, sin embargo, resta capacidad de aplicar fuerza. ¿Cómo hacemos entonces para tener aerodinámica y eficiencia en la pedalada? Efectivamente, el secreto está en la longitud de las bielas.
De hecho, la solución ya estaba ahí, ya que, en las bicis de contrarreloj siempre se ha buscado adelantar la posición del ciclista para poder tumbarlo más sobre el manillar y así adoptar una postura lo más aerodinámica posible. Precisamente esa es la tendencia de la biomecánica actual a la hora de buscar más eficiencia. La guinda la ponen la longitud de las bielas más cortas que consiguen que el ciclista no tenga que flexionar tanto la pierna contra el pecho ya que, al ser más cortas, la pierna sube menos.
Y, al subir menos, evitamos esa angulación en la que el músculo deja de tener capacidad de aplicar fuerza por no poder ejercer la suficiente palanca. A su vez, con unas bielas más cortas se puede subir algo el sillín para compensar la reducción y mantener una adecuada extensión de la pierna lo que, a su vez, supone poder tumbar más al ciclista, es decir, se consiguen encajar todas las piezas.
Evidentemente estas posiciones son aptas para todo el mundo y para mantener una colocación más propia de una bici de crono que de una tradicional de carretera el tono físico en los músculos estabilizadores tiene que ser alto, algo habitualmente descuidado por la mayoría de ciclistas salvo por los profesionales.
Por otro lado, encontrar bielas más cortas de 170 mm puede ser un auténtico suplicio ya que las marcas de componentes siguen fabricando pensando en el gran público y en lo que se ha hecho siempre. Algo similar ocurre con las geometrías de las bicis, con ángulos de sillín y el montaje de tijas con retraso que dificultan mucho poder colocar al ciclista en una posición alta y adelantada, la principal queja de los biomecánicos de la que hablábamos al inicio.
Sin embargo, ya sabemos la tendencia que hay en el ciclismo de carretera de copiar lo que hacen los profesionales. Cada vez más descubren los beneficios de montar bielas más cortas para aprovechar mejor sus fuerzas, cada vez vemos a más ciclistas con el sillín adelantado al límite de lo que permiten sus bicicletas así que no sería de extrañar que, poco a poco, los fabricantes comenzaran a adaptar las geometrías de sus bicicletas para adaptarse a este nuevo paradigma. De momento, no es extraño que cada vez más ofrezcan la opción de montar tija con o sin retraso.