¿Van a ponerse de moda las tijas telescópicas en carretera?
Al cruzar la línea de meta de la Milán-Sanremo en primera posición, Matej Mohoric no solo levantó los brazos al cielo, sino que también los bajó para apuntar con rabia a su bici. Y, luego, desmontó para mostrarla bien a las cámaras. Porque el esloveno era perfectamente consciente del significado que esta victoria tenía, no solo para su carrera, sino también para el mundo de los componentes y la mecánica. En todas las entrevistas, lo primero que hacía era resaltar lo mucho que le había ayudado usar una tija telescópica en su casi insensato descenso. Pero, ¿de verdad van a ponerse de moda las tijas telescópicas en carretera? Hay puntos a favor y en contra de esta innovación, así que la respuesta tiene muchos peros y aunques.
Milán-Sanremo populariza la tija telescópica en carretera
"Ya rompí el ciclismo una vez con la posición de supertuck y hoy he vuelto a romperlo. Creo que a partir de ahora todo el mundo va a empezar a usar tija telescópica", dijo el campeón esloveno al portal Cyclingnews después de la conclusión de la clásica italiana. Y, de hecho, el cambio de reglas anunciado el año pasado por la UCI respecto a las posiciones aerodinámicas tiene mucho que ver en todo esto.
El supertuck es la postura de bajada en la que el ciclista se sienta sobre el tubo superior y apoya el tronco contra el manillar para ser más aerodinámico. Aunque no se sabe a ciencia cierta quién la inventó ni cuándo, Mohoric fue quizás el primero al que se vio utilizarla, en el Mundial Sub-23 que ganó en 2013. Es decir, casi 3 años antes de que Chris Froome la pusiera de moda en el Peyresourde en el Tour 2016. Pero claro, en la conciencia colectiva se ha quedado asociada al británico.
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Desde que la UCI la prohibiera el año pasado, junto con la otra posición que consistía en colocar los antebrazos sobre el manillar, los corredores han estado buscando desesperadamente sustitutos u otra clase de avances técnicos que les permitan ser más aerodinámicos o manejar mejor la bici. De ahí los manillares ultraestrechos, por ejemplo. Y de ahí también la tija telescópica de Mohoric (por cierto, la UCI no tardó ni 24 horas en recordar en un comunicado que están permitidas desde 2014). Las virtudes de esta última solución son bien conocidas para los aficionados al mountain bike, donde la usan casi todos los ciclistas... a excepción de Mathieu Van der Poel.
En los descensos más técnicos, poder bajar la altura de la tija te da un centro de gravedad igualmente más bajo, lo que a su vez aporta mayor estabilidad y control sobre la bici. Eso es lo más importante. Pero añádasele la posibilidad de ser un poquito más aerodinámico, pues el cuerpo está menos alto. Y todo, manteniendo el culo sobre el sillín, como exigen las normas.
¿Cuánto influyó la tija telescópica en la Milán-Sanremo?
Según Matej Mohoric... mucho. En las entrevistas posteriores, el balcánico se deshizo en halagos a los partners técnicos de Bahrain Victorious, la marca de bicis Merida y la de componentes Vision, y contó sin guardarse nada cómo habían trabajado para ese día durante todo el invierno. En concreto, aseguró que él mismo no creía que la tija telescópica "fuera a suponer una gran diferencia". Pero, después, la probó entrenando: "La primera vez que la usé me quedé asombrado. De cuánto más seguro es si vas a una velocidad normal... y, si vas a tope, puedes ir un poco más rápido, claro".
Y tampoco es que ni él ni el equipo hicieran ningún esfuerzo por mantener en secreto la cosa. Al parecer, Mohoric habló con varios favoritos antes del inicio de la prueba y les contó lo que llevaba, diciéndoles incluso que, si trataban de seguirle en el descenso, sería a su cuenta y riesgo (¿quizá se tratara de su compatriota Pogacar, que se apartó de la persecución después de la segunda curva?). A lo que respondieron, siempre según su versión, riéndose y preguntándole qué iba a hacer con eso.
No desveló nada concreto a los medios de comunicación, es cierto, pero sí que pueden verse vídeos suyos de la salida en los que asegura tener "algo nuevo" en la bici, con una sonrisa pícara. Eso sí, hay que recordar que ya hablamos del mejor bajador del mundo, el sucesor natural de Vincenzo Nibali (quien, por cierto, ya usó una tija telescópica de solo 20 mm de recorrido en el Tour de 2016, sin grandes resultados). De modo que es posible que hubiera marcado diferencias incluso sin la tija telescópica.
Porque, además, como él mismo ha contado también, vive en Mónaco, y se ha pasado el invierno yendo y viniendo de Sanremo para probar la subida y la bajada decisivas del Poggio: "Lo habré hecho 3.000 veces, así que me lo conocía de memoria", declaró el de Bahrain Victorious a la web italiana Bici.pro.
La gran pregunta: ¿se pondrá de moda la tija telescópica en carretera?
En mountain bike (de donde vienen la mayoría de las innovaciones que acaban por pasar a la carretera, como los frenos de disco, sin ir más lejos), la tija telescópica ha tardado bastante en imponerse. En un principio se utilizó solo para algunas modalidades, como enduro o trail, pero ya está muy extendida en todo tipo de carreras, especialmente en XC. Y, aun así, en las menos técnicas, donde la velocidad media es más alta, lo habitual es no montarlas para ahorrar peso.
Y es que este componente tiene desventajas muy concretas, la más obvia de las cuales es que añade unos gramos que siempre resultan importantes, sobre todo en carretera. Aunque este inconveniente también es el más sencillo de solventar. El mismo Mohoric ha dicho que la mayoría de la gente sigue con una idea anticuada de lo que son las tijas telescópicas, y que en los últimos años han mejorado mucho y bajado su peso ostensiblemente.
Además, la regla de la UCI estipula que la bici completamente montada debe pesar como mínimo 6,8 kg. Pero sabemos que todas las marcas llevan un montón de años pudiendo estar muy por debajo de eso, y que en ocasiones los profesionales incluso llevan pesos para cumplir con la normativa. Así que no es difícil montar una telescópica y aun así estar en los 6,8 kg pelados. Peor solución tiene el hecho de que estas tijas suponen una desventaja en términos aerodinámicos. Y sabemos cuánto influye esto en el ciclismo actual de ganancias marginales.
Aunque seguramente el hándicap más importante que habrá para su adopción, al menos a corto plazo, será que la mayoría de los cuadros de carretera no están preparados para ellas. El propio Matej tuvo que cambiar de bici para hacerlo. La que suelen llevar él y el resto de rodadores y escaladores de Bahrain Victorious, la Merida Reacto, tiene el tubo aerodinámico, en forma de D y no redondo, por lo que no era compatible.
Por un capricho del destino, la de los sprinters y finisseurs, la Scultura, sí tiene el tubo redondo, lo que permitía instalarle una tija telescópica Fox Transfer SL Performance Elite de 327 gramos (unos 130 gramos más que su tija normal) y 50 mm de recorrido que compraron "por internet", ya que la empresa estadounidense no es uno de los proveedores oficiales del equipo. Pero la mayoría de bicis del pelotón ya cuentan con esa configuración en forma de D. Es verdad que no parece inconcebible que las compañías especializadas creen una tija telescópica aerodinámica si empieza a haber demanda. Y también que los propios fabricantes de bicis pueden intentar adaptarse.
Pero la cuestión principal es cuántas veces esto puede suponer una diferencia crucial. Desde luego, no en el día a día de las carreras de ruta, donde la aerodinámica cuenta más que el control perfecto de la bici. Milán-Sanremo, con un descenso peligroso y técnico a solo 2 km del final, es una rareza que permite explotar este tipo de avances. Quizás hay que incluir ahí también al otro monumento italiano, el Giro de Lombardía, con terroríficas bajadas como la del Muro de Sormano, donde se despeñó Remco Evenepoel. Incluso Strade Bianche, por sus curvas sobre gravilla.
Y siempre habrá alguna etapa en todas las vueltas de 3 semanas en la que algún favorito o un llegador intente liarse la manta a la cabeza bajando. Este año, tal vez veamos alguna que otra tija telescópica en la del Giro de Italia que acaba en Génova o en la de la Vuelta a España que finaliza en Bilbao, así como en las montañas asturianas. Pero, cuando metan el Joux-Plane en el Tour o el Cordal y el Angliru en la Vuelta, a lo mejor la llevan todos.
Sin embargo, es probable que se quede en un as en la manga reservado a especialistas (o todo lo contrario, a gente con miedo, como David de la Cruz o Richie Porte), y para momentos muy concretos; no algo que vaya a generalizarse y a 'romper el ciclismo', como asegura el emocionado (y lo comprendemos) Mohoric. Por cierto, ya es curioso que, con todos los bikers que hay ahora en carretera (Pidcock, Van der Poel, Stybar, Fuglsang...) haya sido él, que no tiene experiencia en esta disciplina, quien haya innovado en este sentido.